El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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una décima parte de la perfidia de tan siniestros personajes.

      C. H. SPURGEON CITANDO a JOHN BALE [1495-1563]

      “Examination of Anne Askew”, Parker Society’s Publications, 1849

      Vers. 8. Se sienta en acecho cerca de las aldeas; en escondrijos mata al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido. [Se sienta en acecho cerca de las aldeas; para matar a escondidas al inocente. sus ojos están acechando al desvalido. RVR] [Se sienta al acecho en las aldeas, en los escondrijos mata al inocente; sus ojos espían al desvalido. LBLA] [Se sienta al acecho, cerca de las aldeas, en escondrijos asesina al inocente. BTX] [Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. NVI] [Se aposta al acecho junto a los poblados, a escondidas mata al inocente, sus ojos espían al desvalido. BLP] [Se esconden en emboscada en las aldeas, a la espera para matar a gente inocente; siempre buscan víctimas indefensas. NTV]

      A pesar de su jactancia, este personaje miserable parece ser tan cobarde como cruel, pues: “Se sienta al acecho en las aldeas, en los escondrijos mata al inocente; sus ojos espían al desvalido”. Actúa como el bandolero, que cae por sorpresa sobre el viajero desprevenido en un tramo desolado del camino. Siempre hay al acecho malas personas que espían a los santos. Esta es tierra de ladrones y bandoleros, viajemos bien armados,92 pues detrás de cada arbusto puede estar oculto un enemigo. Por todas partes hay trampas puestas para que caigamos en ellas, y adversarios sedientos de nuestra sangre. Los hay que se sientan en nuestra mesa, y los hay al otro lado del mar.93 Nunca estamos a salvo, excepto cuando estamos con el Señor.

      C. H. SPURGEON

      Se sienta en acecho cerca de las aldeas. Los bandidos del desierto acechan escondidos entre las dunas de arena, cual lobos hambrientos, saltan súbitamente sobre el caminante solitario, le roban todas sus posesiones y desaparecen de nuevo entre las dunas, donde no se les puede perseguir. Nuestros amigos son precavidos y no nos permiten alejarnos del campamento, aunque nos parezca absurdo que nos puedan tender una emboscada, pues donde nos hallamos, entre Haifa94 y Acre,95 solo hay viajeros y estamos todos a la vista. Sin embargo aquí, donde nos encontramos, ocurren asaltos constantemente. ¡Extraño país! Siempre lo ha sido. Hay centenares de alusiones a ello en la historia, en los Salmos y en los libros de los profetas de Israel. En ello se basa un tipo de imaginario.96 Por ejemplo en el Salmo 10:8-10: “Se sienta en acecho cerca de las aldeas; para matar a escondidas al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido; acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; atrapa al desdichado atrayéndolo a su red. Se encoge, se agacha, y caen en sus fuertes garras muchos infelices”. (10:8-10). Y aún hoy mil bribones dan fe de esta imagen, escondidos y al acecho por todo el país para atrapar a los pobres viajeros indefensos. La mayoría de los viajeros que conocemos o con los que nos cruzamos van armados; nadie se atrevería a ir de Acre a Haifa sin su fusil, aunque los cañones de los castillos parecen vigilar cada palmo del camino. ¡Extraña tierra, muy extraña! Pero concuerda maravillosamente con la historia antigua y con las palabras que leemos en las páginas de la Escritura.

      WILLIAM MCCLURE THOMSON [1806-1894]

      “The Land of the Book”, 1859

      Se sienta en acecho cerca de las aldeas; para matar a escondidas al inocente. sus ojos están acechando al desvalido. Mis compañeros de viaje me preguntaron si era consciente del peligro del que había escapado. “No”, les respondí; “¿qué peligro?”. Me contaron que justo después de haber iniciado el trayecto detectaron a un árabe salvaje vigilándome, agazapado en el suelo y con un fusil en la mano; y tan pronto como le pareció que me tenía a tiro levantó su arma; pero cuando miró frenético a su alrededor, como hace quien está a punto de perpetrar un acto desesperado, los vio a ellos y desapareció. Jeremías conocía bien las costumbres de estos árabes cuando escribió: “Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto”,97 y la misma figura se utiliza en el Salmo 10:8-10, pues los árabes acechan y esperan a sus presas con el mayor afán y perseverancia.

      JOHN GADSBY [1809-1893]

      “My Wanderings”, 1860

      Se sienta en acecho cerca de las aldeas; para matar a escondidas al inocente. sus ojos están acechando al desvalido. Esta metáfora e imaginario resalta la asiduidad, astucia y artimañas a las que recurren a menudo los enemigos de la verdad y la justicia para alcanzar sus proyectos corruptos y perversos. Su objetivo final es extinguir la fe verdadera; y no hay nada que no estén dispuestos a hacer con tal de conseguirlo. Los grandes poderes que han oprimido a la iglesia de Cristo en diferentes épocas responden a esta descripción: tanto las autoridades paganas como las huestes papistas han condescendido en la misma infamia. Prepararon, por así decirlo, emboscadas a los pobres que formaban el rebaño de Cristo; adoptaron todas las estratagemas que la habilidad infernal es capaz de inventar; se juntaron con príncipes en sus palacios o con mendigos en sus estercoleros; han ido a las aldeas y han entrado en las grandes ciudades; todo con el vano propósito de intentar borrar de la faz de la tierra un: “nombre que será para siempre y que se perpetuará y engrandecerá mientras dure el sol”.98

      JOHN MORISON [1791-1859]

      “An Exposition of the Book of Psalms”, 1829

      Vers. 9. Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo a su red. [Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; atrapa al desdichado atrayéndolo a su red. RVR] [Acecha en el escondrijo como león en su guarida; acecha para atrapar al afligido, y atrapa al afligido arrastrándolo a su red. LBLA] [Acecha en lo encubierto, como el león desde su guarida, acecha para arrebatar al pobre, arrebata al pobre, atrayéndolo a su red. BTX] [Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. NVI] [Se esconde al acecho como león en su guarida, acecha para apresar al humilde, lo apresa atrayéndolo a su trampa. BLP] [Como leones agazapados en sus escondites, esperan para lanzarse sobre los débiles. Como cazadores capturan a los indefensos y los arrastran envueltos en redes. NTV]

      Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; atrapa al desdichado atrayéndolo a su red. El escenario se oscurece, pues entra en juego la astucia del león y el cazador, sumada al sigilo del ladrón. Y sin duda, hay personas que encajan con esta descripción al pie de la letra. Personas que acechando, fingiendo, engañando, calumniando, difamando y dando falso testimonio, destrozan la buena fama de los justos, y asesinan a los inocentes; o que con argucias legales, contratos, hipotecas, bonos, mandatos y similares, atrapan a los pobres en una red. Crisóstomo,99 fue peculiarmente severo comentando esta última fase de crueldad, pero no más de lo que era meritorio. Tened mucho cuidado, hermanos, porque las trampas son numerosas. Los leones hambrientos se agazapan en las madrigueras, y los cazadores de aves extienden sus redes en todos los campos.

      Quarles100 describe bien los peligros que corremos en las siguientes líneas memorables:

       Los que furtivamente quieren atraparte en falso,

       ¡siempre andan ocupados! Husmeando en tus cosas,

       y tendiéndote trampas por todos lados.

       Trampas sobre tus bienes, trampas sobre tus necesidades,

       trampas sobre tu crédito, trampas sobre tu desgracia,

       trampas cuando alcanzas éxito, trampas cuando fracasas,

       trampas escondidas en tu lecho, trampas en lo que comes y bebes,

       trampas sobre tus pensamientos, trampas sobre tus palabras.

       Trampas en tu hora quieta, trampas en tu actividad,

       trampas en tu ayuno, trampas en tu devoción,