Y así procede el juicio. El caso ha sido expuesto plenamente; y ahora, no es de extrañar que el oprimido peticionario levante su voz pidiendo justicia, como leemos en el versículo siguiente.
C. H. SPURGEON
Dice en su corazón: Dios se ha olvidado. ¿No es absurdo olvidarse de los pecados cometidos en el pasado? Los pecados antiguos, olvidados por los hombres, pasan a formar parte de una memoria infinita. El tiempo no puede borrar algo que es conocido y ha sido registrado desde el principio. ¿Por qué habrían de borrarse si había constancia de ellos desde la eternidad, antes que se cometieran, antes de que el transgresor naciera? Amalec tuvo que pagar en época de Saúl su actitud contra Israel cuando subía de Egipto, a pesar de que en época de Saúl la generación que cometió tal error ya eran todos ceniza en sus tumbas.123 Los pecados antiguos permanecen registrados en un libro que se encuentra siempre delante de Dios; y no tan solo nuestros pecados, sino también los pecados de nuestros padres, que serán retribuidos a su posteridad: “He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres”.124 Por tanto, ¡qué insensatez tan grande es pasar por alto los pecados de la generación que nos ha precedido! Aunque no tengamos constancia completa de todos ellos, ¿creemos que Dios los ha olvidado? Los pecados permanecen vigentes para Dios hasta su total resolución, como hacen los hombres con las obligaciones de deuda: “Cerrada en saco está la maldad de Efraín; su pecado está guardado en lugar seguro”.125 Así como Dios conoce todas las cosas antes de que sucedan, así también recuerda indefinidamente todos los actos que se han cometido. Afirmar que Dios olvida nuestros pecados cometidos en el pasado es como afirmar que Dios no conoce qué ha de suceder en el universo hasta su final y que ha olvidado todo lo que ha sucedido desde su comienzo.
STEPHEN CHARNOCK [1628-1680]
“The Existence and Attributes of God”, 1682
Tiene tapado su rostro; nunca lo verá. ¡Cuántos hay que con la lengua confiesan que Dios ve todas las cosas, mientras en su corazón piensan «Dios no lo ve»! El corazón tiene lengua propia, como la cabeza, pero rara vez hablan ambas el mismo idioma; la lengua de la cabeza confiesa que: “No hay cosa creada que esté oculta de su vista; antes bien todas las cosas están desnudas y descubiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”,126 mientras la lengua del corazón la contradice: “tiene tapado su rostro y nunca lo verá”. Y así, los impíos, como dice el profeta: “cavan muy hondo para esconder sus planes al Señor, y realizan sus obras en tinieblas”,127 con la esperanza de ocultarlas de la mirada divina. Pero todas sus excavaciones son inútiles, pues: “¿Acaso ha de reputarse la arcilla como el que la moldea? ¿Acaso dirá la obra de su hacedor: no me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: no entiende el oficio?”.128
JOSEPH CARYL [1602-1673]
Dice en su corazón: Dios se ha olvidado; tiene tapado su rostro; nunca lo verá. Este pensamiento se identifica como la raíz pecado en muchos lugares de la Escritura, “le ha vuelto la espalda al mundo”. Los impíos justifican así la persecución de los pobres descrita en los versículos 9 y 10 de este salmo. Pues no hay pecado que no parta y se nutra de esta amarga raíz. Si desechamos idea de la omnisciencia divina en una sola noche crecen la ambición, la codicia, la desconfianza, la impaciencia, el abandono de la fe, y todas las demás calabaceras amargas.129 A partir de este razonamiento, la iniquidad fabrica argumentos con los que alentarse. Por tanto, nada mejor para expulsar la iniquidad del corazón y desalentar la corrupción rampante, que una firme creencia en el hecho demostrado que Dios se ocupa de los asuntos humanos.
STEPHEN CHARNOCK [1628-1680]
“Discourses upon the Existence and Attributes of God. The Divine Providence”, 1682
Dice en su corazón: Dios se ha olvidado; tiene tapado su rostro; nunca lo verá. Como afirma el sabio predicador: “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia contra las malas acciones, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal”.130 Al demorar Dios el castigo, los hombres demoran su arrepentimiento; no les golpea la espalda con la vara de corrección, y ellos no se golpean el muslo en humillación.131 El pecador concluye: “Dios me ha tolerado todo este tiempo, ha mostrado paciencia infinita, así que lo más probable es que nunca me va a castigar”. “Dice en su corazón: Dios se ha olvidado”. Ciertamente, en razón de su paciencia infinita, de su naturaleza benevolente y perdonadora, Dios aplaza sus juicios y demora por largo tiempo la ejecución de las sentencias;132 pero ello no implica en absoluto que no esté dispuesto a castigar. La abeja, por naturaleza, da miel; pero cuando se enoja clava el aguijón. El Señor desea que todos los hombres hagan las paces con él; pero pisotea a los que abusan y se burlan de él.133 Dios no actúa como el acreedor apresurado, que requiere de inmediato la ejecución de la deuda, sino que concede plazo para el pago; no tan solo es piadoso, sino que “espera para tener piedad”;134 con su paciencia trata de sobornar a los pecadores y traerlos al arrepentimiento; ¡pero ay! ¡cuánto abusan los hombres de esa paciencia! Cuanto más alarga Dios el canal de su ira,135 más alargan los pecadores el conducto de sus lágrimas; hasta que finalmente la ira de Dios estalla.
THOMAS WATSON [1620-1686]
“The Beatitudes”, 1660
Dice en su corazón: Dios se ha olvidado; tiene tapado su rostro; nunca lo verá. Como Dios tolera sus pecados, ellos continúan provocándolo. Él alarga sus vidas para que puedan arrepentirse, y ellos aumentan sus lujurias. Actúan como un necio dispuesto a quebrarse todos los huesos del cuerpo solo porque hay un cirujano capaz de recomponerlos (…) La justicia divina parece parpadear, y ellos la suponen ciega; como el castigo se demora, imaginan que no lo habrá; porque no les reprende los pecados de inmediato, suponen que los aprueba. Pero sabed que la flecha silenciosa puede ser tan mortal como el cañón que ruge con estruendo. Y aunque la paciencia de Dios es dilatada, no es eterna.
WILLIAM SECKER [¿?-1681]
“The Nonsuch Professor”, 1660
Vers. 11, 12, 13. El ateo niega que Dios intervenga en los asuntos terrenales: “Hasta dicen: «¿Cómo puede Dios saberlo? ¿Acaso el Altísimo tiene entendimiento?»”,136 y así lo mutila: sin el ojo de su providencia o el brazo de su poder, limita su acción, con mucho, a cuestiones por encima de las nubes. Más todo el que se atreve a confinar al Rey de los cielos, al cabo de poco busca deponerlo, y acaba finalmente negando su existencia.
THOMAS FULLER [1608-1661]
“The Cause and Cure of a Wounded Conscience”, 1647
Vers. 12. Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano; no te olvides de los pobres. [Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano; no te olvides de los pobres. RVR] [Levántate, oh Señor; alza, oh Dios, tu mano. No te olvides de los pobres. LBLA] [¡Levántate, oh YHVH! ¡Oh Elohim, alza tu mano, y no te olvides del humilde! BTX] [¡Levántate, Señor! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo!¡No te olvides de los indefensos! NVI] ¡Ponte, Señor, en acción!¡Muestra, oh Dios, tu poder! No olvides a los humildes. BLP] [¡Levántate, oh Señor! ¡Castiga a los malvados, oh Dios! ¡No te olvides de los indefensos! NTV]
Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano;137 no te olvides de los humildes. ¡Qué osada la fe al dirigirse a Dios! Y a pesar de ello, cuánta incredulidad se mezcla con nuestra confianza más sólida. Por un lado, desata al Señor sin temor para que se alce y levante su mano; pero a la vez implora con timidez que no se olvide de los humildes. ¡Como si Jehová pudiera olvidarse jamás de sus santos!