En ti, oh Señor, me refugio. No acudiré a ningún otro lugar en busca de amparo, no importa lo mucho que aúlle la tormenta. El salmista tiene su refugio, el mejor refugio; por ello, cuando arrecia la tempestad, echa el ancla poderosa de su fe. Otras cosas podrán plantear sus dudas, pero David establece con seguridad su confianza en Jehová; e inicia el salmo con ella, no sea que abrumado por la tensión de exponer su caso la olvidara. Esta confesión de fe es punto de apoyo para la palanca con la que intenta levantar su carga y resolver su problema; lo utiliza como consuelo para sí mismo y motivo de apelación ante Dios. No hace mención a méritos propios, su fe se basa exclusivamente en el favor y la fidelidad divina, y nada más.
Jamás sea yo avergonzado.11 ¿Cómo puede el Señor permitir que una persona que depende y confía solo en él sea definitivamente avergonzada? Tal proceder no sería propio de un Dios de gracia y de verdad.12 Si la fe no fuera finalmente recompensada, sería causa de deshonor para Dios mismo; si el Señor no acudiera aportando consolación y ayuda, sería ciertamente un día triste para todos aquellos que tienen puesta en él su confianza.
Líbrame en tu justicia. Señor, tú no eres injusto como para abandonar un alma que en ti confía, ni incumples tus promesas; vindicarás la justicia de tu misteriosa providencia, dándome gozosa liberación. La fe se atreve a mirar incluso a la espada de la justicia en busca de protección: en tanto que Dios es justo, la fe nunca quedará abandonada como algo fútil y fanático. ¡Qué dulce suena la declaración de fe en este primer versículo, cuando lo leemos al pie de la cruz, viendo la promesa del Padre como un sí y un amén a través del Hijo; contemplando a Dios, con los ojos de fe, tal y como se nos revela en Jesús crucificado!13
C. H. SPURGEON
En ti, oh Jehová, he confiado. Por tanto, evitemos la desconfianza; la duda es la muerte, solo en la confianza está la vida. Y asegurémonos de confiar directamente en el Señor, nunca confiemos en la propia prudencia.14
No sea yo avergonzado. Puesto que David ora pidiendo no ser avergonzado, esforcémonos en ello. Aquellos que aman a Jesús deberían avergonzarse de sentirse avergonzados.15
C. H. SPURGEON
Líbrame en tu justicia. Para fundamentar tu fe, pon la debida atención allí donde puede apoyarse con seguridad: sobre la justicia de Dios, y sobre su misericordia. Sobre esta base el apóstol esperaba en la fe su corona de justicia, pues el Señor de quien la esperaba es un juez justo;16 y en la que el salmista fundamentaba su audacia a la hora de apelar a la justicia divina.17 Puesto que podemos estar absolutamente seguros de que en la misma manera en que la bondad de Dios, su gracia y misericordia, le llevaron a efectuar la promesa; su verdad, su fidelidad y su justicia le llevarán a cumplirla.18
WILLIAM GOUGE [1575-1653]
“A Commentary on the whole Epistle to the Hebrews”, 1866
Vers. 1-3.
Las sombras son ficticias, y las rocas falsas;
no hay seguridad en los metales, ni en las paredes de mármol;
las camas de los pobres son igual de confiables que los salones de los príncipes.
¡Gran Dios! no hay seguridad aquí abajo en la tierra;
tú eres mi fortaleza; tú, a quien antes tenía por mi enemigo,
tú eres quien asesta el golpe, ¿quién mejor puede protegerme de él?
Tú eres mi Dios, por voluntad tuya caigo o me mantengo en pie;
tu gracia me ha dado el valor necesario para soportar
todas las torturas, salvo la de mi propia conciencia y de tu mano.
Sé que tú eres la justicia misma; pero sé,
también que tu esencia es la misericordia;
si no es a ti, ¿a dónde?, ¿a quién puedo acudir? 19
FRANCIS QUARLES [1592-1644]
“’O Whither Shall I Fly?’ Emblems” Book III, Job 14:13
Vers. 2. Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme. [Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; sé tú mi roca fuerte, y ciudadela para salvarme. RVR] [Inclina a mí tu oído, rescátame pronto; sé para mí roca fuerte, fortaleza para salvarme. LBLA] [Inclina a mí tu oído y rescátame pronto, ¡Sé Tú mi roca fuerte y la fortaleza para salvarme! BTX] [Inclina tu oído para escucharme; rescátame pronto. Sé mi roca de protección, una fortaleza donde estaré a salvo. NVI] [Acerca hacia mí tu oído, date prisa en socorrerme. Sé para mí fortaleza protectora, morada inaccesible que me salve BLP] [Inclina tu oído para escucharme; rescátame pronto. Sé mi roca de protección, una fortaleza donde estaré a salvo. NTV]20
Inclina a mí tu oído. Condesciende a mi bajeza; escúchame atentamente como quien escucha cada palabra. Las glorias trascendentales de la armonía del cielo bien podrían absorber el oído divino; no obstante, el Señor presta atención regularmente a los más débiles gemidos de sus súbditos más pobres.21
Líbrame pronto. No nos corresponde a nosotros conocer los tiempos o las sazones,22 sin embargo, con la debida sumisión, podemos solicitar tanto presteza como misericordia. Con frecuencia las misericordias divinas incrementan su eficacia por la manera tan oportuna en que son otorgadas; pues si se retrasaran podrían llegar demasiado tarde, pero cuando se trata del bien de sus amados, el Señor cabalga sobre un querubín y vuela sobre las alas del viento.23
Sé tú mi roca fuerte. Sé mi En-gadi;24 sé mi Adulam;25 sé mi amparo inmutable, inamovible, impenetrable, sublime.
Y fortaleza para salvarme. Donde pueda habitar con seguridad de manera continuada, no solo correr a ti en busca de refugio temporal, sino permanecer en ti para salvación eterna.26 ¡Cuán sencilla es la oración del justo y, no obstante, cuán enjundiosa y profunda! No usa florituras; su espíritu es demasiado sincero y profundo como para hacerlo de otra forma; sería bueno que cuando oramos en público tuviéramos siempre en cuenta esta norma.
C. H. SPURGEON
Inclina a mí tu oído. Escucha mi queja. Aproxima tu oído a mis labios, para que puedas escuchar todo aquello que mi debilidad sea capaz de pronunciar. Generalmente colocamos el oído cerca de los labios de los enfermos y los moribundos para escuchar mejor lo que dicen. A esto es a lo que parece hacer alusión este texto.
ADAM CLARKE [1760-1832]
“Commentary on the Whole Bible”, 1831
Líbrame pronto. Con esta oración pidiendo “líbrame pronto” el salmista evidencia la gravedad del peligro en el que se hallaba, como si hubiera dicho: “A menos que te apresures a prestarme auxilio, en breve todo habrá terminado, mi vida tocará su fin”.
JUAN CALVINO [1509-1564]
Vers. 2-3. “Sé tú mi roca fuerte” dice en el versículo dos (31:2), “porque tú eres mi roca” afirma a continuación (31:3). Lo que el Señor está comprometido a ser para nosotros en razón del pacto, podemos pedirlo en oración y darlo por hecho,