El teatro norteamericano: una síntesis. Alfredo Michel Modenessi. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Alfredo Michel Modenessi
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786070249792
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próximas y posteriores a la premiación. Ahora bien, la calidad de un espectáculo varía según el espectador. Para el espectador convencionalmente "serio" —sobre todo después del boom de cinefilia con raíces francesas que tuvo lugar a mediados del siglo XX— quien define qué película vale la pena ver es el director-autor. Un espectador medio elige más "a la norteamericana", se guía por los nombres de actores y actrices. Ése es el enfoque medio norteamericano respecto de las artes de la representación: el ejecutante como núcleo. La premiación a lo mejor de Hollywood tiene tres momentos especiales: las entregas de la estatuilla al mejor actor, a la mejor actriz y a la mejor película, premio que se entrega al productor. Ésas son las figuras principales, las estrellas. Y el concepto de estrella es el distintivo del mundo del espectáculo norteamericano, el obviamente llamado star system.

      La rentabilidad está en la raíz de muchos conflictos en el medio del espectáculo en Estados Unidos. Es famosa la época de los productoresdictadores a la David O. Selznick —el de Lo que el viento se llevó— capaces de hacer y deshacer cualquier concepto de los artistas partícipes en su producción para satisfacer un vigoroso criterio industrial: la taquilla. Si el teatro de todas las épocas —pero sobre todo la moderna; tenemos a Shakespeare y a los demás isabelinos para dar testimonio— ha sido una empresa de entretenimiento público con indisolubles intereses comerciales, el de Broadway ha elevado ese factor a su máxima potencia y ha hecho del productor, para bien o para mal, rector del arte escénico. Y no es para menos, dado que los costos de producción en Broadway son estratosféricos. Siendo la regla y no la excepción el que en la "tierra de la prosperidad" los negocios de todo tipo generalmente fracasan, el show business es un gran riesgo. Una mala selección en el reparto, una equivocación sobre las expectativas del público, una crítica adversa de un reseñista influyente, el capricho imprevisible, todo puede llevar a la ruina. La apariencia de prosperidad de los espectáculos de Broadway es de hecho uno de sus mayores éxitos de ilusionismo. Todo proyecto debe considerar qué público espera tener, y el público que se espera en Broadway, a su vez, ha sido educado en una corriente más o menos homogénea de teatro-espectáculo, de diversión garantizada, de nombres relevantes en marquesina, pero sobre todo de comodidad. Una comodidad que no es la de las butacas, sino la de la relación con el espectáculo. El espectador medio de Broadway es un espectador que espera no sólo en el sentido de aguardar, sino en el sentido de no estar acostumbrado a participar o contribuir con el espectáculo.

      Pero lo reiterativo no quita lo verdadero. El teatro de Broadway, con su indudable espectacularidad y calidad técnica, propicia la pasividad y el sueño. No quiero decir que sea naturalmente aburrido; de hecho, sus mejores productos, si algo tienen es que son de lo más divertido. Me refiero al concepto en el que el valor central es el American dream. El teatro de Broadway tiene por característica y amuleto el ilusionismo, cuya constante es la impresión de que lo que se presenta es una porción de la vida real, cuando tal vez sólo se trate de lugares comunes y sentimientos esquematizados. En los productos comerciales medios se tiende a crear la ilusión de que lo norteamericano se caracteriza por su caridad cristiana, heroísmo, magnanimidad y oportunidades, o por una autocrítica que termina en lo bonachón o lo engañosamente cargado de sentimentalismo (que no de sentimiento); en pocas palabras, se propicia y fomenta la autocomplacencia. En ello va un rasgo fundamental de la cultura norteamericana, tema central de su mejor teatro: la profunda brecha entre la realidad y esa ilusión.