Rompamos el silencio. María Elena Mamarian. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: María Elena Mamarian
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789871355976
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único. No sólo las niñas son abusadas sexualmente, sino también los niños, dato que es menos conocido porque culturalmente es más estigmatizante y por lo tanto menos confesado por los varones adultos. Tristemente, para muchos niños, niñas y adolescentes el ámbito más inseguro y siniestro se encuentra dentro de las cuatro paredes del hogar, en lugar de ser el espacio de protección y cuidado amoroso que deberían encontrar.

      Cada hora de cada día 228 niños y principalmente niñas son explotados sexualmente en América Latina y el Caribe… La información recopilada de distintos países de la región de América Latina y el Caribe muestra que entre el 70% y el 80% de las víctimas de abuso sexual son niñas, que en la mitad de los casos los agresores viven con las víctimas y en tres cuartas partes son familiares directos. Cuando el abusador tiene las llaves de casa, la sociedad no puede permanecer indiferente.

      Cuando hablamos de abuso también tenemos que hablar del hombre que lo causa. El machismo sumado a la violencia de género, son a menudo antecedentes de la violencia contra los niños. Se necesita un movimiento de hombres que repudien esta mal llamada masculinidad y se conviertan en un factor de protección. Las niñas no son juguetes sexuales de los adultos.

      El abuso sexual sobre niños, niñas y adolescentes, lo cometen los hombres de la familia y sus allegados en una proporción abrumadora (95%), pero el maltrato físico y emocional es protagonizado tanto por los padres como por las madres. En ocasiones, los hermanos mayores también pueden tener conductas de maltrato hacia los hermanos más jóvenes, sean varones o mujeres; muchas veces con el conocimiento y aprobación de los padres. También se considera que el maltrato puede darse por acción o por omisión. Es decir, no sólo se cuentan como maltrato las acciones abusivas (golpear, insultar o abusar sexualmente de un niño/a), sino las omisiones que se cometen al no tomar en cuenta las necesidades de los chicos relativas a su salud, su educación, sus necesidades emocionales (de aceptación, de seguridad, de amor, etc.), o sus posibilidades evolutivas (por ejemplo, la excesiva exigencia de los padres en distintos aspectos). Constituye maltrato por negligencia.

      También los ancianos y los discapacitados con frecuencia sufren violencia dentro del ámbito familiar. Nos indignamos cuando sabemos de geriátricos u otras instituciones donde se maltrata a los ancianos. No obstante, la mayor parte de las veces, por acción o por omisión, se abusa de ancianos y discapacitados en el seno familiar. Además del maltrato físico, emocional y sexual, el abuso financiero suele ser muy frecuente, al apropiarse o disponer discrecionalmente de los bienes de las personas ancianas o enfermas.

      Como resulta evidente, y sin desconocer el maltrato que sufren a veces los hombres, los datos y estadísticas confiables –además de nuestra propia experiencia de campo- señalan que la población vulnerable dentro de la familia está formada por mujeres, niños, ancianos y discapacitados. Las mujeres por su género, los niños por su edad, y los ancianos y discapacitados por su situación; todos ellos están en posición de desventaja, es decir, tienen menos poder. Y para que haya maltrato, deben darse como condiciones el desequilibrio de poder y el abuso de poder. Llena de tensiones y conflictos, organizada jerárquicamente, en la familia interactúan personas de diferente género, de distintas edades y de diferente condición, dependientes unas de otras. Justamente por el distinto grado de poder que detentan sus miembros, la vida en familia resulta propicia para la aparición del abuso de poder, el cual supone una jerarquía en la cual alguien es más fuerte y alguien es más débil, alguien está por encima y alguien está por debajo. El poder no es un problema en sí mismo, ya que puede y debe usarse para ayudar a crecer al otro, protegerlo, cuidarlo, brindar condiciones de desarrollo, etc. El problema es cuando alguien abusa de su poder, amparado en condiciones de «más fuerza», sea física, emocional o financiera.

      En el Informe de la Organización Mundial de la Salud citado más arriba se afirma que

      Mitos y verdades sobre violencia familiar

      Sabemos que nuestras actitudes y acciones están determinadas, en gran parte, por lo que creemos, y que la verdad nos hace libres para actuar como debemos. Una forma de conocer la verdad sobre el tema de la violencia en la familia es despejar las mentiras, los prejuicios, las distorsiones y la ignorancia que pueden estar cegando nuestro entendimiento y, consecuentemente, nuestro accionar responsable al respecto.

      1 Los casos de violencia familiar son escasos; no representan un problema tan grave. La verdad es que, como ya mencionamos al comienzo de esta introducción, se estima que alrededor del 50% de las familias sufre o ha sufrido -en algún momento de su historia- alguna forma de violencia entre sus miembros.

      2 La violencia familiar es producto de algún tipo de enfermedad mental. Esta es una forma de justificación bastante frecuente, tendiente a minimizar la responsabilidad del agresor. Por el contrario, son a menudo las víctimas las que terminan padeciendo algún trastorno psiquiátrico —por ejemplo depresión, angustia, trastornos del sueño, etc.— como efecto del estrés crónico que padece una persona que recibe maltrato en forma persistente y continua. Sólo una proporción menor de patologías psiquiátricas cursan con agresión. En estos casos, la violencia es indiscriminada. No está dirigida intencionalmente a una sola persona ni se oculta a la mirada externa, como ocurre en la violencia familiar.

      3 La violencia familiar es un fenómeno que sólo ocurre en las clases sociales carecientes. De acuerdo con el modelo ecológico de causalidad que se mencionará más adelante, es verdad que las condiciones socioeconómicas desfavorables aumentan el riesgo del surgimiento de la violencia en la familia porque operan como factores estresantes adicionales. Sin embargo, los estudios serios sobre el tema muestran que este fenómeno se da en todas las clases sociales y en todos los niveles educativos. Lo que a veces varía son los métodos más refinados del ejercicio de la violencia en las clases sociales más favorecidas económicamente, que además cuentan con mayores recursos para mantener oculto el problema. Las personas que pertenecen a sectores populares son las que concurren comúnmente a los servicios públicos, razón por la cual los casos quedan asentados en las estadísticas y registros, y el problema resulta entonces más visible.La fantasía y los mecanismos de defensa llevan a muchas personas a asociar el crimen y la violencia con las clases más bajas, sin educación, y con los segmentos antisociales de la población. Los estereotipos dominan las creencias que muchos tienen sobre la violencia y sobre aquellos que la practican. El hecho de que muchos actos de violencia se llevan a cabo en los hogares de ciudadanos profesionales respetables es algo que es negado firmemente por la mayoría de las personas.13

      4 El consumo de alcohol es la causa de las conductas violentas. Es verdad que el consumo de alcohol y otras drogas puede favorecer