El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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que digas con fe como los mendigos: «Maestro, soy pobre, y ciego, y en grande angustia; cojeo, tengo hambre y frío, y carezco de consuelo Ayuda a este pobre desvalido postrado en el lecho del dolor, necesitado pero incapaz de ayudarse a sí mismo. Inclina tu mirada sobre un desgraciado, y ten piedad de mí por amor al dulce Jesús: ¡Pero espera! Ten muy mucho cuidado de no incluir esta cláusula en tu petición: nunca mendigue antes, ni lo haré de nuevo.

      FRANCIS QUARLES [1592-1644]

      Vers. 10. Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. [Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción, y mis huesos se han consumido. RVR] [Pues mi vida se gasta en tristeza, y mis años en suspiros; mis fuerzas se agotan a causa de mi iniquidad, y se ha consumido mi cuerpo. LBLA] [Mi vida se ha agotado en tristeza, y mis años en suspiros. A causa de mi iniquidad mi vigor ha decaído, y se consumen mis huesos. BTX] [Estoy muriendo de dolor; se me acortan los años por la tristeza. El pecado me dejó sin fuerzas; me estoy consumiendo por dentro. NVI] [Se agota mi vida en el dolor, en gemidos mi existencia, se debilita mi fuerza por mi maldad y mis huesos se consumen. BLP] [Estoy muriendo de dolor; se me acortan los años por la tristeza. El pecado me dejó sin fuerzas; me estoy consumiendo por dentro. NTV]105

      Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar. Llorar se había convertido en su ocupación diaria; pasaba sus días en la mazmorra de la angustia. La savia y la esencia de su ser se consumía como la cera de una vela, que se desperdicia mientras se quema. Sus adversidades acortaban sus días, cavando su fosa, empujándole a una muerte prematura. El dolor no deja de ser un mercado en el que consumir la riqueza de nuestra vida; y sin embargo, un trueque mucho más provechoso que consumirla en la Feria de Vanidades;106 “mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete”.107 El negro es un color que sienta bien. La sal de las lágrimas es una medicina saludable. Más nos vale pasar los años suspirando que pecando. En apariencia ambas frases parecen transmitirnos el mismo concepto; pero en las Escrituras no hay palabras ociosas ni repeticiones vanas, la duplicación es algo propio del fervor y la insistencia.

      Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad. David mira hacia el fondo de su dolor, y detecta pecado latente. Toda aflicción que nos lleve a descubrir nuestros fallos y defectos, es provechosa. ¿Se trataba del peor pecado que cometió el Salmista y que roía su corazón y devoraba su energía?108 Es más que probable que lo fuera. Los bocados pecaminosas, aunque saben dulces en la boca, resultan ser veneno en las entrañas: si entregamos irreflexivamente parte de nuestras fuerzas al pecado, no tardará mucho en apoderarse del resto. La iniquidad nos hace perder el vigor en todos los sentidos: físico, mental, moral y espiritual.

      Y mis huesos se han consumido. La debilidad penetró hasta los recodos más internos de su organismo, las partes más firmes de su esqueleto cayeron víctimas de la decrepitud generalizada. Cuando a una persona le sucede esto, es de compadecer, su estado es ciertamente lamentable.

      C. H. SPURGEON

      Mi iniquidad. En la versión italiana, “mis dolores”. Siendo que la muerte, el dolor y todas las demás miserias vinieron al mundo por causa del pecado,109 la Escritura utiliza con frecuencia indiscriminadamente los nombres de la causa y sus efectos.

      GIOVANNI DIODATI [1576-1649]

      “Pious and Learned Annotations upon the Holy Bible”, 1648

      Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar. Cuando los creyentes están atribulados y humillados, incluso los pecados más pequeños gritan desaforadamente en su conciencia; pero, en la prosperidad, la conciencia se convierte en un Papa que concede indulgencias y dispensas a mansalva, dando manga ancha a nuestros corazones. La cruz es, por tanto, tan necesaria, como la corona es gloriosa.

      SAMUEL RUTHERFORD [1600-1661]

      “Joshua redivivus, or, Three hundred and fifty-two religious letters; Written Between 1636 & 1661”, 1796

      Vers. 11. De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; los que me ven fuera huyen de mí. [De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; los que me ven en la calle huyen de mí. RVR] [A causa de todos mis adversarios, he llegado a ser objeto de oprobio, especialmente para mis vecinos, y causa de espanto para mis conocidos; los que me ven en la calle huyen de mí. LBLA] [A causa de todos mis adversarios, he venido a ser objeto de oprobio, y de mis vecinos lo soy en gran manera, y horror de mis conocidos. Los que me ven en la calle huyen de mí. BTX] [Todos mis enemigos me desprecian, y mis vecinos me rechazan, ¡ni mis amigos se atreven a acercarse a mí! Cuando me ven por la calle, salen corriendo para el otro lado. NVI] [Soy la burla de mis adversarios y, aún más, la de mis vecinos, el horror de los que me conocen; quien me ve por la calle, huye de mí. BLP] [Todos mis enemigos me desprecian, y mis vecinos me rechazan, ¡ni mis amigos se atreven a acercarse a mí! Cuando me ven por la calle, salen corriendo para el otro lado. NTV]

      De todos mis enemigos soy objeto de oprobio. Les fascinaba y divertía tener razones y motivos que echarle en cara; para ellos su estado lastimoso era como música, porque lo interpretaban de manera maliciosa como un juicio del cielo sobre él. El reproche es tenido como algo de poca importancia por aquellos que no han tenido que soportarlo personalmente, pero el que se halla bajo su látigo cruel conoce bien lo profundo de sus heridas. Incluso las personas mejores cuentan con enemigos acerbos y pueden verse fácilmente sometidas a los reproches e increpaciones más crueles.

      Y de mis vecinos mucho más. Los que tenemos más cerca de nosotros suelen ser los que más profundamente nos apuñalan. Los desprecios que más nos hieren son los de aquellos que por tantas razones deberían mostramos gratitud simpatía. Es probable que muchos de los amigos de David temían ser identificados con su fortuna en declive, y por tanto, se volvieron en su contra con la intención de ganarse el favor, cuando no la amistad de sus oponentes. El interés personal rige como algo absolutamente prioritario para la mayor parte de los seres humanos, y su influencia hace que los lazos más sagrada se rompan sin el menor escrúpulo, transformándose en acciones execrables de la mayor bajeza.

      Y el horror de mis conocidos. Cuanto más íntimos, más se apartan de nosotros. Nuestro Señor fue negado por Pedro,110 traicionado por Judas111 y abandonado por todos en la hora de la máxima necesidad.112 La manada huye del ciervo herido. La leche de la bondad humana se vuelve agria cuando un creyente despreciado es víctima de acusaciones calumniosas.

      Los que me ven en la calle huyen de mí. Aquellos que antaño peleaban para colocarse un puesto más cerca de él, ahora le rehúyen como si estuviera infectado de peste. Sienten miedo y tratan de no ser vistos en compañía de un hombre tan profundamente despreciado, ¡Qué cosa más monstruosa y villana es la calumnia, capaz de transformar al más eminente de los santos, al hombre que fuera admiración de todos, en un apestado, convirtiéndole en el blanco de las cornadas de todos y objeto de la aversión general! ¡Hasta que extremos del deshonor puede quedar reducida la inocencia!

      C. H. SPURGEON

      De todos mis enemigos soy objeto de oprobio. Si alguno procura ser paciente y humilde, se dice que es un hipócrita. Si se permite algunos de los placeres de este mundo, se le acusa de glotón; si busca la justicia, es un impaciente; si no la busca, un necio. Si es prudente, se le llama avaro; si quiere hacer felices a los demás, disoluto. Y si se da a la oración, vanidoso. Y esto es un gran obstáculo y merma en la iglesia, ya que a causa de estas actitudes muchos se abstienen de obrar bien; de lo cual el Salmista queja amargamente diciendo: “De todos mis enemigos soy objeto de oprobio”.

      JUAN CRISÓSTOMO [347-407]

      citado por JOHN MASON NEALE [1818-1866] y RICHARD FREDERICK LITTLEDALE [1833-1890]

      en “Commentary on the Psalms from Primitive and Mediæval Writers”, 1869

      Los