Conocer estos tipos de teatro permitirá comprender que el mejor teatro norteamericano, sea cual sea su sello, es crítico y significativo en lo político... y por lo general es provocativo o, al menos, no sumiso. Es decir, sea de autores identificados o no con el ambiente mainstream, el mejor teatro estadounidense es el que de uno u otro modo ha puesto en crisis los supuestos tradicionales, generalmente conservadores, intolerantes y muchas veces oprobiosos, de la política y la cultura aún dominantes en Estados Unidos. Eso es lo que se transluce de la historia de los artistas escénicos norteamericanos que han hecho y siguen haciendo contacto crítico con la sensibilidad e inteligencia que los rodea, tanto dentro como fuera de su país: un esfuerzo continuo por no permitir que la idea de la "nación de lo nuevo" sea tan sólo un recipiente vacío a disposición del mejor postor —o del mayor capital publicitario—, como en muchos sentidos no ha dejado de suceder.
NOTAS
1 En Savran, "Tony", 1994, p. 26. Todas las traducciones al español de citas originalmente en inglés que se ofrecen en este volumen son de mi autoría. [regresar]
2 Recuérdese el caso de Rock Hudson y otros tantos actores gay que tuvieron, y tienen, que permanecer "en el armario" para preservar, al menos a modo de ficción, las normas de la fábrica de sueños. Asimismo, no han sido pocos los latinos que han tenido que cambiar sus nombres o los negros que se han visto obligados a asimilarse a las conductas y apariencias blancas. Todo ello se aplica, con las variantes indispensables, a las mujeres; con todo, los cambios han ido abriéndose paso, cada vez con mayor celeridad. [regresar]
3 A la par de sus frivolidades, la revista Variety, por ejemplo, suele publicar columnas especializadas en dar seguimiento, con nombres, cifras y puntuales cálculos, a la historia y las vicisitudes financieras de los espectáculos de Broadway o que intentan llegar allí. [regresar]
4 El costo total de producción de Angels in America en Broadway fue de 3 500 000 dólares, pese a que el primer presupuesto contemplaba sólo 2 200 000. Sus pérdidas ascendieron a 600 000 dólares. A la larga, esas pérdidas se compensaron, como sucede en muchos otros casos, mediante giras fuera de Nueva York. [regresar]
5 El respetable crítico conservador Stanley Kaufmann lo expresó así, en 1978: "Es hasta cierto punto una generalización, pero no del todo falso decir que el teatro contrario a Broadway ha promovido el talento a expensas de refinarlo, de modo que hoy existe un grupo de dramaturgos de más o menos 40 años —entre quienes Shepard es el mejor— que no han mejorado mucho desde que comenzaron. Tal vez sea hora de que el teatro no comercial aprenda de la idea de disciplina que sostiene el viejo y malvado teatro comercial y la aplique a sus propios fines". [regresar]
6 Robert Brustein opina que entre las formas que existen en el teatro norteamericano, sólo la comedia musical entiende algo que todas las corrientes de teatro en el mundo comprenden, salvo la del realismo occidental moderno: "El secreto de la magia escénica no reside en tratar de hipnotizar a los públicos hasta llevarlos a una ilusión de realidad sino en recordarles continuamente que están sentados en las butacas de un teatro". La comedia musical tiene la cualidad intrínseca de lograr rupturas objetivas mediante la continua irrupción de números musicales, es capaz de efectos de extrañamiento constantes y naturales: jamás ha sido teatro ilusionista pero se le fuerza a compartir el sentimentalismo y la banalidad de él. Brecht mismo reconoce esas virtudes y las explota. Quienes pugnan por un teatro no ilusionista pecarán de ceguera si no aprecian las cualidades inherentes a este género teatral. [regresar]
7 El premio Pulitzer se otorga anualmente desde 1917 a obras literarias y periodísticas de Estados Unidos conforme a una variedad de categorías, entre ellas el teatro. No debe verse, sin embargo, como un sello definitivo de calidad ni importancia, si bien en el medio teatral es generalmente respetado. En adelante se le mencionará con relativa frecuencia. En el caso de A Chorus Line vale recalcar que se otorgó a un musical, lo que no ha pasado a menudo. [regresar]
8 Véase Blumenthal y Taymor, Julie, 1995. [regresar]
9 The Lion King ha merecido la atención de sectores importantes del medio no comercial (véase Schechner, "Julie", 1999, pp. 36-55). Además de sobresalir por su imaginación, mostrada a lo largo de su trayectoria en el teatro off- y off-off-Broadway, Taymor también destaca por su incapacidad para concretar ideas críticas más allá de su expreso liberalismo, a veces ingenuo; a cualquier mexicano esto le debe resultar claro después de ver la hilarante película Frida, dirigida por ella. [regresar]
10 Por obvias razones, no se trató de las obras más representadas por las compañías del tcg. Esto siempre corresponde a alguna obra de Shakespeare (más de 140 producciones enlistadas para 2006-2007), en buena medida porque prácticamente cada estado de Estados Unidos tiene uno o varios festivales o compañías dedicadas total o parcialmente al dramaturgo inglés. En segundo lugar siempre está El cuento de navidad de Charles Dickens (más de 40 producciones enlistadas en 2006-2007). Entre las obvias razones no se debe olvidar que ninguno de los dos autores cobra regalías. [regresar]
I. EL TEATRO ANTERIOR AL SIGLO XX
Once upon a time you dressed so fine,
you threw the bums a dime in your prime.
Bob Dylan
Conforme a la opinión de un norteamericano firmemente ligado a la historia intelectual de su país, Estados Unidos es una nación única por no haber nacido de un proceso y correlación histórica, geográfica y lingüística, sino de una idea.1 Lo que Theodore H. White llama "la idea" de Estados Unidos es identificable, en términos más críticos, como una tenaz cruzada hacia "lo nuevo", misma que ese país ha sostenido, y en la que se ha sostenido, durante ya casi dos siglos y medio. Estados Unidos es el ejemplo cimero de las aspiraciones y ansiedades modernas por construir el futuro. La cultura norteamericana vive y muere en la obsesión de "lo nuevo", es una cultura de consumo no sólo en el sentido de su consumismo material, sino en cuanto a su máximo anhelo —el American dream de la autorrealización,