Un curso de amor. Mari Perron. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mari Perron
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935250
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      17.15 Sin embargo, tus pensamientos se han hecho bastante duros, y se han atrincherado en la creencia de tu derecho a juzgar. Muchos habéis abandonado vuestra creencia en el pecado pero seguís aferrados a vuestra creencia en el juicio, pensando que uno es distinto del otro. No son distintos, y mientras no te des cuenta de ello, tus pensamientos seguirán basados en el miedo, por lo que el miedo seguirá siendo tu fundamento. Pues el juicio no es sino la creencia de que lo que Dios creó puede ser cambiado, y de que lo ha sido.

      17.16 El perdón, que reemplaza al juicio, ha de venir de tu corazón. Perdonar desde la lógica de la mente, y no desde la compasión de tu corazón, sólo es pensar en el perdón. Esto lo haréis muchos, e incluso decidiréis perdonar en contra de vuestro buen juicio. ¿No ves qué poco sentido tiene esto, qué poco sincero, incluso, suena?

      17.17 Sinceridad es sinónimo de plenitud de corazón, un concepto que no comprendes porque está más allá de los conceptos. Pero ahora empezamos a integrar tu aprendizaje al avanzar hacia la completitud. Para dar el primer paso hacia la completitud, sólo hay que entender esto: mente y corazón no están separados. Mente y corazón unidos forman un corazón pleno, o una plenitud de corazón. Te preguntarás entonces por qué este Curso los ha tratado como partes separadas de ti. Simplemente, porque así es como los ves, y el hecho de hacerlo así me ha permitido referirme a las funciones diferentes que les has asignado.

      17.18 Aquello que es lo mismo no puede tener funciones diferentes. Y ahora, tu mente y tu corazón deben trabajar juntos en la función unificada que hemos establecido: la de devolverte a tu identidad dentro de la creación de Dios.

      CAPÍTULO 18

      18.1 Muchos creéis que la creación de Dios incluyó la caída del paraíso que se describe en la historia bíblica de Adán y Eva, así como en las historias de la creación de muchas culturas y religiones. Al aceptar esto como la historia de la separación, incluso en términos no literales, aceptas la separación en sí. Esta historia, más que la historia de un suceso realmente acaecido, es una historia que describe el problema. No es más que la historia del nacimiento de la percepción. Y tu percepción de la caída convierte la caída en una maldición. Esta interpretación, sin embargo, no sería compatible con un Dios benévolo, ni con un universo benévolo. Esta interpretación acepta que la separación puede ocurrir; sin embargo, esto no es posible. Creer en la caída es creer en lo imposible.

      18.2 Imagina que eres parte de una cadena de cuerpos tomados de la mano, que forman un círculo alrededor del mundo. Yo estoy entre aquellos cuyas manos tomas. Todos están vinculados, aun cuando uno no tome la mano de todos los demás. Si se quitara un eslabón de la cadena, ésta ya no formaría un círculo, sino que caería, y cada extremo quedaría suspendido en el espacio. Ahora, la cadena sería una hilera que parecería ir de un sitio a otro, en vez de circundar y abarcarlo todo. La separación presupone que puedes romper la cadena. Esto es imposible, como también lo sería que yo soltara tu mano.

      18.3 Ahora imagina que esta cadena mantiene a la Tierra en su órbita. Es obvio que la caída de la Tierra de su órbita produciría consecuencias nefastas de carácter universal. Es simplemente menos obvio que tú formas parte de aquello que ha establecido y mantiene un orden universal, que formas parte de un todo que sería completamente diferente sin tu presencia, del mismo modo que el universo sería un universo completamente diferente sin la presencia de la Tierra.

      18.4 Sin embargo, esto, en realidad, es lo que crees que has hecho. Crees que has cambiado la naturaleza del universo y que has hecho posible que la vida exista por separado y aislada, sin ninguna relación, sin conexión, sin unidad con el todo. No has hecho esto. No has caído de la unidad. No has caído de Dios.

      18.5 Esta cadena que he descrito te ayuda a imaginar el lugar que tengo reservado para ti, como tú reservaste el mío cuando vine al mundo en forma física. Aunque sea sólo una ilustración, demuestra que ninguno de nosotros abandona el todo ni nos abandonamos los unos a los otros.

      18.6 Aunque se te ha enseñado que no eres tu cuerpo, te es imposible negar el cuerpo estando aquí. Sin embargo, puedes cambiar la función que le has asignado, y de esa manera cambiar su forma de funcionar. Si no lo ves como el resultado de una caída, de una maldición, como un castigo de Dios, o como tu hogar, una morada que te mantiene separado, entonces podrás empezar a verlo como lo que es: un recurso de aprendizaje que te ha dado un creador amoroso. Antes de la idea de la separación, no había necesidad de aprendizaje. Pero un creador amoroso no crea aquello que pueda tener una necesidad insatisfecha. Tan pronto como surgió la necesidad de aprendizaje, se estableció el medio perfecto para satisfacerla. Simplemente, tú no lo has visto así.

      18.7 Éste es el error originado por la percepción, antes del cual no había posibilidad de mala interpretación, porque no existía un mundo externo que percibir. Un recurso de aprendizaje, cuando no se percibe como tal, tiene pocas posibilidades de cumplir la función para la que fue creado. Pero cuando la percepción cambia, y se ve algo como lo que es, entonces no puede dejar de conseguir aquello para lo que fue creado.

      18.8 Un mundo externo no es más que una proyección que no puede sustraerte del mundo interno, en el que existes en el todo, como un eslabón en la cadena de la creación. Vuelve a imaginar esta cadena, y a tu Ser entre quienes la componen, e imagina la vida que vives ahora desarrollándose de una manera parecida a como la verías proyectada en una pantalla de cine. No has abandonado tu lugar mientras ves esta película, y percibes sus imágenes y sonidos, sus alegrías y sus tristezas. Y sin embargo, también formas parte de la proyección, y aquí es donde tu conciencia se encuentra ahora, aparentemente atrapada en la pantalla, viendo todo desde los dos ojos de quien está proyectado ahí. De nuevo, esto es lo que los ejercicios de este Curso han intentado ayudarte a ver: un mundo que puedes observar, en el que puedes aprender y del que puedes aprender, durante el tiempo que elijas aprender aquello que la idea de separación te enseñaría. Volver a elegir, elegir aprender de la unidad, es aquello para lo que este Curso te prepara.

      18.9 Aprender de la unidad requiere que la mente y el corazón estén integrados, es decir, requiere plenitud de corazón. Afrontar este aprendizaje sin esa integración no dará resultado, como tampoco lo dará la atención de una mente dividida. Nunca se insistirá demasiado en que aprendes aquello que eliges aprender. Como prueba de ello sólo hace falta observar el mundo que se creó a partir de tu deseo de aprender lo que la idea de separación te enseñaría. Cuando residías en la unidad, no podías imaginar cómo sería este mundo, como ahora tampoco puedes imaginar cómo será un mundo unido. No entendías, desde la perspectiva de la unidad, qué era aquello que pedías, ni el grado de participación que este aprendizaje requeriría. Para aprender lo que la idea de separación te enseñaría, necesitabas creer que existías en un estado separado. Así que “olvidar” que en realidad resides en unidad era un requisito de esta condición que deseabas experimentar. Entonces, esta condición se puso a tu disposición.

      18.10 Aunque esta explicación tiene pleno sentido, te resulta increíble sobre la base de tu percepción de ti mismo y el limitado alcance de poder que crees que tiene tu toma de decisiones. El único modo de hacer que lo increíble sea creíble es cambiar lo que experimentas. El estado en el que ahora existes no sólo era increíble sino también inconcebible para ti en tu estado natural. Lo que hacía falta para cambiar tu sistema de creencias era la experiencia, que es lo que también ahora hace falta.

      18.11 La experiencia de la unidad cambiará tu sistema de creencias y el de los demás, pues lo que aprendes en unidad se comparte. Sin embargo, dado que actualmente aprendes desde la separación, cada uno ha de experimentar la unidad individualmente, antes de que su sistema de creencias pueda cambiar, aun cuando lo aprendido se comparta en otro nivel.

      18.12 La percepción de niveles es una función del tiempo, y por ello parecen necesarias grandes cantidades de tiempo antes de que pueda producirse un cambio de carácter duradero. Ésta es la razón por la que los milagros ahorran tiempo, pues integran todos los niveles, colapsando el tiempo de forma transitoria. El tiempo en realidad es una medida del aprendizaje, o el “tiempo” que se requiere para que el aprendizaje pase de un nivel a otro a través de la experiencia, pues aquí el aprendizaje se