THOMAS DOOLITTLE [1630-1707]
“Sermon on Assurance in the Morning Exercise at Cripplegate” 1661
Los que esperan en su misericordia. El más insignificante entre los santos, el más débil de los creyentes, tiene bases sobradas para la esperanza. El Evangelio así lo anuncia, y el pacto así lo establece, Dios ha hecho tan amplia provisión de esperanza, que no hay nadie, absolutamente nadie que deba quedarse sin: “consuelo eterno y buena esperanza por gracia”.156 Y a todos por esta vía, la del evangelio y el pacto, se les permite, se les alienta; más aún, se les ordena tener esperanza: en tanto que su esperanza es deleite para Dios, tanto como consuelo para ellos mismos.
SAMUEL DOOLITTLE [1665-1717]
“The righteous man’s hope at death consider’d and improv’d for the comfort of dying Christians” 1693
Vers. 18-19. Durante el asedio de La Rochelle,157 que se soportó con valentía sin igual durante casi quince meses, sus habitantes, obligados por el hambre, se vieron en la necesidad de tener que recurrir como alimento a la carne de los caballos, asnos, mulas, perros, gatos, ratas y ratones; se dice que un puñado de maíz llegó a venderse por una suma equivalente a unas veinticinco libras esterlinas de nuestro dinero actual. Ello dio lugar a numerosos casos de altruismo y generosidad entre los habitantes; la mayoría en secreto, por lo que sus nombres no son conocidos. Entre los conocidos se cuenta la siguiente historia: «El Señor de La Goute, abogado honorario del rey, tenía una hermana, viuda de un comerciante llamado Prosni, que, al ser una mujer muy religiosa y dadivosa, en cuanto el hambre comenzó a azotar la plaza con severidad, hizo cuanto estaba en su mano para ayudar compartiendo con los necesitados cuantas provisiones tenía. Su cuñada, la esposa de La Goute, que no pensaba de la misma forma, le reprochó muy enojada su proceder, preguntándole qué pensaba hacer cuando se le acabaran las provisiones; a lo que ella se limitó a contestar con tranquilidad: «Cuñada… el Señor proveerá». Prosiguió el asedio, el hambre fue en aumento provocando estragos terribles; y la desdichada viuda Prosni, que tenía cuatro hijos, se encontró sumida en la angustia, con todas sus provisiones agotadas. Acudió en busca de ayuda a su cuñada, que, en lugar de consolarle y prestársela, le reprochó su actitud, añadiendo sarcásticamente, que puesto que había dilapidado todas sus reservas de alimentos en razón de su fe, diciendo: «el Señor proveerá», lo que le correspondía hacer era acudir al Señor en busca de socorro. Profundamente dolida y herida en el corazón por tan crueles palabras, la viuda regresó a su hogar triste y angustiada; dispuesta a afrontar la muerte con resignación en compañía de sus hijos. Pero al llegar, estos le recibieron con caras alegres y sonrientes, contándole que un hombre, según ellos un desconocido, había llamado a la puerta, y en cuanto abrieron, descargó en el suelo sin decir palabra un saco con cerca de dos fanegas de trigo;158 y luego, sin mediar palabra, se marchó. La pobre viuda no daba crédito a sus ojos, y con el corazón desbordado de agradecimiento hacia su benefactor, tras cocinar algo de trigo y alimentarse un poco, corrió de nuevo a casa de su cuñada gritando: «Ves cuñada, el Señor ha provisto». Y regresó a su casa. Este alivio inesperado entregado tan oportunamente, le permitió mantenerse ella y su familia hasta el final del asedio, aunque jamás supo quién fue el instrumento utilizado por Dios para asistirla de forma tan oportuna y misericordiosa.
“The Biblical Treasury”159 Vol. 4.
Vers. 19. Para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre. [Para librar sus almas de la muerte, y para sostenerles la vida en tiempo de hambre. RVR] [Para librar su alma de la muerte, y conservarlos con vida en tiempos de hambre. LBLA] [Para salvar sus almas de la muerte, y mantenerlos vivos en tiempo de hambre. BTX] [Él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida. NVI] [Quiere librarlos de la muerte y salvar sus vidas en tiempo de hambre. BLP] [Los rescata de la muerte y los mantiene con vida en tiempos de hambre. NTV]
Para librar sus almas de la muerte. La mano del Señor va a la par con su ojo; su soberanía preserva a todos aquellos a quienes observa en su gracia. Los rescates y restauraciones son una constante que sustenta la vida de sus santos; la muerte no puede tocarlos hasta que el Rey firma su licencia y les autoriza partir; e incluso entonces, su toque ya no es mortal, sino inmortal; pues no nos quita la vida, tan solo destruye nuestra mortalidad.
Y para sostenerles la vida en tiempo de hambre. La hambruna extenuante conoce a su Señor y le obedece. Dios cuenta con harina y aceite suficiente para alimentar sus Elías160 dondequiera que se encuentren. Las palabras que leemos en el Salmo 37: “Y en verdad serás alimentado”161 son una disposición divina incuestionable para el hombre de fe. El Guarda de los hombres162 no dejará hambrear el alma del justo.163 El poder en manos de los hombres se ve desbordado por las hambrunas, pero Dios es bueno en caso de necesidad, y demuestra su bondad en las circunstancias más apuradas. Creyente, confía plenamente en tu Dios en mitad de las tempestades. Su ojo está ya sobre ti, y su mano no se va a demorar.
C. H. SPURGEON
Vers. 20. Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. [Nuestra alma espera en Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. RVR] [Nuestra alma espera al Señor; El es nuestra ayuda y nuestro escudo. LBLA] [Nuestra alma ha esperado por YHVH, Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. BTX] [Esperamos confiados en el Señor; él es nuestro socorro y nuestro escudo. NVI] [Nosotros esperamos en el Señor, él es nuestra ayuda y nuestro escudo. BLP] [Nosotros ponemos nuestra esperanza en el Señor; él es nuestra ayuda y nuestro escudo. NTV]
Nuestra alma espera164 en Jehová. Los piadosos certifican aquí su dependencia de Aquel a quien el Salmo alaba. Esperar es una lección importante. Saber permanecer en silencio a la espera, paciente en la esperanza, sobrio en la confianza, es uno de los logros más destacados para un cristiano.165 Nuestra alma, nuestra vida entera, ha de depender del Señor; no se trata de confiar en él tan solo en temas secundarios, sino en todo lo que tenemos y somos.
Él es nuestro socorro y nuestro escudo. Nuestra socorro en la dificultad, y nuestro escudo en el peligro. El Señor responde a todas las necesidades de su pueblo. es su todo en todo.166 Tomemos buena nota de los tres “nuestro” que aparecen en este versículo; porque son tres anclajes preciosos. Su relación personal con Dios y su sentido de posesión y pertenencia, es lo que realmente distingue al cristiano verdadero; todo lo demás es palabrería.
C. H. SPURGEON
Nuestra alma espera en Jehová. Hay aquí un énfasis especial en la palabra alma al que es conveniente prestar la debida atención; pues aunque su uso era forma común de expresión entre los hebreos, en este caso encierra un sentido especial de afecto profundo y sincero. Como si los creyentes debieran exclamar: Confiamos en Dios sinceramente y con todo el corazón, en tanto que él es nuestro escudo y nuestra