El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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[329-379]: «Todo aquel que reconoce adecuadamente y con propiedad al Padre, la divinidad de su Hijo Unigénito, y la obra del Espíritu Santo, está tributándole a Dios honor y gloria. Pero quien la proclama a otros recordándoles que por él todo ha sido creado, todo se sostiene, y todo será sometido a juicio; la acrecienta. Quien haciendo uso del don de razonar que Dios le ha otorgado, después de haber contemplado por sí mismo cada una de las obras creadas y reflexionado sobre ellas, se ocupa de argumentar ante otros lo concerniente a la bondad de Dios y lo justo de sus juicios, y lleva una vida en consonancia con ellos, este es el que tributa al Señor gloria y fortaleza y rinde la debida gloria a su nombre (29:1-2). Porque la luz que Dios le ha concedido brilla y resplandece delante de los demás hombres (Mateo 5:16), en tanto que sus palabras y acciones glorifican al Padre que está en los cielos».

      29 Se refiere a Biblia de los Setenta, LXX, también conocida como Septuaginta, o Versión Alejandrina. El nombre de Septuaginta se debe a que solía redondearse a 70 el número total de sus 72 traductores, según cuenta la tradición. Es la principal versión en idioma griego por su antigüedad y autoridad. Su redacción se inició en el siglo III a.C. (c.250 a.C.) y se concluyó a finales del siglo II a.C. (c.150 a.C.). Se cree que fue hecha para los judíos que hablaban griego, pues en esa época eran bastante numerosos en Alejandría, aunque la orden provino del rey PTOLOMEO II PHILADELFO [284-246 a.C.], monarca griego de Egipto, con destino a la biblioteca de Alejandría. El Pentateuco fue traducido en esa época y el trabajo duró dos o tres siglos. Una escuela de traductores se ocupó de los Salmos, en Alejandría, hacia 185 a.C.; después tradujeron Ezequiel, los doce profetas menores y Jeremías. Trataron posteriormente los libros históricos (Josué, Jueces, Reyes), y finalmente de Isaías

      30 En griego ψαλμός ὁ Δαυίδ ἐξόδιον σκηνῆς φέρω ὁ κύριος υἱός θεός φέρω ὁ κύριος υἱός κριός φέρω ὁ κύριος δόξα καί τιμή. La traducción es compleja, puesto que en hebreo la palabra אֵלִ֑ים êlîm, aunque aplicada por regla general a Dios, tiene múltiples significados y puede aplicarse también a los carneros. El griego se puede entender de distintas formas: “carneros, arietes”, pero el sentido es de “fuerza, poder”, y parece incluir “embestir”, en cuyo caso podría traducirse también como: “Oh hijos de los que embisten”. Asumiendo esta idea, Trapp le busca el simbolismo con el cencerro de los carneros, que tanto por su peso como por su sonido, evitaba que embistieran con la cabeza. La Vulgata traduce este versículo como: “Afferte Domino, filii Dei, afferte Domino filios arietum”, “Traed al Señor, oh hijos de Dios, traed al Señor de los corderos”. Y sobre esta traducción de la Vulgata:

      –TEODORETO DE CIRO [393-458] forja el siguiente comentario: «Aquellos que habéis venido a ser hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús (Romanos 8:14; Gálatas 3:26; Efesios 1:5; 1 Juan 3:1-2) llevad este mensaje de salvación a todas partes, hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). Y traed como primicia a los pies del Señor a todos cuantos habían vivido hasta ahora en la irracionalidad, devolviéndoles a la cordura; traedlos a los atrios divinos y ofreced con ellos culto de adoración y alabanza al Autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2). Las palabras del salmista no distan mucho de las pronunciadas por el Salvador: “Por tanto, id, y haced discípulos en todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19-20)».

      31 Éxodo 7:10-12.

      32 Génesis 41:4.

      33 Aunque las versiones españolas varían, la versión inglesa KJV repite tres veces la expresión “Give unto” al traducir literalmente el verbo hebreo הָב֣וּ hāḇū de יָהַב yahab, que se repite tres veces entre los versículos uno y dos.

      34 1 Crónicas 16:29; 20:21; Salmo 96:9; 110:3.

      35 Juan 4:24; Filipenses 3:3.

      36 Salmo 148:13.

      37 El tetragrámaton o tetragrama sagrado con el nombre divino, el vocablo hebreo יְהֹוָה Yhvh, aparece en los versículos 1 (2), 2 (2), 3 (2). 4 (2), 5 (2), 7 (1), 8 (2), 9 (1), 10 (2). y 11 (2); total 18 veces. Siete de ellas ligado al término קוֹל qōwl, “voz” o “la voz”, versículos: 3 (1), 4 (2), 5 (1), 7 (1), 8 (1), y 9 (1); total 7 veces.

      38 Malaquías 1:14.

      39 Los Padres de la Iglesia comentaron:

      –AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Adorad al Señor en el santuario de vuestro corazón, santificado y purificado, por lo tanto, hermoso. Pues vosotros sois su morada santa y regia (Juan 4:23-24; 1 Corintios 3:16; 6:19)».

      –BASILIO DE CESAREA [329-379] ve en estas palabras un llamado del salmista contra la hipocresía: «Muchos son los que en apariencia participan activamente en el culto a Dios en actitud de oración, pero su corazón no está allí, pues su mente divaga en otras cosas arrastrada por la presión de las vanidades terrenales (…) tales adoradores no adoran a Dios “en la hermosura de la santidad”».

      –En el siglo XX, FRANCISCO LACUEVA [1911-2005] en su versión española del “Comentario de Matthew Henry” ve en estas palabras una alusión a la hermosura del santuario: «“En la hermosura majestuosa de su santidad” (compárese con 1 Crónicas 16:29) es una expresión de la belleza del santuario y de los servicios celebrados en él con todo el ceremonial y los bellos ropajes con que los sacerdotes se vestían. Cuando las reuniones que celebramos los creyentes congregados en la presencia del Señor se contemplan con los ojos de la fe, se palpa la belleza que hay en la santidad».

      40 Se refiere a CIRO II EL GRANDE [600-530 a.C.], rey de Persia y fundador del Imperio persa aqueménida. Conquistó Media, Lidia y Babilonia, creando el mayor imperio conocido hasta entonces y que se mantuvo por más de doscientos años, hasta su conquista por ALEJANDRO MAGNO (332 a.C.). La Biblia lo menciona específicamente en 2 Crónicas 36:23; Isaías 44:28; 45:1-7; Esdras 1:2.

      41 Se refiere a ALEJANDRO III DE MACEDONIA, más conocido como ALEJANDRO MAGNO [356-323 a.C.], considerado como uno de los más hábiles generales y grandes conquistadores de la Historia por su conquista del Imperio persa.

      42 ARNOBIO EL JOVEN [siglo V] no duda en vincular estas palabras del salmista al bautismo de Jesús por Juan en Bautista según lo hallamos descrito en los evangelios: «Cuando Jesús fue bautizado los cielos fueron abiertos, el Espíritu santo descendió en forma de paloma, y resonó sobre las aguas con poder la voz del Padre diciendo: “Tú eres mi Hijo amado; en ti he puesto mi complacencia” (Lucas 3:21-22).

      43 Éxodo 20:18; 19:16-18; Salmo 18:13; 77:18; 104:7. Se escuchó la “voz del Señor sobre las aguas”, la voz del Señor tronó majestuosamente con poder y gloria “sobre las muchas aguas”, esto es, sobre las naciones, proclamando la grandeza de Cristo Jesús y anunciando que todo aquel que creyera en él será salvo (Juan 3:36)».

      44 Salmo 42:7.

      45 El lector debe encuadrar estas palabras en el marco de la navegación marítima hasta finales del siglo XIX. El primer barco comercial movido a vapor, el Clermont, data de 1807, y la navegación comercial a vapor no comenzó a imponerse hasta la segunda mitad del siglo XIX. Los navíos a vela conocidos como clíperes se mantuvieron cruzando el atlántico hasta 1922 (el último de ellos fue el Cutty Sark), puesto que eran más rápidos que los de vapor, y su desplazamiento escasamente superaba las 2000 toneladas. Y el SS Great Western, primer navío de vapor en ruta transatlántica, botado en 1837, desplazaba 2300 toneladas. En ese contexto, cabe imaginar qué suponía en época de Spurgeon una tempestad en el mar.

      46 Se refiere a la imagen de Júpiter venerada en el Templo de Iuppiter Tonante, construido por el emperador por AUGUSTO [63 a.C.-14 d.C.] en la Colina Capitolina en Roma el año 22 a.C.

      47 En el original