El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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este texto. Estando en una importante recepción, observo a una mujer que al verle se retiraba sigilosamente de en medio de la multitud hasta una esquina de la habitación, como si tratara de que él no la viera. Había sido amiga suya desde hacía bastantes años, por lo qué se dirigió de inmediato hacia a ella para saludarla. Al verle, ella dejó escapar un suspiro y le dijo: «Gracias por tu gesto de amistad, ¿sabes? desde la última vez que nos vimos he tenido muchísimos problemas y lo estoy pasado muy mal». ¿Cual pensáis que fue la reacción del personaje? Dar media vuelta de inmediato, apartarse disimuladamente todo lo que pudo de su amiga venida a menos, y confundirse entre la multitud. Este mismo tipo de actitud es la que adopta el mundo con Cristo y con sus siervos fieles.

      HAMILTON VERSCHOYLE [1803-1870]

      “Sermons preached in the Episcopal Chapel Upper Baggot-Street”, 1843

      Vers. 12. He sido olvidado de su corazón como un muerto; he venido a ser como un vaso quebrado. [He sido olvidado de su corazón como un muerto; he venido a ser como un vaso echado a perder. RVR] [Como un muerto soy olvidado, sin ser recordado, soy semejante a un vaso roto. LBLA] [He sido olvidado como un muerto, de quien ya nadie se acuerda. He venido a ser como un vaso quebrado. BTX] [Me han olvidado como si estuviera muerto, como si fuera una vasija rota. NVI] [He sido olvidado como un muerto, soy como un cacharro roto. BLP] [Me han olvidado como si estuviera muerto, como si fuera una vasija rota. NTV]

      He sido olvidado de su corazón como un muerto. Todas las hazañas, habilidades y destreza juvenil de David114 habían quedado en el saco del olvido; fue el salvador de su país,115 pero la memoria de los servicios prestados llevaba ya años enterrada. Los seres humanos olvidan pronto las deudas de gratitud; la popularidad y la fama son evanescentes en grado sumo: el que hoy está en boca de todos, mañana puede quedar olvidado por completo. Mejor le es al hombre la muerte que el verse asfixiado en la calumnia y el escándalo. De los muertos solo se dice lo bueno, no se cuentan más que virtudes y alabanzas; pero en el caso del salmista no decían de él más que lo malo. Inútil es buscar la recompensa de la filantropía debajo del cielo, pues en el mejor de los casos, los hombres pagan a sus sirvientes más fieles con un: “lo lamento”, y los echan a la calle sin contemplaciones cuando no pueden sacar ya más de ellos.

      Soy semejante a un vaso roto. Algo inútil, carente de valor, desechado, olvidado. ¡Triste situación para un rey! Veamos en esta descripción el retrato del Rey de reyes en su humillación, cuando renunciando a su dignidad celestial “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo”.116

      C. H. SPURGEON

      He sido olvidado de su corazón como un muerto. Un ejemplo notable de cómo los grandes príncipes son olvidados lo tenemos en el lecho de muerte de Luis XIV. «El Luis que fue, yace ahora olvidado, una masa de barro aborrecible; abandonada a la merced y compañía de un puñado de curiosos, y de los sacerdotes de la Chapelle Ardente117 que se han apresurado a colocarlo en sendos ataúdes de plomo, mientras bromean y comparten entre ellos abundantes copas de vino. Aprovechando la cálida tarde de verano, el nuevo Luis, va camino de Choisy, acompañado de toda su corte; en apariencia, las lágrimas reales siguen fluyendo, pero una simple palabra mal pronunciada por Monseñor d’Artois, ha bastado para que todos rompieran en carcajadas y dejaran de llorar».

      THOMAS CARLYLE [1795-1881]

      “The French Revolution”, 1837

      He sido olvidado de su corazón como un muerto. Cual moribundo al que han corrido ya las cortinas118 porque ha sido desahuciado por los médicos, y habiendo perdido toda esperanza sus amigos se retiran;119 o más bien como un cadáver enterrado, que es apartado por completo de la mirada y de la mente, quedando más enterrado en el olvido que en su tumba; ya no es noticia ni motivo de preocupación, y por tanto, se dice de él, como de la hija de Jairo: “ha muerto. No molestes más al Maestro”.120

      ANTHONY TUCKNEY [1599-1670]

      Soy semejante a un vaso roto. Como un vaso, un instrumento de lo más útil y provechoso a su propietario, y extremadamente necesario en la función que desempeña; y sin embargo, cuando se rompe, deja de ser útil y se desecha, considerando que no vale ya para nada: tal es la situación del hombre desechado por supuestos amigos a los que siempre había mantenido total fidelidad y mostrado dispuesto a todo por ellos; pero en cuanto deja de serles útil en sus propósitos, y no pueden sacarle ya nada más, abandonan sin más explicaciones.

      ROBERT CAWDRAY [1538-1604]

      “Treasury of Storehouse of Smiles”, 1609

      Vers. 13. Porque oigo la calumnia de muchos; el miedo me asalta por todas partes, mientras consultan juntos contra mí e idean quitarme la vida. [Porque oigo el murmurar de muchos; el miedo me asalta por todas partes, mientras se conjuran contra mí y maquinan quitarme la vida. RVR] [Porque he oído la calumnia de muchos, el terror está por todas partes; mientras traman juntos contra mí, planean quitarme la vida. LBLA] [Oigo la calumnia de muchos, el terror me asalta por doquier, mientras conspiran unidos contra mí, y traman quitarme la vida. BTX] [He oído cantidad de rumores sobre mí, y el terror me rodea. Mis enemigos conspiran en mi contra, hacen planes para quitarme la vida. NVI] [Puedo oír a muchos difamando, hay terror por todas partes; contra mí conspiran juntos, traman arrebatarme la vida. BLP] [He oído cantidad de rumores sobre mí, y el terror me rodea. Mis enemigos conspiran en mi contra, hacen planes para quitarme la vida. NTV]

      Porque oigo la calumnia de muchos. Una sola víbora calumniadora basta para matar todo consuelo. ¿Cuál será el veneno de toda la nidada? «Oídos que no escuchan corazón que no siente», dice un viejo refrán; pero en el caso de David, las voces que acusaban eran lo bastante fuertes como para irrumpir en sus tímpanos de forma perturbadora; las falsedades habían aumentado tan exponencialmente, que algunos llegaban a la audacia vomitar sus calumnias en presencia de su víctima. Semei es tan solo un ejemplo de toda esta caterva de difamadores, y su grito de “¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso”121 no era más que el discurso común compartido por miles de hijos de Belial. Todo la jauría de sabuesos de Belcebú puede acoplarse a grito pelado contra un solo hombre, y sin embargo, ese hombre ser el ungido del Señor.

      El miedo me asalta por todas partes. Estaba completamente rodeado de temores, amenazas, insidias, y pésimos presentimientos; no tenía un solo resquicio para el respiro, el ataque contra él era incesante y sin cuartel.

      Mientras se conjuran contra mí y maquinan quitarme la vida. Los impíos combinan sus esfuerzos y trabajan en equipo en sus ataques contra los nobles y excelentes de la tierra:122 no deja de ser causa de asombroso que a los pecadores siempre se les hace más fácil ponerse de acuerdo que a los santos, y por regla general los malos llevan a cabo sus propósitos con mucho más cuidado y previsión del que justos ponen en sus santos proyectos. Fijémonos en la crueldad de los enemigos del justo: no se contentan con nada menos que no sea su sangre, pues este es su esquema y objetivo. Mejor es caer en las garras de un león que bajo la voluntad de perseguidores maliciosos, porque la fiera, si está harta, puede no hacer caso de su presa; pero la malicia es implacable y cruel como un lobo, mata por placer. Y de todos los enemigos, el más cruel es la envidia. ¡Cuán sumamente delicada la situación del salmista, con las flechas envenenadas de un millar de arcos dirigidos todos contra él buscando su vida! Sin embargo, en medio de todo esto jamás le falló su fe, ni tampoco su Dios le abandonó. Un motivo de ánimo y un importante estímulo para nosotros.

      C. H. SPURGEON

      Porque oigo la calumnia de muchos. Desde mi infancia, tan pronto como tuve uso de razón y comencé a percibir los intereses y egoísmos personales de los seres humanos, me quedé asombrado al descubrir que en todas partes, las personas más creyentes y piadosas, aquellas más interesadas en su propia salvación y en la de los demás, eran las más vilipendiadas, objeto de toda clase de desprecios y calumnias, de manera especial por aquellos más reprochables en su propia conducta, los hombres más viciosos y nefandos. Hombres que en teoría profesaban la misma religión; compartían los mismos