Rompamos el silencio. María Elena Mamarian. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: María Elena Mamarian
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789871355976
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en el hogar no lo son en el ámbito social; por lo tanto, es clara la «elección» deliberada de sus víctimas.

      5 Si hay violencia, no puede haber amor en una familia. Es cierto que resulta muy difícil compatibilizar el amor con la violencia. Y de hecho, el verdadero amor no provoca daño al otro. Sin embargo, por un lado, hay que comprender el carácter cíclico que suele adoptar la violencia en la familia, por lo cual deja espacios libres para el intercambio afectuoso; por el otro, muchas veces el amor que se profesan los cónyuges no es tan saludable como debiera ser y, por efecto de la inseguridad de las personas, se torna adictivo, dependiente, posesivo, y consecuentemente proclive a la agresión.

      6 A las mujeres que son maltratadas por sus compañeros les debe gustar; de lo contrario no permanecerían en la relación. Esta es una de las creencias que más lastiman a las mujeres que padecen violencia, y muestra un alto grado de incomprensión de la problemática. Las relaciones sadomasoquistas (placer sexual que se obtiene al agredir a un miembro de la pareja y/o ser agredido por el otro) no están incluidas dentro de la definición de violencia de género ya que, en todo caso, serían un tipo de relación sexual consentida mutuamente. No habría abuso de poder de una persona sobre otra, sino una relación de paridad donde ambos eligen libremente. En cambio, la mujer que permanece en una relación abusiva por muchos años o de manera crónica, lo hace por múltiples motivos de índole emocional, social, económica, etc. Si diera a conocer su situación, seguramente experimentaría culpa y vergüenza, al mismo tiempo que miedo, impotencia y debilidad. En mujeres cristianas se suma, además, la convicción de que deben permanecer en el matrimonio a cualquier costo, además de no contar –en muchos casos- con el apoyo del entorno para cortar con la relación de maltrato.

      7 Las víctimas de maltrato a veces se lo buscan; «algo hacen para provocarlo». Las conductas de otros pueden causarnos enojo, pero de ninguna manera justifican la respuesta violenta. Esta creencia es sostenida por muchísimas personas por ignorancia y es la justificación predilecta de los victimarios. Incluso se atribuye intención de «provocación» a las víctimas de abuso sexual infantil o violación. De esta manera se echa la culpa a la víctima de la violencia y se exime de culpa al agresor. No sólo la población general se hace eco de este mito, sino también las personas encargadas de trabajar en el tema: psicólogos, policías, médicos, abogados, jueces, y hasta religiosos. Al transformar a las víctimas en «sospechosas» sólo logran aumentar su dolor y disminuir su esperanza de recibir ayuda.

      8 El abuso sexual y las violaciones ocurren en lugares peligrosos y oscuros, y el atacante es un desconocido. Este prejuicio seguramente intenta alejar el fantasma de que dentro de las familias ocurran estos hechos aberrantes e intolerables, y está al servicio de evitar que se rompa el mito de la familia como paraíso seguro. El Profesor Dr. Emilio Viano, especialista en Victimología citado más arriba, menciona que la familia, lejos de ser un santuario, un asilo o un refugio que brinde seguridad y ayuda, muchas veces puede llegar a ser una experiencia aterradora para mujeres y niños.14 Sin embargo, preferimos negar esta realidad porque no queremos que nada empañe la ilusión de la familia como espacio idílico de amor y armonía. De este modo, como sociedad, no hacemos más que cerrar los ojos y los oídos al sufrimiento de las víctimas de violencia en la familia. Veamos algunos datos con respecto al abuso sobre las mujeres, a modo de ilustración:Se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental o violencia por parte de una persona distinta a su compañero sentimental en algún momento de su vida. Sin embargo, algunos estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida.Las mujeres que han sufrido maltrato físico o sexual por parte de sus compañeros tienen más del doble de posibilidades de tener un aborto, casi el doble de posibilidades de sufrir depresión y, en algunas regiones, 1,5 veces más posibilidades de contraer el VIH, en comparación con las mujeres que no han sufrido violencia por parte de su compañero sentimental .Pese a que la disponibilidad de datos es limitada, y existe una gran diversidad en la manera en la que se cuantifica la violencia psicológica según países y culturas, las pruebas existentes reflejan índices de prevalencia altos. El 43 por ciento de mujeres de los 28 Estados Miembros de la Unión Europea ha sufrido algún tipo de violencia psicológica por parte de un compañero sentimental a lo largo de su vida.Se estima que en prácticamente la mitad de los casos de mujeres asesinadas en 2012, el autor de la agresión fue un familiar o un compañero sentimental, frente a menos del 6 por ciento de hombres asesinados ese mismo año.En 2012, un estudio realizado en Nueva Delhi reflejó que el 92 por ciento de las mujeres comunicó haber sufrido algún tipo de violencia sexual en espacios públicos a lo largo de su vida, y el 88 por ciento de mujeres comunicó haber sufrido algún tipo de acoso sexual verbal (incluidos comentarios no deseados de carácter sexual, silbidos, miradas o gestos obscenos) a lo largo de su vida.Unos 120 millones de niñas de todo el mundo (algo más de 1 de cada 10) han sufrido el coito forzado u otro tipo de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas. Con diferencia, los agresores más habituales de la violencia sexual contra niñas y muchachas son sus maridos o ex maridos, compañeros o novios.Se estima que 200 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación/ablación genital femenina en 30 países, según nuevas estimaciones publicadas en el Día Internacional de las Naciones Unidas de Tolerancia Cero para La Mutilación Genital Femenina en 2016. En gran parte de estos países, la mayoría fueron cortadas antes de los 5 años de edad.Las mujeres adultas representan prácticamente la mitad de las víctimas de trata de seres humanos detectada a nivel mundial. En conjunto, las mujeres y las niñas representan cerca del 70 por ciento, siendo las niñas dos de cada tres víctimas infantiles de la trata. Una de cada 10 mujeres de la Unión Europea declara haber sufrido ciberacoso desde la edad de los 15 años, lo que incluye haber recibido correos electrónicos o mensajes SMS no deseados, sexualmente explícitos y ofensivos, o bien intentos inapropiados y ofensivos en las redes sociales. El mayor riesgo afecta a las mujeres jóvenes de entre 18 y 29 años de edad. Se estima que 246 millones de niñas y niños sufren violencia relacionada con el entorno escolar cada año y una de cada cuatro niñas afirma que nunca se ha sentido segura utilizando los aseos escolares, según indica una encuesta sobre jóvenes realizada en cuatro regiones. El alcance y las formas de la violencia relacionada con el entorno escolar que sufren niñas y niños varían, pero las pruebas señalan que las niñas están en situación de mayor riesgo de sufrir violencia sexual, acoso y explotación. Además de las consecuencias adversas psicológicas y para la salud sexual y reproductiva que conlleva, la violencia de género relacionada con el entorno escolar es un impedimento de envergadura para lograr la escolarización universal y el derecho a la educación de las niñas.(Este último punto es interesante pero no refiere al ámbito familia.) Evaluar si se lo deja o elimina.15

      1 El maltrato emocional no es tan grave como la violencia física. Muchas mujeres preferirían ser golpeadas físicamente para dar a conocer en forma visible su situación de maltrato intrafamiliar. La violencia emocional es más difícil de detectar y probar, tanto para la víctima como para el entorno. El abuso emocional continuado tiene consecuencias nefastas sobre la salud física y emocional de la víctima tanto o más graves que las provocadas por el maltrato físico.

      2 La conducta violenta es algo innato, que pertenece a la «esencia» del ser humano. Este mito permite legitimar la violencia, concibiéndola como algo ineludible o inevitable. Pero, más allá de que ciertas características de la personalidad hagan más difícil el control de los impulsos en algunas personas, hay consenso en aceptar que la violencia es una conducta aprendida a partir de modelos familiares y sociales que la admiten como un recurso válido para resolver conflictos interpersonales o, peor aún, como el derecho que algunos miembros de la familia (hombres o adultos) ejercen sobre otros (mujeres o niños). Pensar correctamente en este aspecto es promover la esperanza cierta de un cambio. Si la violencia es una conducta aprendida, entonces puede ser reemplazada a través del aprendizaje de un nuevo modelo de respuestas no violentas. Para que esto sea posible, también deberá revisarse el sistema de creencias, sobre todo las referidas a aquellas que sostienen la superioridad de los varones sobre las mujeres (machismo), o de los adultos sobre los niños y niñas (adultocentrismo), además de otros tipos de supremacía de algunos seres humanos sobre otros.Los estudios en diversos entornos han documentado muchas normas y creencias sociales