Un curso de amor. Mari Perron. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mari Perron
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935250
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de buscarlo en otro lado. Tu percepción enfoca el poder al revés y se pregunta por qué Dios ha abandonado a un pueblo tan piadoso.

      16.23 Dios no abandona a ningún pueblo; el pueblo abandona a Dios cuando cede su poder y no reivindica su derecho de nacimiento. Tu derecho de nacimiento es sencillamente el derecho de ser quien eres, y no hay nada en el mundo que tenga el poder de quitarte este derecho. Sólo puedes perderlo, cediéndolo. Y esto es lo que haces.

      16.24 Dios no quiere ningún sacrificio de ti, mas cuando cedes tu poder te conviertes en cordero de sacrificio, en una ofrenda para Dios que Dios no desea. Repasas las historias bíblicas de sacrificio, y piensas cuánta barbarie había en aquellos tiempos; y sin embargo, repites la misma historia, aunque en una forma diferente. Si un médico de talento renunciara a su poder de curar, sin duda lo considerarías un desperdicio, y sin embargo renuncias a tu poder de ser quien eres, y crees que la vida simplemente es así. Cedes tu poder y luego te inclinas ante aquellos a quienes se lo has cedido, porque no hay nada que temas más que tu propio poder.

      16.25 El origen de este miedo es el uso que has hecho de tu poder. Sabes que tu poder creó el mundo ilusorio en el que vives, por lo que piensas que otro deberá poder hacerlo mejor. Ya no confías en ti para hacer uso de tu propio poder, así que lo has olvidado y no eres consciente de cuánta importancia tiene que lo recuperes. Por muy bueno que quieras ser, seguirías yendo sumisamente por la vida, intentando cumplir las normas de Dios y del hombre, con el pensamiento de algún bien mayor en la mente. Si todo el mundo hiciera lo que quisiera, razonas, la sociedad se derrumbaría e imperaría la anarquía. Consideras que obras con justicia al decidir que si no todos pueden hacer lo que quieren, entonces tú también debes abdicar de tus deseos en aras del bien común. En consecuencia, tienes comportamientos “nobles” que no sirven para nada.

      16.26 Si no eres capaz de reivindicar al menos una pequeña cantidad de amor para tu propio Ser, entonces tampoco serás capaz de reivindicar tu poder, porque van de la mano. No existe ningún “bien común” tal como lo percibes, y no estás aquí para asegurar la continuidad de la sociedad. Podrás soltar las preocupaciones que te ocupan si en cambio dedicas tus esfuerzos al retorno del cielo y al retorno de tu propio Ser.

      CAPÍTULO 17

      17.1 Ser quien eres no es un lujo reservado para los ricos ociosos, ni para los muy pequeños, ni para los ancianos. Ser quien eres es necesario para que el universo esté completo. Sin el verdadero tú, habría un vacío en el universo, y eso sería imposible. Y sin embargo, hay un modo en el que estás ausente.

      17.2 Tiene que ver con la consciencia y con aquello de lo que eres consciente. Digamos que el espacio que ocuparías siendo tu propio Ser, lo está guardando para ti otra parte de tu consciencia que nunca lo ha abandonado. El reencuentro de estos dos seres es lo que producirá la compleción del universo y el retorno del cielo. Cuando dos se unen se puede usar correctamente aquí, al igual que en referencia a las relaciones. Tu decisión de separarte de Dios no es sino la separación de tu propio Ser, y ésta es verdaderamente la separación que es necesario sanar para llevarte de vuelta a Dios.

      17.3 Rehúyes los pensamientos de una consciencia más allá de la que percibes debido al miedo. Sin embargo, sabes que no puedes afirmar que eres consciente de todo lo que existe en el universo, y ni siquiera que conoces del todo tu propio Ser. Lo que asusta de lo desconocido es sencillamente que es desconocido. Llegar a conocer aquello que antes te era desconocido puede eliminar el miedo, si lo permites.

      17.4 Aquella consciencia de la que no eres consciente no es magia, superstición, ni locura. Sin embargo, te proteges de conocerla como si el hecho de hacerlo fuera a cambiar la naturaleza del universo mismo. Lo que cambiará es tu percepción del universo. Esto es a la vez lo que deseas y lo que temes, del mismo modo que deseas y temes conocerte.

      17.5 Hay una creencia subyacente de que ya conoces todo lo que te conviene conocer, y de que conocer más supondría que cosas que preferirías no conocer –y que por ende deben ser malas– sean las que se van a revelar. Sin embargo, todas las evidencias de tus propios pensamientos te revelarán cuán dispuesto estás a aceptar lo malo de ti y de tu mundo. Por consiguiente, esta suposición de que lo desconocido ha de ser malo no puede ser válida, incluso aplicando tus propias normas de comprobación. No obstante, estimas que lo desconocido no puede ser plenamente bueno, o digno de tu conocimiento, porque el raciocinio que usas es leal al mundo que ves. Por este motivo, ni siquiera el Cielo, al que calificarías como bueno, puede ser del todo bueno, según tu estimación. ¿Por qué no es del todo bueno? Porque lo has definido como carente de mucho de lo que has juzgado como bueno en el mundo que ahora percibes.

      17.6 Sin embargo, por tu propia voluntad has entrado en muchos estados desconocidos. Algunos os habéis casado, habéis tenido hijos, habéis consumido sustancias psicotrópicas, habéis probado hazañas físicas extenuantes, e incluso aterradoras. Pero todos sin excepción, por vuestra propia voluntad, os habéis adentrado en el estado desconocido del sueño, y habéis experimentado la pérdida de consciencia que conlleva. Todos habéis tenido la experiencia de soñar mientras estáis dormidos. Algunos tal vez afirmen que conocen todo lo que hay que conocer acerca de dormir y de soñar, estar casado, consumir drogas o tener hijos, pero ni siquiera aquellos que escucharían a los expertos lo creen.

      17.7 Cada día es una experiencia desconocida, que afrontas a pesar de todos tus intentos por prever lo que puede traer. Y sin embargo, aunque pudiera parecer que te acostumbras a este fenómeno, no es así. Sigues haciendo tus planes y clamando contra todo aquello que los obstaculiza, aun cuando sabes de antemano que tus mayores esfuerzos de organización a menudo no sirven para nada. En Un curso de milagros se pide que “recibas, en vez de planificar”, y sin embargo pocos comprendéis el sentido de esta sencilla instrucción, ni qué es lo que os dice acerca de lo desconocido.

      17.8 Lo que dice es que lo desconocido es benévolo. Lo que dice es que aquello que tú no puedas prever, puede ser previsto para ti. Lo que dice es que podrías estar recibiendo una ayuda permanente sólo por permitir que te llegue. Lo que dice es que no estás solo.

      17.9 Recibir implica que algo se está dando. Recibir implica la voluntad de aceptar lo que se da. Esta voluntad es la que no ofreces. Sin embargo, ello se debe a tu falta de comprensión acerca de la naturaleza de la creación, y se puede corregir.

      17.10 El pecado es simplemente la creencia de que no puede haber corrección. Éste es el error que se ha producido en la creación. Así es como lo imposible se ha hecho posible. Si no estuvieras tan empeñado en creer que no puede haber corrección, la corrección se habría producido. Éste es el error original, que es tan necesario corregir: tu creencia en el pecado o, en otras palabras, tu creencia de que lo que has escogido no es reversible.

      17.11 ¿Acaso no se vuelve esto evidente en los juicios en los que te apoyas y en tu forma de tratar a los delincuentes, así como a ti mismo y a tus seres queridos? Crees que hay que pagar por los errores, no una sino muchas veces, y por muy elevada que sea la cantidad a pagar, ésta sólo “paga por” lo que se ha hecho, que nunca podrá deshacerse. ¿Qué hace un pago sino adquirir algo que luego te pertenece? ¿Qué es lo que has adquirido con todos tus esfuerzos por enmendar lo que has hecho mal? Lo que has adquirido es culpa, y la guardas para ti, como un acompañante permanente y un juicio sobre ti mismo.

      17.12 ¿Entiendes ahora por qué los que juzgan no pueden entrar en el cielo? El juicio proviene de la creencia en el pecado y la irreversibilidad de todos los errores. Si no crees que puedes revertir o volver al estado en el que existías antes del error original, nunca lo harás.

      17.13 Y sin embargo, lo único que necesitas hacer es volver. Convertirte en observador de tu cuerpo te ha preparado para ello. Regresa ahora al lugar que te ha sido guardado. No has perdido “tu sitio en la fila” por haberte alejado. Te lo ha guardado el más amoroso de los hermanos, un hermano que está unido a tu propio Ser.

      17.14 En este espacio, al que puedes volver, no hay ni juicios ni miedo, por lo que es el repositorio de todo lo que ha procedido del amor. Ahí se conservan a salvo para ti todos los regalos del amor. Los regalos del amor son regalos de creación o extensión, regalos que has dado y que has recibido. Cada acto