Los visigodos. Hijos de un dios furioso. José Soto Chica. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Soto Chica
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788412207996
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vivamente a Amiano Marcelino quien los definió como: «El pueblo que sobrepasa todos los límites de la crueldad».46 Los describió como un pueblo nómada, con un estilo de vida muy parecido al de los alanos indoiranios que, como el resto de los pueblos sármatas, llevaban siglos relacionándose con los romanos. Pero los hunos, aunque vivían como los alanos, no se parecían a ellos. Si los alanos eran altos, de miembros largos, pelo y piel claros, ojos redondos y a menudo azules y fieros,47 los hunos eran bajos, fornidos, de piernas cortas y arqueadas, cuellos gruesos, cabezas grandes con narices chatas y ojos rasgados y pequeños, con rostros lampiños o escasamente barbados que solían estar desfigurados por cicatrices rituales.48 Esta apariencia física fue impactante no solo para los romanos, sino también para los pueblos germanos. Y es que parece ser que los hunos fueron el primer pueblo turcomongol que apareció en Europa. Amiano Marcelino llega a compararlos con «bestias de dos pies».49 Su apariencia aterrorizaba a los europeos y sus costumbres también. El historiador recogía noticias inquietantes sobre que los hunos no usaban el fuego para cocinar la carne que ingerían, que cortaban las mejillas de sus niños al nacer, que vestían con túnicas de lino basto y sin teñir, pantalones y polainas de piel de cabra y con zamarras y mantos de pieles a medio curtir que no se quitaban hasta que se les pudrían encima y se les caían a pedazos. Noticias de «gentes extrañas» que se pasaban la vida sobre sus caballos hasta el punto de que comían y dormían sobre ellos y que, por ello, apenas si podían andar. Hombres salvajes que se cortaban el rostro con sus cuchillos cuando sus jefes morían para llorarlos con sangre y no con lágrimas. Noticias sobre hombres crueles, avariciosos, traicioneros, inconstantes, irracionales… Pero noticias que también dejaban claro que, por encima de todo, los hunos eran valientes y fieros hasta lo inimaginable.50

      ¿Cómo explicar entonces la rapidísima y avasalladora progresión de los hunos? Pues porque no era su unidad política, su organización, sino su forma de guerrear la que había desmantelado la resistencia de los alanos, greutungos y tervingios: formaciones de caballería densas pero irregulares, cargas y retiradas fingidas, uso de un promedio de diez caballos por jinete, con la consiguiente rapidez y potencia en las marchas y durante el combate, a la par que les servían de «despensa móvil», pues les proporcionaban leche de yegua, sangre y carne. A todo esto, los hunos sumaron una ventaja decisiva: el arco compuesto asimétrico o arco reflejo huno.

      Los hunos contaban en sus bandas guerreras con un número importante de jinetes armados pesadamente, pero en su mayoría los ejércitos hunos estaban constituidos por caballería ligera armada con lanza y arco. El arco compuesto asimétrico les otorgaba un poder decisivo frente a otros pueblos de jinetes como lo eran los alanos, gelones, roxolanos, yaciges, taifales e incluso, y en cierta medida, como los greutungos, y no digamos ya sobre pueblos en los que la infantería era la pieza fundamental de sus huestes como en el caso de los tervingios.