7 Dicen al respecto los Padres de la Iglesia:
–BASILIO DE CESAREA [326-379]: «“Alegraos en el Señor”. No en vuestros campos que rebosan frutos de todas clases, no en la buena salud corporal de la que disfrutáis, no cuando las cosas marchan bien, sino: “en el Señor”. Alegraos de tener un Señor tan poderoso, tan sabio y bondadoso; alegraos al contemplar sus maravillas y saber que sois de él, que permanecéis en él, y él permanece en vosotros (Juan 15:4-8)».
–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «“Alegraos, oh justos, en el Señor” Que busquen los impíos su alegría en el mundo si ese es su deseo, más cuando el mundo termine, terminará también su alegría. Pero los justos alégrense en el Señor, porque así perdurará su regocijo, como el Señor permanece».
8 En hebreo נָאוָ֥ה nāwāh de נָאוֶה naveh, un verbo que aparece únicamente en Salmos, Proverbios, Cantares, y una sola vez en Jeremías. Salmo 33:1; 147:1; Proverbios 17:7; 19:10; 26:1; Cantares 1:5; 2:14; 4:3; 6:4; Jeremías 6:2. Se traduce de distintas maneras: apropiado, adecuado, conveniente, bueno, agradable; hermoso.
9 Proverbios 11:22.
10 Proverbios 15:8.
11 Isaías 61:3.
12 Dice al respecto AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «¿Y quiénes son estos “rectos” en los cuales “es apropiada la alabanza”? No pretendo interrogaros sobre vuestra conducta; pero es probable que ninguno de vosotros se atrevería a responderme: ‘Yo soy justo’. Y hacéis bien, porque “no hay justo ni aún uno” (Romanos 3:10). Como nadie se atrevería a responderme ‘Yo no soy fiel’. ¿Por qué? Porque entendéis que no me refiero a vuestra vida, sino a vuestra fe. ¿Entonces? ¿Creéis en Cristo, tenéis fe en él, y no os consideráis entre los justos? ¿Acaso no habéis oído al Apóstol cuando afirma que: “El justo por la fe vivirá? (Romanos 1:17) […] Por tanto “Alegraos, oh justos en el Señor, pues a los rectos es apropiada la alabanza”, y yo diría más: “Alegraos, oh fieles, en el Señor, porque el justo por la fe vivirá”».
13 Se refiere a GEORGE HERBERT [1593-1633] clérigo anglicano, poeta y eminente compositor musical, autor tanto de la letra como de la música de muchos de los himnos cristianos clásicos.
14 Se refiera al reformador alemán MARTÍN LUTERO [1483-1546], abierto defensor de la música y el acompañamiento musical de los himnos en el culto, puesto que solía cantar los himnos que él mismo componía acompañándose con un laúd. Otros reformadores, como ULRICO ZUINGLIO [1484-1531] prohibió completamente el uso de la música en el culto; y JUAN CALVINO [1509-1564] la limitó al canto de textos de la Escritura, pero sin el acompañamiento de instrumentos. Lutero no dudó en afirmar al respecto: «Tampoco comparto en absoluto la opinión de que las artes han de ser marginadas y abolidas por el Evangelio, como pretenden algunos ultra-espirituales; más bien me encantaría ver todas las artes, especialmente la música, al servicio de Aquel que las creó y las otorgó en forma de dones» [“Different Commandments: Sola Scriptura and Theologies of Worship in the Protestant Reformation” Joshua Busman, (2010)].
15 El agrio debate sobre el uso de la música e instrumentos en el culto cristiano viene de muy lejos. Además de las citas que transcribe Spurgeon a continuación cabría añadir otras en el mismo sentido de EUSEBIO DE CESAREA [267-338], AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] o TEODORETO DE CIRO [393-458], por lo que parece bastante evidente que la iglesia primitiva no los utilizaba por considerarlo como algo judaizante o bien una reminiscencia de los cultos paganos. Como ya hemos dicho, JUAN CALVINO [1509-564] así como la mayoría de autores puritanos se oponían a la música instrumental en el culto; y Spurgeon, aunque como podemos ver no condena su uso y se declara dentro de la libertad del Evangelio abierto a los que decidan utilizarlos, personalmente era también opuesto a utilización, razón por lo cual en el Metropolitan Tabernacle la congregación cantaba sin acompañamiento instrumental.
16 Se refiere a lo que conocemos hoy en día como Iglesia o Iglesias Ortodoxas.
17 Es probable que Juan Crisóstomo fundamentara este comentario en Mateo 19:8; Marcos 10:5: “Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió…”, y otros pasajes paralelos como el Salmo 95:8; Génesis 7:7, pero, a nuestro modo de ver, sacando el texto fuera de su contexto.
18 Dicen al respecto los Padres de la Iglesia:
–BASILIO DE CESAREA [326-379]: «Ante todo hemos de alabar a Dios con el “salterio”, esto es, mediante las acciones de nuestro cuerpo situándolas en la debida armonía. Puesto que fue con nuestro cuerpo con el que pecamos “presentando nuestros miembros como siervos a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentemos miembros como siervos a la justicia” (Romanos 9:6). Ya que empleamos nuestros miembros como instrumentos para obrar maldad, utilicémoslos ahora esos mismos instrumentos para acabar con el pecado. ¿Has injuriado? Bendice. ¿Has defraudado? Restituye. ¿Te emborrachaste? Ayuna. ¿Actuaste con soberbia? Sé humilde ¿Te dejaste llevar por la envidia? Procede con generosidad. ¿Asesinaste? Afronta el martirio o su equivalente que es la pública confesión. Y después de la confesión serás digno de alabar al Señor “al son del decacordio y del salterio, en tono suave con el arpa” (Salmo 92:3-4). Pero es necesario corregir primero las disonancias en nuestras acciones ajustándolas en armonía con la palabra de Dios (…) pues únicamente de aquel que observa fielmente los mandamientos y preceptos de la Palabra, ajustando armónicamente a ellos su manera de vivir y proceder hasta conseguir una sinfonía agradable de alabanza, puede decirse que alaba a Dios con el decacordio».
–CASIODORO [485-583]: «El salterio y el decacordio los llevamos dentro de nosotros, pues cuando, por la gracia del Señor, no son solo nuestras voces sino también nuestras acciones las que entonan alabanza, entonces es el cuerpo entero que vibra glorificando a Dios, cual vibran esos instrumentos musicales».
19 En hebreo שִֽׁירוּ־לֹ֖ו שִׁ֣יר חָדָ֑שׁ הֵיטִ֥יבוּ šîrū-lōw šîr ḥāḏāš hêṭîḇū. Ver al respecto Salmo 40:3; 96:1 144:9; Isaías 42:10; Apocalipsis 5:9; 14:3.
20 Lamentaciones 3:22-23.
21 La versión inglesa KJV traduce: “With a loud noise”, “con gran estruendo”, “con algarabía”. El texto hebreo dice: בִּתְרוּעָֽה biṯrū‘āh de תְּרוּעָה teruah, “griterío alegre”, estruendo de haber ganado una batalla, sonido de trompetas; el mismo sintagma se utiliza en 2 Samuel 6:15; 1 Crónicas 15:18; Esdras 3:12; Job 33:26; Salmo 47:5; Ezequiel 21:22; y Amós 1:14; 2:2. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: ἐν ἀλαλαγμός que la Vulgata traduce al latín como “ei in vociferatione”, “con griterío”. SCHÖKEL traduce “vítores”; KRAUS, “con sonido de júbilo”.
–BASILIO DE CESAREA [326-379] dice al respecto: «Por ese “estruendo” o “griterío” se refiere al sonido inarticulado que brota de las gargantas de quienes peleando en una misma batalla se entienden y se ayudan entre sí de una manera sorprendentemente armoniosa. Alabad pues al Señor de ese modo, en la armonía que surge de la concordia y la unidad del amor (Salmo 133:1-3)».
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