Un curso de amor. Mari Perron. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mari Perron
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935250
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y verás que esto es cierto.

      15.4 Te resulta más difícil ver que este deseo de ser especial no se limita a aquello que causaría sufrimiento a tu propia mente y a tu propio corazón. Es posible que el dirigente de algún país empobrecido provoque sufrimiento a los demás con su deseo de ser especial, pero tú no. Sí, a gran escala, puedes ver que este deseo puede causar estragos. Aun así, no crees que tu propio deseo de ser especial, o de hacer especial a otro, podría afectar a muchos, o tal vez ni siquiera a nadie. Tú sólo quieres amar a tu pareja y a tus hijos, a tus padres o a tus amigos, y estarías satisfecho con que ellos te considerasen especial y con que tú los hicieras especiales para ti. Ahí fuera, en el mundo, crees que tú eres anónimo, y que ellos también lo son. Si dentro del reducido ámbito de las personas a las que ellos aman no se les puede hacer sentir que son especiales –y que tú lo eres, junto con ellos– entonces, ¿qué sentido tiene estar aquí? Porque, de hecho, éste es el sentido que le has dado a tu vida.

      15.5 Así que, dentro de este ámbito reducido, haces lo necesario para mantener tu especialismo y el de los que forman parte de él. En función de tu cultura, lo necesario puede significar pocas cosas, o muchas, y éstas pueden ser distintas para cada persona. De este ámbito de influencia provienen tus nociones de éxito, tus ideas de qué es necesario para ser bueno, tus nociones de qué significa tratar bien a los demás. Para esta persona no serías especial si no tuvieras un aspecto determinado, y para esta otra persona no serías especial si no ganaras determinada cantidad de dinero. Para esta persona no serías especial si no le dieras determinados regalos y oportunidades. E incumplirías tu responsabilidad de hacer especial a esta otra persona si no los dieras. Realizar tan sólo un pequeño cambio en esta cultura es difícil, por no decir imposible, porque si siguieras tu propio camino y eligieras tu propia imagen, estilo de vida o actitud, podrías correr el riesgo de ser considerado especial dentro de este grupo, y las opciones que escojas podrían afectar a tu capacidad de hacer que otros se sientan especiales de la manera en que se han acostumbrado a que lo hagas.

      15.6 ¿Cuántas personas se encuentran dentro de este ámbito de influencia? ¿Veinte, cincuenta, cien? ¿Y cuántas veces es esto multiplicado por cada una de ellas? Y sin embargo, son sólo un pequeño porcentaje de las personas influenciadas por tu especialismo. En verdad, tu especialismo afecta a todo el mundo.

      15.7 Tu deseo de especialismo te convierte en esclavo de los demás y convierte a los demás en esclavos tuyos. Merma tu libertad, y sin ninguna utilidad. Pues lo que los demás opinen de ti no te hace especial, como tampoco lo que pienses o hagas por los demás los convierte en especiales. Toda noción de popularidad, éxito y competición parte de esta premisa. Toda noción de lealtad, también.

      15.8 Pues ahora nos encontramos ante uno de los ejes de tu plan para el especialismo, un eje que es imprescindible vencer si has de alcanzar el objetivo de aprendizaje fijado por este Curso. La lealtad proviene de la fe, y dónde deposites tu fe es tan determinante de tu percepción como lo es tu concepto de separación. Todo cambio parece poner en duda tu lealtad a los demás, y toda opción se escoge con esta lealtad en mente. La lealtad proviene aquí de tu fe en el miedo y en todo aquello de lo que necesitas protegerte. La pertenencia a un grupo, familia o comunidad de personas que te apoyan se considera necesaria para tu seguridad. Aunque hay muchos de vosotros que no la tenéis, lucháis por ella, y su obtención ha sido la causa de mucho sufrimiento en vuestro mundo. El construir así un frente común de apoyo contra el miedo no hace sino convertir el miedo en algo real, y la causa aparente de lealtad en algo esencial.

      15.9 Tu concepto de lealtad es lo que dificulta que te plantees retirar tus esfuerzos por poner de manifiesto el carácter especial de los demás, así como el tuyo. Hacer especial a alguien parece ser una responsabilidad que has asumido; y negarte a hacerlo especial, parece un acto de deslealtad. Además, al fin y al cabo, eres leal no sólo a tu colectivo sino a la humanidad misma. A pesar de los múltiples males que os han hecho sufrir a ti y a aquellos a los que amas, poner en duda el derecho de la humanidad a ser especial parece un acto supremo de deslealtad hacia tu propia especie. Al simple pensamiento de que podrías cambiar y ser diferente de otros de tu especie, lo llamarías un acto de traición. Dar tu lealtad a tu Padre y a los objetivos de aprendizaje que este Curso ha fijado no es sino un acto de traición contra el mundo, tal como lo conoces.

      15.10 Y efectivamente lo es. Por ello tu fe y tu lealtad han de depositarse en algo nuevo, algo digno de tu diligencia, y algo que no dejará atrás a tus hermanos y hermanas, condenados a una vida de sufrimiento y pecado.

      15.11 Todo sufrimiento y pecado es consecuencia del especialismo, por lo que éste es lo único que has de dejar atrás. Y hay una forma de hacerlo, una forma que no perjudicará a ninguno de los seres a los que amas, aun cuando traicione todo aquello que ellos aprecian. Mas, ¿qué prefieres traicionar: la verdad o la ilusión? No puedes guardar lealtad a las dos, he aquí el problema. Pues al llegar a la encrucijada, miras atrás y ves a uno al que no puedes traicionar, y a otro sin cuyo trato especial hacia ti no puedes vivir, ni puedes abandonar la esperanza de recibirlo. Así que escoges ilusión en lugar de verdad, y traicionas todo lo que eres y la esperanza que tu hermano ha depositado en ti como salvador del mundo.

      15.12 Tú, que sigues fantaseando con poder tener las dos cosas, abandona tu fantasía y date cuenta de que la verdadera decisión la tienes ante ti. No, no es fácil escoger, porque si no la decisión se habría tomado hace mucho tiempo, y habría ahorrado mucho sufrimiento y puesto fin al infierno. Pero tampoco es difícil escoger, ni es una decisión que en verdad tengas que hacer tú solo. Es imposible tomar esa decisión sin tu hermano, y de hecho es la opción sagrada de tu hermano, así como su derecho de nacimiento, y el tuyo también. Sólo necesitas estar abierto al lugar en el que el especialismo no tiene cabida, y pedir a tu hermano que escoja por ti. Pues al escoger él, tú te unes con él y con vuestro Padre. En esta opción se halla una sola Voluntad unida de gloria, que no conoce ni el especialismo ni la separación. En esta opción se halla la vida eterna.

      CAPÍTULO 16

      16.1 La gloria que sentías provenir del amor parecía que sólo podías conseguirla de una persona, y no de otra. Pero es imposible conseguir amor de alguien de la manera que tú crees. ¡El amor tiene una sola fuente! El hecho de que dicha fuente se encuentre dentro de cada uno de vosotros no la convierte en muchas fuentes, pues aun siendo muchos, todos tenéis también una única fuente. Esta fuente común no hace a nadie especial, sino a todos iguales.

      16.2 Ahora puedes preguntar por qué esto no parece ser así, y la única respuesta es porque tú no lo quieres. Percibes únicamente aquello que deseas, y tu deseo de ser especial te lleva a no ver la igualdad en ningún lugar, pues lo que es igual no puede ser especial.

      16.3 Todos conocéis al niño “conflictivo” que busca amor y atención en formas que se consideran poco apropiadas. Sabéis que este niño no es menos que ningún otro, y que lo que busca es lo mismo que todos los demás. Sin embargo, si ese niño mantiene el mismo comportamiento al hacerse mayor, lo calificáis de anormal o delincuente, y afirmáis que no es amor lo que busca, y que ahora es menos que quienes en un tiempo eran iguales a él. Aquello que es igual no cambia para convertirse en diferente. La inocencia no es reemplazada por el pecado.

      16.4 Aquello que haces con los delincuentes, te lo haces a ti mismo y a quienes afirmas amar con un amor especial. Pues no los ves en la inocencia inalterable en la que se crearon y donde permanecen, sino con los ojos del juicio. El hecho de que hayas juzgado y hallado a quienes amas buenos y dignos de tu amor no significa que tu juicio esté justificado, como tampoco lo está el juicio que condena a un cuerpo a la muerte o a la “vida” en prisión.

      16.5 Una vida en prisión y un cuerpo condenado a la muerte es lo que el juicio hace a todos aquellos que creen que lo que es igual puede convertirse en diferente. Esto es igualmente cierto tanto en el caso del amor que reservas para seres especiales, como en el caso de la condena que reservas para otros, a quienes has decidido señalar. Pues el juicio es lo que se necesita para hacer que uno sea especial, y otro no.

      16.6 Sin juicio no habría separación, pues no verías ninguna diferencia entre tú y tus hermanos y hermanas. Tu juicio comenzó contigo mismo, y fue el origen de todo