Un curso de amor. Mari Perron. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mari Perron
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935250
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a los demás en tu observación, te pido que te concentres en una sola cosa. Se trata de un ejercicio sencillo, y también ameno. Sólo requiere que te hagas una pregunta: “¿Qué es lo que ya sabes del espíritu de la persona a la que observas?”. Te asombrarás del conocimiento con el que ya cuentas, y de la alegría que te trae recordarlo.

      13.3 Éstos no son sino ejercicios de recuperación de la memoria, y cuanto más los practiques, mayor será la verdadera memoria que irás recuperando. No realices ningún esfuerzo al hacerlos, sobre todo el esfuerzo de recordar al espíritu. Sólo deja que las impresiones te vayan viniendo, y cuando te hagan sentir el impulso de sonreír, será la señal de que estás recuperando la memoria. Si al intentar recuperar el recuerdo del espíritu encuentras que se te frunce el ceño con la concentración, significará que estás haciendo un esfuerzo, y será mejor que dejes el ejercicio para otro momento. Sin embargo, si lo practicas con un mínimo de constancia, este ejercicio pronto se convertirá en algo habitual para ti, pues desearás experimentar continuamente el placer que te da.

      13.4 Aunque puede que desees expresar lo que sientes con palabras, el objetivo de este ejercicio no es poner palabras a los sentimientos, ni utilizarlas para describir al espíritu. Es mejor dejar esta experiencia sin palabras, pues, de lo contrario, pronto te encontrarás asignando determinados atributos a un espíritu y no a otro, con el único fin de diferenciarlos. El propósito de esta experiencia es demostrarte que no se pueden diferenciar, ni comparar, ni definir de la misma manera en que has definido sus cuerpos en el pasado.

      13.5 En poco tiempo descubrirás que lo que recuerdas del espíritu es amor. Al principio querrás ponerle muchos nombres, y es posible que incluso no lo reconozcas como amor, porque llegará sin toda la añoranza y tristeza con que tan a menudo lo asocias. La sensación de amor que te inunda puede sentirse como coraje en uno, y ternura en otro, y todo ello forma parte de lo que se te anima a sentir, pero se te pide simplemente que permitas que surjan los sentimientos, y al hacerlo que te des cuenta de que, aunque no habrá dos espíritus que parezcan idénticos, tampoco son “diferentes”. El amor que te llega de cada uno te llenará de felicidad porque ya está completo y no necesita nada, por lo que no hay ningún sentimiento de añoranza, ni tristeza de ninguna clase. Al estar completo, no te pedirá nada, sino que parecerá darte una calurosa bienvenida, como si fueses un amigo largo tiempo perdido que regresa al hogar.

      13.6 Y así es. Ésta es la nueva “prueba” que, aunque no sea científica ni verificable, te proporcionará la evidencia que buscas para confirmar la verdad de lo que aquí se te está diciendo. Lo único que tienes que hacer para recoger esta nueva prueba es confiar en tu propio corazón. ¿Estás dispuesto a creer aquello que tu corazón te quiere decir?

      13.7 Este ejercicio no debe llevarte ningún tiempo, ni hacerte perder el ritmo, ni interrumpir el hilo de tu conversación. Lo único que te pide es que tomes conciencia del espíritu y permitas que dicha conciencia permanezca en ti. Si sientes resistencia a practicar este ejercicio, recuerda que ya sabes que eres más que tu cuerpo, y pregúntate si tiene algún sentido dejar de hacer todo lo que puedas para ser más consciente de aquel “plus” que sabes que eres.

      13.8 Aunque al principio no te darás cuenta, porque no tienes experiencia sino sólo el recuerdo de sentirte de ese modo, con el tiempo descubrirás que los recuerdos que te llegan del espíritu de los demás incluyen recuerdos que son tuyos, recuerdos que son de tu propio Ser. Pues no existe espíritu que no sea parte de ti, o tú de él. Si te encuentras distraído por estos recuerdos, no los apartes como si fueran interrupciones al quehacer de tu día. Ten en cuenta que todo aquello que te distrae del pequeño yo que crees que eres bien merece los minutos que dediques a contemplarlo.

      13.9 ¿Qué otras objeciones puedes tener, cuando no te pedimos que sigas ninguna instrucción que no sea la de tu propio Ser? Invitamos a que vuelva aquello que ya sabes, y dejamos que tu verdadero Ser te guíe suavemente de regreso adonde quieres estar, y donde ya estás, en verdad.

      13.10 Tu ego opondrá una fuerte resistencia a tus intentos de escuchar tu corazón. Dirá que éstos son tonterías, una pérdida de tiempo que podría dedicarse a cosas mejores. Sin embargo, no se requiere tiempo, ni dinero, ni el empleo de ninguna otra cosa que valores. Y no existe ni la más mínima posibilidad de que quedes en ridículo al hacer lo que se te pide.

      13.11 ¿Se podrán hacer añicos algunas de tus nociones preconcebidas sobre los demás y sobre ti mismo? Eso sí, y con razón. Con alegría las dejarás ir y, si confías en ti, todas las pruebas que has ido acumulando a lo largo de tu vida en contra de tu hermano, también se irán.

      13.12 Al principio te resultará difícil aceptar la inocencia y la impecabilidad de los demás y de ti mismo, pues tus recuerdos no contendrán ningún indicio de fechorías, errores ni equivocaciones del pasado. Nadie habrá causado ningún daño, ni a ti ni a los demás. No habrá motivos de culpa en estos recuerdos. En ellos no existen ni vergüenza ni temor, ni resentimientos de ninguna clase. Pues aquí el perdón ya se ha consumado, y cuando recuperes el recuerdo del perdón, ¿acaso puede el recuerdo de tu Padre o de tu propio Ser estar muy lejos?

      CAPÍTULO 14

      14.1 El propósito de la vida que compartes aquí con tus hermanos y hermanas ha sido desafiar la creación de Dios. Ahora vuestro propósito unido debe transformarse en el de recordar quiénes sois dentro de la creación de Dios, y no en el mundo que habéis construido. Con que dediques sólo un minuto a pensar en esto, empezarás a darte cuenta de la enorme diferencia que existe entre estos dos propósitos.

      14.2 ¿Acaso no es verdad que has convertido la creación en tu enemiga? ¿Te sientes parte de ella y uno con todo lo que contiene? Si no es así, te has convertido en el enemigo de la creación. Pretendes ser diferente del resto, y con este propósito proclamas que una parte de la creación es mejor que otra. De esta forma, pretendes fragmentar la creación, del mismo modo que has fragmentado tu propio ser. Y desde la posición ventajosa que has establecido en la que te ves como el epítome de la creación de Dios, consideras que al resto de la creación le corresponde servir tus fines. Y dado de que tu fin o meta es la separación y ser diferente del resto, ésta es la meta a la que quieres que la creación se someta, una meta imposible de alcanzar, como imposible es también tu separación de lo que crees diferente de ti.

      14.3 No puedes abrigar sentimientos de superioridad sin crearte enemigos. Lo mismo ocurre cuando te sientes inferior, y en todo momento buscas ubicarte en uno u otro de estos extremos. Y todo este esfuerzo y conflicto surge sólo porque insistes en estar separado. Es inevitable que estés en guerra con aquel que es tu enemigo. Ahí donde hay guerra no puede haber paz. La guerra no implica solamente la existencia de actividad externa. La actividad externa no es sino el efecto de una causa que sigue siendo interna, y toda guerra no es más que una guerra contra ti mismo.

      14.4 ¿Acaso no ves el modo en que tu noción del cielo como algo que sólo se alcanza después de la muerte se adapta a tu meta de separación? Si tu creencia en el cielo fuera cierta, tu desafío a la creación sería real, y sólo tu muerte demostraría quién es el vencedor. Pues si después de la muerte tu Dios creador te concediera un paraíso ajeno a este mundo, un lugar separado para honrarte como alguien especial y separado de todo lo demás que Él creó, entonces serías reivindicado, y se convertiría en santo el propósito de tu guerra. Se demostraría que tú tenías razón y que la creación estaba equivocada.

      14.5 ¿Tendría sentido esto? ¿Qué creador crearía un mundo en el cual, el máximo logro de la vida fuera abandonar dicho mundo para tener vida? ¿Qué creador crearía un mundo que no estuviera destinado a existir en armonía? Armonía es vida. ¿Qué creador crearía una vida transitoria y reservaría la vida eterna como recompensa por la muerte?

      14.6 Si eres capaz de ver el sinsentido de semejante creador y creación, y aun así seguir creyendo en ellos, entonces debes creer en un dios que está loco. Tú, que te enorgulleces de tu raciocinio y sentido de lo práctico, piensa si una creación así podría contener razón alguna. Entonces, ¿por qué crees en ella?

      14.7 Tú, que has hecho un dios del raciocinio y el intelecto, reflexiona ahora con detenimiento sobre