El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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       En mis angustias y tribulaciones

       siempre me viste dulce y compasivo,

       y en mis necesidades y miserias

       siempre por tu bondad me has socorrido.

       Jamás me abandonaste entre las manos

       de mis muchos feroces enemigos;

       antes los aterrabas, y su fuga

       me dejaba espaciosos los caminos.

       Apiádate también de los actuales

       trabajos y aflicción en que te miro,

       que el temor de tu ira ha conturbado

       mi corazón, mi alma y mis sentidos.

       Corrí la mayor parte de mi vida

       entre dolores, ansias y peligros,

       mis años florecientes se pasaron

       en llanto amargo, en míseros gemidos.

       Ya mis fuerzas están debilitadas

       con tantas aflicciones y martirios,

       hasta mis huesos se han descoyuntado,

       y esperaba por fin morir tranquilo.

       Pero ahora, santo Dios, soy el juguete,

       mofa y escarnio de mis enemigos,

       irrisión de vecinos y parientes,

       y hasta terror de todos mis amigos.

       Unos al verme en tan terrible estado,

       me han vuelto las espaldas, me han huido;

       otros como si ya me hubiera muerto,

       me han entregado a su total olvido.

       Todos me miran como a vaso roto,

       como vasija inútil, y han tenido

       el valor de decírmelo en mi cara,

       pues no hay injuria que no me hayan dicho.

       A este tiempo también los principales

       caudillos del ejército enemigo

       entre sí consultaban sobre el medio

       de quitarme la vida sin arbitrio.

       Y yo, Señor, en ti siempre fiado,

       de otra manera no me he defendido,

       que diciéndote, tú eres mi Dios solo,

       de tus manos dependen mis destinos.

       Líbrame ya, Señor, de las tiranas

       manos de estos feroces enemigos,

       que me persiguen para destrozarme,

       y me aborrecen, porque yo te sirvo.

       Mira con dulces favorables ojos

       a este siervo, aunque sea tan indigno,

       y que excite tu gran misericordia

       el miserable estado en que me has visto.

       No parezca el sonrojo y la ignominia

       de ser desamparado y confundido,

       porque invoqué tu nombre soberano,

       porque he esperado en tu poder divino.

       Que los malvados sí, que los malvados

       arrastren al sepulcro sus delitos,

       que enmudezcan sus lenguas, pues que solo

       para mentiras de ellas se han servido.

       Pues que llenos de orgullo, de soberbia,

       al inocente y al justo han oprimido,

       vomitando contra él muchas calumnias,

       que sean oprimidos ellos mismos.

       ¡Pero mi Dios! ¡qué mares de dulzura

       reservan tus tesoros escondidos

       para los corazones que te aman,

       y temen el rigor de tus juicios!

       Como ellos en sus males solo esperan

       hallar consuelo en ti, tener alivio;

       tú cumples sus deseos a la vista

       de sus contrarios, para confundirlos.

       Tú los esconderás en los secretos,

       que tu piedad les tiene prevenidos,

       y allí estarán ocultos a las iras

       de los hombres violentos y malignos.

       Bajo la sombra de tus santas alas,

       y ya en tu tabernáculo divino,

       no temerán a las malvadas lenguas

       ni las calumnias ni los artificios.

       Bendito sea el Señor omnipotente,

       que su misericordia ha difundido

       pródigo sobre mí, pues que me ha dado

       el muro inexpugnable de su auxilio.

       Bien sé que alguna vez en la amargura

       de mi aflicción te dije dolorido,

       ya veo que me arrojas indignado

       de tu presencia, porque soy indigno.

       Mas para reprimir los movimientos

       de un corazón desconfiado y tibio,

       oíste mi oración, y me salvaste

       antes de que pudiera repetirlos.

       Oh santos del Señor, amadle siempre,

       si os persiguen, estad con él unidos;

       porque conocerá vuestra inocencia,

       y sabrá confundir a los inicuos.

       Estad pues con firmeza, no desmaye

       en los mayores riesgos vuestro brío,

       antes vuestro valor debe aumentarse

       con mayor confianza en los peligros.

      DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII

      Vers.