El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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mitos y leyendas parecidos son infinitos, especialmente en la: “Leyenda áurea”,79 un libro repleto de barbaridades tan descomunales, que Luis Vives,80 católico, fiel y fervoroso, pero un hombre inteligente y erudito, dijo de él con indignación: «¡No he visto cosa más abominable que este libro!»; y le exasperó que lo llamaran “áureo”, pues según él «quién lo escribió tenía la boca de hierro y el corazón de plomo». Melchor Cano,81 un obispo católico, lo censura de igual manera, y se lamenta (como Vives) de que Laercio82 y Suetonio83 escribieran la vida de los filósofos y de los Césares de forma mucho más crítica y honesta, desde el punto de vista de autenticidad histórica, de lo que algunos autores medievales hicieron con la vida de los santos y mártires. Erasmo, abunda en el tema de la superstición, y comenta: 84 «Por doquier encuentras a la venta y en oferta leche de Virgen María, a la que honran casi como si se tratara del cuerpo de Cristo consagrado; aceites bendecidos y milagrosos de todos tipos y para todas las necesidades; y una cantidad tal de fragmentos de la cruz de Cristo, que si se recogieran todos habría madera para construir un barco. Unos dicen estar en posesión del capuchón de San Francisco; otros de la ropa interior de la Virgen; en un sitio veneran el peine de Santa Ana; en otro un calcetín de San José; en otro el zapato de Thomas de Canterbury; en otro el prepucio de Cristo. Objetos a los que, a pesar de su origen incierto, adoran con más fervor que a la propia persona de Cristo. Y lo grave es que la jerarquía no se refiera a todas estas cosas como meras supersticiones que han de ser toleradas y soportadas para ayudar a las gentes de mentes sencillas, sino que las aprueba y fomenta, basando en ellas poco menos que todo concepto de la fe».

      CHRISTOPHER CARTWRIGHT [1602-1658]

      “A practical and polemical commentary or exposition on the whole fifteenth Psalm”, 1658

      Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en Jehová he esperado. El sentido es en que los paganos, cuando ven algún peligro o dificultad que se aproxima, recurren a adivinos y agoreros, así como a los dioses falsos en busca de consejo y dirección: con ello, y observando sus respuestas: mera superstición y engaño, no adelantan absolutamente nada. Estos David aborrece: “Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias”; y por ello se mantiene cerca de Dios: “mas yo en Jehová he esperado” no confiando en otra ayuda fuera de la que viene de él.

      HENRY HAMMOND [1605-1660]

      “Paraphrase and Annotations on Book of Psalms”, 1659

      Vers. 7. Me gozaré y alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias. [Me gozaré y alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en angustias. RVR] [Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tú has visto mi aflicción; has conocido las angustias de mi alma. LBLA] [Me regocijaré y me alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción, y has tenido en cuenta las angustias de mi alma. BTX] [Me gozaré y me alegraré en tu amor inagotable, porque has visto mis dificultades y te preocupas por la angustia de mi alma. NVI] [Por tu amor me alegro y me regocijo, porque tú has mirado mis pesares, tú conoces mis angustias. BLP] [Me gozaré y me alegraré en tu amor inagotable, porque has visto mis dificultades y te preocupas por la angustia de mi alma. NTV]

      Me gozaré y alegraré en tu misericordia. Por las misericordias recibidas en el pasado, se siente agradecido y gozoso; y por las misericordias futuras que anticipa su fe, se siente esperanzado y alegre. Incluso en mitad de nuestras intercesiones más apremiantes e importunas, debemos encontrar tiempo para hacer una pausa y bendecir al Señor: la alabanza no es un obstáculo para la oración, antes todo lo contrario, un oasis que la refresca y vivifica. Cuando las notas graves y dolorosas del sacabuche85 dominan la melodía, resulta deleitoso hacer un intervalo para escuchar las notas alegres de los címbalos de júbilo. Estos dos verbos, me gozaré y alegraré, son una reduplicación instructiva. No tenemos que ser mezquinos a la hora de festejar nuestro triunfo santo. Pues este vino podemos beberlo a jarros, y sin temor a excedemos.

      Porque has visto mi aflicción. La has visto, la has sospesado, la has encauzado, le has fijado un límite, y la has hecho objeto de tu aprecio y tierna consideración en todos los sentidos. El aprecio y consideración por parte de un ser humano implica en su mente un pleno ejercicio de voluntad hacia la otra persona; ¿hasta donde alcanza el aprecio y consideración de Dios?

      Has conocido mi alma en la adversidad.86 En realidad deberíamos traducir “en las adversidades”, porque “muchas son las aflicciones del justo”.87 Dios da la cara por sus santos en la adversidad, cuando otros se avergüenzan y esconden de ellos; nunca rehúsa reconocer a sus amigos. No se da de menos por el hecho de que vayan cubiertos de harapos. No los juzga en falso ni los menosprecia cuando sus caras están demacradas por la enfermedad, o sus corazones abrumados por el abatimiento. Más aún, el Señor Jesús nos conoce en nuestros dolores en un sentido literal y particular,88 mantiene una profunda simpatía hacia nosotros en todos ellos; cuando otros son incapaces de entender nuestras dificultades y enfermedades por falta comprensión experimental de las mismas, Jesús se sumerge en las profundidades más hondas de nuestro ser y desciende hasta lo más doloroso de nuestros problemas, porque ha recorrido el mismo sendero y experimentado lo mismo que nosotros. Es un médico que conoce todas las dolencias y sabe qué administrar en todos los casos; para él no hay nada nuevo o desconocido. Cuando nos vemos tan confundidos que tan siquiera nosotros mismos somos capaces de definir nuestro lamentable estado, él sabe exactamente lo que nos ocurre, porque nos conoce desde siempre y nos conocerá siempre.89 ¡Que bendición tan inmensa la de saber más y más de él! «Conócete a ti mismo», es un buen principio filosófico, pero saber que «Dios te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo», es un consuelo superlativo.

      C. H. SPURGEON

      Me gozaré y alegraré en tu misericordia. Incluso en medio de la angustia, la fe nos proporciona motivos de gozo y nos anticipa alegría. ¿Cómo? Por medio del recuerdo de las experiencias pasadas de la misericordia de Dios; como hace David en este caso: “Me gozaré y alegraré en tu misericordia”. ... Una vez hemos encontrado pruebas de la bondad de Dios hacia nosotros en experiencias pasadas, la base de nuestra alegría no debería ser el efecto, sino la causa, no los beneficios que recibamos sino la fuente que nos los proporciona. Nuestra esperanza está de volver a beber de nuevo de esa misma fuente que sabemos, por experiencias anteriores, nos trajo tantos goces. Por ello dice David: “me gozaré y alegraré”, ¿en qué? no en lo que hagas por mí, no en mí liberación, sino “en tu misericordia”, esa es la fuente verdadera de mi alegría.

      DAVID DICKSON [1583-1663]

      “Explanation of the First Fifty Psalms”, 1653

       Porque has visto mi aflicción.

       Cuando un hombre apela a otro hombre, es porque

       nunca había apelado antes,

       y lo más probable es que nunca más lo hará.

       Cuando un hombre apela a Dios, es porque apeló

       a él anteriormente y obtuvo lo que deseaba,

       y lo más seguro es que apele de nuevo.

       Qué Dios tan bueno es el Dios al cual servimos,

       que cuando apelamos a él, hace de sus dones anteriores

      ejemplos de los que tiene previsto concedernos.90

      FRANCIS QUARLES [1592-1644]

      Has conocido mi alma en angustias. En cierta ocasión, una persona que, por las calamidades de la guerra, enfermedad y otras penurias, había pasado de un estado de opulencia al de verdadera necesidad, se acercó a Gotthold91 dando muestras de mucho dolor. Se quejaba de que habiéndose cruzado con uno de sus antiguos conocidos, este tan siquiera se había dignado a saludarle,