El teatro norteamericano: una síntesis. Alfredo Michel Modenessi. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Alfredo Michel Modenessi
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786070249792
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de "temas graves", como con The Memory of His Late Gracious Majesty George II. Filadelfia es también el sitio donde tiempo después se llevaría a cabo la primera producción profesional verdaderamente estadounidense. Antes, en 1762, el Colegio de Nueva Jersey, luego convertido en la Universidad de Princeton, hizo The Military Glory of Great Britain, alegoría cercana a la representación teatral. Hugh Henry Brackenridge, junto con Philip Freneau, "actuaron" en The Rising Glory of America, en 1771, discursos que dan evidencia de la creciente animadversión contra Inglaterra. Harvard fue, como dije, la única escuela en que se documentó una pieza dramática como tal, sin preservarla: el Gustavus Vasa de Benjamin Colman.

      Así pues, en 1767 Douglass, con su compañía importada, se hizo cargo de lo que probablemente sea la primera producción profesional de una pieza vernácula. El autor, fallecido tres años antes, se llamaba Thomas Godfrey, y a decir verdad su creación no pasa de ser una imitación de las piezas continentales, de estilo francés y de corte clacisista. El título parece decirlo todo: The Prince of Parthia, drama de aliento épico y escasos nexos con un mundo colonial a nueve años de su independencia. La primera representación tuvo lugar, como curiosidad y coincidencia, en Filadelfia. Los acontecimientos previos al inicio de la Guerra de Independencia incluyeron que el llamado Congreso Continental de 1774 recomendara que se detuvieran las representaciones escénicas "y otras formas de diversión muy caras". No fue hasta 1782, por ejemplo, que el teatro reabrió sus puertas en Baltimore, por iniciativa de un antiguo miembro de la American Theatre Company. Mercy Warren, una mujer, escribió en 1773 The Adulateur, que trataba de los hechos relativos a la masacre de Boston, pero supuestamente sucedidos en Serbia, y en 1775 The Group, sobre el gobierno de Massachusetts y sus instituciones. Ninguna de esas obras fue montada.

      Durante la guerra, Hugh Henry Brackenridge escribió The Battle of Bunker's Hill (1776), especie de testimonio sobre esa famosa batalla, una obra más bien mediocre. Empero, John Leacock escribió el más importante e interesante texto sobre la Independencia: The Fall of British Tyranny o American Liberty Triumphant, que se ocupaba de la historia entera del conflicto, desde la batalla de Lexington hasta la evacuación de Boston, con sentido del humor y tono épico. Los británicos respondieron con obras de su propio cuño en 1774 y 1775, en Filadelfia y otros lugares: en The Blockade of Boston (1775-1776) ridiculizaban a los yankis, de igual modo que en otra sátira, The Battle of Brooklyn, montada en Long Island. Se dieron, asimismo, curiosos productos híbridos, como A Dialogue between a Southern Delegate and His Spouse on His Return from the Grand Continental Congress, un anónimo de 1774, y The Patriots (1776) de Robert Munford. John Parke escribió el poema dramático Virginia en 1784, donde honraba a Washington y la pacificación. Peter Markoe imitó los modelos clásicos de oratoria en The Patriot Chief para cantar la nueva libertad.

      No obstante, fue en Nueva York donde, ya independizado el país, la compañía de Hallam montó la primera comedia con un rasgo apreciablemente autóctono: The Contrast de Royall Tyler. Se trató de un acontecimiento digno de consideración pues en primer lugar sólo habían transcurrido 11 años de la independencia, y si bien la compañía era inglesa y la obra seguía los moldes del mismo origen, su ambiente, personajes y conflicto, e incluso su tendencia satírico-moralizante y su costumbrismo carente de refinamiento, son de manera inconfundible norteamericanos. En segundo lugar, aún más inconfundiblemente norteamericano es su personaje Jonathan, el primer estereotipo estadounidense, un yanqui auténtico, con el desparpajo, jovialidad y simpleza supuestamente característicos del habitante del nuevo mundo. Tyler continuó escribiendo, al igual que su esposa Mary, pero en todos los casos con el sello de la dramaturgia inglesa. El resto del siglo XVIII transcurrió por cauces similares, con brotes de algo parecido a una cultura dramática y la inclinación por los productos importados.

      Las de la narrativa y la poesía son voces íntimas, con su propio estilo de congregación de las preocupaciones o mitos de lo norteamericano. De manera que el espacio para los grandes narradores y los grandes poetas estaba precedido de una cantidad importante de trabajo fértil. Por otro lado, la carencia de logros dramáticos no es privativa de un país en donde, de hecho, ningún resultado se había obtenido dentro de ese campo: el mundo entero cojeaba en mayor o menor medida de lo mismo. Los finales del siglo XVIII y