Los visigodos. Hijos de un dios furioso. José Soto Chica. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Soto Chica
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788412207996
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V se demostró muy dependiente de los federados bárbaros y, en concreto, de los godos.

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      Figura 11: Peine hallado en Cacabelos, Castro Ventosa, comarca del Bierzo, Léon. Los peines característicos de la cultura de Cherniajov aparecen distribuidos por diversos lugares de la Europa central y occidental, en particular en fortalezas y necrópolis romanas de la frontera altodanubiana, así como también en las del limes renano, que testimoniarían la presencia de guerreros godos. En el caso de este peine, dado el lugar en donde se encontró, una plaza fuerte, quizá deban asociarse a la etapa de la irrupción y ocupación de la Península por los germanos.

      Así que los godos no eran ya unos pobres y salvajes desarrapados que vagaban por las provincias balcánicas y minorasiáticas romanas en busca de botín y esclavos, sino gentes que habían incrementado su riqueza y sofisticación hasta niveles muy similares a los de la mayoría de sus vecinos romanos. Cuando en el 376, docenas de miles, quizá 200 000 godos, cruzaron el Danubio, eran gentes que es muy probable que no se hubieran reconocido en los guerreros que el jefe godo Cniva capitaneó en el año 251 o en los saqueadores godos y hérulos que incendiaron Atenas en el 269. Seguían siendo godos, desde luego, pero no los mismos godos.

      ¿Cómo se operó el cambio? A través de las invasiones, las menoscabadas invasiones del siglo III fueron su motor, como veremos a continuación.