El doctor Stone comprendió que es necesario suministrar dosis altas de vitamina C a intervalos cortos. Las dosis masivas descritas son típicas en aquellos que informan de éxitos en el tratamiento de la enfermedad.[65] Contaba también que el médico del paciente realizó unos análisis de ascorbato que resultaron en los mayores niveles en sangre que hubiera visto nunca: ¡35 mg por ciento! La así llamada población normal tiene un promedio de 1 mg por ciento o menos, y el umbral renal es del 1,4 por ciento. El doctor Stone afirmó que «me gustaría ver un programa de ascorbato intensivo que se empezara en pacientes terminales de cáncer y utilizara dosis en los intervalos que se ha averiguado que mantienen el cáncer bajo control. Puesto que esos pacientes ‘‘terminales’’ ya han sido desahuciados por la medicina ortodoxa, no tienen nada que perder excepto su mala salud».
El nivel sanguíneo que describe el doctor Stone para el umbral renal (1,4 mg por ciento) corresponde a un nivel en sangre de unos 80 µM/L, que ha sido confirmado después por los resultados de los Institutos Nacionales de Salud.[66] Este es el nivel de referencia mínimo que el cuerpo retiene para prevenir el escorbuto agudo.[67] El nivel del 35 % corresponde a una cantidad veinticinco veces mayor (1.980 µM/L), mucho más elevada que los valores máximos que se declaran en personas sanas. El informe inicial del doctor Stone sobre los beneficios que reportan dosis de ascorbato de 80-150 g al día para un paciente de cáncer es sorprendente; su descubrimiento de niveles tan altos de ascorbato por dosis orales medido en sangre es asombroso.
En mayo de 1984, el doctor Stone se disponía a acudir a una reunión de la Sociedad Médica Ortomolecular y la Academia de Psiquiatría Ortomolecular en Los Ángeles, en la que iba a recibir el Premio Linus Pauling como distinción a sus logros. Desgraciadamente murió la noche anterior, muy probablemente de un ataque cardíaco. En sus setenta y siete años de inmensamente productiva vida, Irwin Stone, a partir del trabajo del doctor Szent-Györgyi, edificó los fundamentos teóricos y prácticos de la medicina ortomolecular. Como ocurre a menudo, se pasa por alto a tales pioneros y el doctor Stone murió unas pocas horas antes de recibir un poco del reconocimiento que merecía.
Frederick R. Klenner
El doctor Frederick R. Klenner (1907–1984) nació en Pensilvania y llevó a cabo sus estudios universitarios y su licenciatura en Biología en las universidades de St. Vincent y St. Francis. Consiguió su doctorado en Medicina en la Universidad Duke en 1936. Tres años después, a continuación de su época de residente médico hospitalario, comenzó su práctica privada en Reidsville, Carolina del Norte, donde vivió el resto de su vida.
En 1946, el doctor Klenner ayudó a traer al mundo a los cuatrillizos Fultz, los primeros cuatrillizos que sobrevivieron en los estados del sur de Estados Unidos. Antes del advenimiento de los fármacos para la fertilidad, este nacimiento fue lo bastante insólito como para que la Universal Pictures enviase un equipo de rodaje. El hospital Annie Penn, donde nacieron, tenía pocas instalaciones modernas y estaba mal equipado para los partos múltiples. En lugar de incubadora, el doctor Klenner utilizó mantas de gasa y puso a los niños juntos para que compartieran el calor corporal. Hay que decir que nacieron bajo un régimen alto en vitamina C, lo que pudo haber contribuido a su supervivencia. La madre, Ann Marie, era sordomuda, vivía en una granja de aparceros sin agua corriente y ya tenía otros seis hijos.
Siguiendo la tradición de los científicos médicos primitivos, el doctor Klenner experimentaba frecuentemente en sí mismo con grandes dosis de vitamina C. Su especialidad eran las afecciones del pecho, lo que le llevó a interesarse en el ácido ascórbico contra los virus. En 1948 publicó su primer artículo sobre la vitamina C y su uso en el tratamiento de enfermedades víricas. Justo un año después, presentó un artículo a la Asociación Médica Americana en el que detallaba la curación completa de seis pacientes de polio, para la que utilizó ascorbato sódico por vía intravenosa y suplementos por vía oral.
Las dosis de ascorbato del doctor Klenner eran masivas, de hasta 300 g al día. Publicó una serie de artículos que abarcaban el empleo de la vitamina C en el tratamiento de más de treinta enfermedades. Según él, los efectos de la vitamina C eran tan universales y llamativos que, cualquiera que fuera la enfermedad, la primera respuesta de los médicos debería ser suministrar vitamina C. El doctor Klenner se pasó cuarenta años utilizándola en el tratamiento de numerosas enfermedades graves, como la neumonía, el herpes, la mononucleosis, la hepatitis, la esclerosis múltiple, determinadas dolencias infantiles, las fiebres y la encefalitis. Los pacientes y los médicos ortodoxos se asombran a menudo cuando saben que prescribía 1.000 mg por kilo de peso al día.
Uno solamente puede especular sobre cuánto sufrimiento se podría haber evitado si los facultativos de la década de 1950 le hubieran escuchado. Sin embargo, el doctor Klenner inspiró a Linus Pauling y a Irwin Stone a desarrollar la investigación sobre los amplios beneficios de la vitamina C.
El legado del doctor Klenner
Los artículos médicos del doctor Klenner, algunos fechados en la década de los cuarenta, suponen una contribución espectacular a nuestro conocimiento de la vitamina C como medicina.[68] Incluso hoy, los efectos antibióticos y antivíricos de dosis masivas de vitamina C se quedan en gran medida sin valorar y sin explorar por los profesionales médicos. Gran parte del conocimiento que tenemos en esta área tuvo su origen en el doctor Klenner, cuya vida fue tan azarosa como un melodrama de Hollywood. Su trabajo es asombroso, y su naturaleza puede valorarse por la respuesta del doctor Tom Levy en su libro La vitamina C, las enfermedades infecciosas y las toxinas: curando lo incurable:
Cuando me encontré por primera vez con el trabajo de Klenner en los pacientes de polio, me quedé absolutamente maravillado, e incluso un poco sobrecogido, con lo que leí… Saber que la polio había sido curada fácilmente y que tantos bebés, niños y algunos adultos siguen muriendo o sobreviven permanentemente paralíticos por el virus era extremadamente difícil de aceptar… De manera aún más increíble, Klenner presentó brevemente un resumen de su trabajo sobre la polio en la sesión anual de la Asociación Médica Americana el 10 de junio de 1940 en Atlantic City, Nueva Jersey: «Resultaría interesante saber cómo se trató la poliomielitis en Reidsville, Carolina del Norte, durante la epidemia de 1948. Durante los pasados siete años, las infecciones por el virus se trataron y curaron en un período de setenta y dos horas con el empleo de inyecciones masivas y frecuentes de ácido ascórbico, o vitamina C. Creo que si se suministra vitamina C en estas dosis masivas – entre 6.000 y 20.000 mg en un período de veinticuatro horas— a estos pacientes de poliomielitis, ninguno quedará paralizado y ya no habrá más lisiados ni más epidemias de poliomielitis».[69]
El doctor Klenner describió una cura para lo que se podía decir que era la enfermedad infecciosa más temida por los padres en el mundo industrializado. Curiosamente, no hubo respuesta de los facultativos que acudieron a la reunión de la asociación. Aunque la comunidad médica le ignoró, su trabajo recibió alguna aceptación en los medios de comunicación locales. Flontina Miller, periodista del Greensboro Daily News, escribió:
El doctor Klenner recuerda haber utilizado el ascorbato en un hombre que estaba muy cerca de morir por causa de una neumonía vírica grave, pero que no quería ingresar en el hospital: «Acudí a su casa y le administré una gran inyección de cinco gramos de vitamina C. Cuando volví después aquel día, su temperatura había descendido un grado y medio y estaba sentado en el borde de la cama, comiendo. Le puse otra inyección de cinco gramos de vitamina C y seguí con esa dosificación durante tres días, cuatro veces al día. Se recuperó. Entonces me dije: ‘‘¡Bien, esto está funcionando!’’».