Rompamos el silencio. María Elena Mamarian. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: María Elena Mamarian
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789871355976
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¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y a los necesitados!» (Pr 31:8-9).

      El primer propósito del libro, por lo tanto, apunta a romper el silencio, a levantar la voz, a poner una luz en la oscuridad de las relaciones violentas en la familia y promover así la esperanza de libertad y salud. En definitiva, a recuperar la dignidad perdida; esa dignidad con que Dios quiso dotarnos en su perfecta creación.

      Un segundo propósito tiene que ver con mostrar un camino alternativo y más saludable para las relaciones familiares, sobre todo en lo que hace a la relación conyugal, objetivo central del libro. La persona o familia que ha experimentado interacciones abusivas por mucho tiempo suele «naturalizar» la violencia. Lo conocido y repetido tiende a resultar natural, normal («siempre fue así», «todas las mujeres de mi familia pasaron por esto», etc.). Pero cuando llega la luz y se proponen otras opciones, las víctimas pueden comenzar a cuestionarse lo que hasta ese momento era esperable y hasta seguro. Este libro intenta anunciar que podemos y debemos pretender relaciones familiares más equitativas y dignas, y abrir así el camino a un nuevo modelo de relación que nos haga más felices y saludables. ¡Hay otro modo de ser hombres y mujeres! ¡Hay otra forma de vivir en familia!

      En este mismo sentido, esta nueva edición revisada y ampliada de Rompamos el silencio aspira, humildemente, a desafiar a la iglesia de Jesucristo, como familia de Dios, a conocer un poco más sobre la problemática de la violencia familiar y a comprometerse a vivir y enseñar a vivir las verdades divinas en cuanto a las relaciones familiares. La familia de Dios, sin ser perfecta ni estar exenta de conflictos, es el modelo de vida que Dios propone a sus hijos e hijas. Una comunidad espiritual saludable, libre de violencia, es uno de los espacios privilegiados en los que el Padre quiere que la familia humana encuentre alivio, consuelo, ánimo, tanto como la sana enseñanza que nos capacite para una mejor vida matrimonial y familiar en general. «Hermanos, también les rogamos que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos» (1 Ts 5:14).

      Es difícil mirar al futuro con nueva esperanza si no hemos cerrado debidamente las heridas del pasado. Este libro también se propone ayudar a entender cómo han sido las relaciones familiares en la propia infancia y adolescencia, reconociendo los efectos que aún siguen vigentes y curando finalmente los dolores y heridas pendientes. Sólo así es posible disponerse a transitar con libertad un camino diferente en lo que hace a las relaciones con la familia de origen y la propia, especialmente en el ámbito del matrimonio.

      Finalmente, esta publicación también quiere brindar herramientas de comprensión y acción concreta a las personas que están interesadas en ayudar a otras a liberarse de la violencia familiar pasada, presente y aun futura. A propósito de esto, cada vez me parece más urgente trabajar en la prevención del problema. Los niños y niñas, junto con los adolescentes y los jóvenes son una población vulnerable a sufrir violencia y también a reproducirla al llegar a la edad adulta, pero también están llenos de posibilidades. Trabajar con ellos desde el punto de vista de la prevención es altamente fructífero y, por ello, gratificante y esperanzador. Tomando esto en cuenta, en esta nueva edición hemos incluido más recursos para consultar e implementar.

      Seguramente al recorrer este material el lector buscará cumplir con sus propios propósitos. Esperamos que este libro le resulte útil en tal sentido y vea satisfechas sus expectativas. No pretendemos dar todas las respuestas. Tampoco las tenemos. Pero aspiramos a que sea un punto de partida para nuevas investigaciones y acciones sobre el tema. «Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús» (Flp 4:19).

      María Elena Mamarian de Partamian

      Abril de 2017

      Introducción

      La violencia familiar no es un fenómeno nuevo. Ya en los primeros relatos bíblicos del libro de Génesis encontramos referencias al tema del maltrato en el ámbito del hogar, abarcándolo en sus distintas formas, incluyendo la del asesinato. Sin embargo, sólo en las últimas décadas del siglo veinte comienza a ser objeto de estudio por parte de las diversas ramas de las ciencias humanísticas; se comienza a visualizar que, dentro de un ámbito supuestamente amoroso, protegido, seguro, hasta idílico o sagrado, como se pretende concebir a la familia, pueden darse las formas de maltrato más terribles entre sus miembros, o hacia algunos de ellos.

      La violencia familiar ha sido una especie de «oveja negra», algo secreto y soslayado, para las investigaciones y teorías psicológicas y sociológicas. Esto podría atribuirse a que, aun hoy, resulta difícil vencer la resistencia al tema que oponen las creencias sociales o culturales. Estas sostienen que la familia es como un santuario pleno de amor y cuidado para sus integrantes. Se ha preferido rodear de silencio y de prejuicios al sufrimiento y al abuso que pueden darse en el seno de una de nuestras más queridas instituciones. Esto ha impedido la toma de conciencia de que con tal actitud se ha fomentado y encubierto la comisión de delitos con total impunidad; todo ha quedado «en familia», ya que no está bien visto «secar los trapitos sucios al sol», como convenientemente indican algunos dichos vulgares.

      Más allá de ser una realidad muchas veces negada, minimizada o cuestionada en algunos sectores de la sociedad, por lo intolerable y siniestra que resulta, además de inquietante y apelativa, al fenómeno de violencia familiar se le continúa haciendo la vista gorda especialmente en nuestros ámbitos cristianos. A los prejuicios sociales en general, que nos llevan a creer que ésta no es una problemática frecuente o que sólo pasa en las poblaciones humildes, los cristianos solemos agregarle el prejuicio de pensar que esto no sucede entre el pueblo evangélico en particular. Sin embargo, estudios fidedignos revelan que el maltrato en la familia es una práctica muy extendida, y que no respeta clases sociales, nivel académico, geografía, ni tampoco religión.

      En una encuesta realizada tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos, se dieron los siguientes resultados:

      En el contexto latinoamericano también existen estudios recientes realizados en Perú y en Argentina (provincia de Córdoba) que aportan luz a la realidad del maltrato familiar en el ámbito evangélico.

      Los datos de las encuestas realizadas en Perú:

       4 de cada 10 evangélicos adultos niega la posibilidad de violencia en los hogares.

       Sin embargo, 7 de cada 10 evangélicos adultos menciona que durante los últimos tres años por lo menos una vez sufrió algún tipo de violencia en el hogar.

       4 de cada 10 varones y 6 de cada 10 mujeres sufrieron algún maltrato durante su niñez.

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