131 Se refiere a GAYO SUETONIO [70-126], más conocido como SUETONIO, un historiador y biógrafo romano durante los reinados de los emperadores TRAJANO [53-177] y ADRIANO [76-138].
132 Se refiere a CAIUS IULIUS CAESAR AUGUSTUS [63 a.C.-14 d.C.] más conocido como CÉSAR AUGUSTO o simplemente AUGUSTO, primer emperador del Imperio Romano y el que tuvo el mandato más prolongado, del 27 a.C. al 14 d.C. El mandato de Augusto dio pie a una era de paz conocida como “Pax Romana” o “Pax Augusta” (en honor al nombre del emperador que la instauró) y en la que, con la excepción de alguna escaramuza fronteriza y el año de guerra civil de sucesión imperial, los dominios de Roma disfrutaron de paz durante más de dos siglos. Según leemos en Lucas 2:1, Cristo nació durante el mandato de Augusto.
133 Se refiere al emperador romano GAIUS JULIUS CAESAR AUGUSTUS GERMANICUS [12-41] hijo de Germánico e hijo adoptivo del emperador Tiberio, conocido como CAYO CÉSAR o por el sobrenombre de CALÍGULA (“pequeña sandalia”) por su costumbre de calzar con las sandalias o cáligas de los legionarios. Fue emperador desde el año 37 al 41. Su reinado fue notorio por su crueldad, extravagancia y perversidad sexual, y todos los cronistas e historiadores lo presentan como un tirano demente. Se proclamó a sí mismo un dios y obligó al Senado y al pueblo a rendirle culto en vida, llevando a cabo sus apariciones públicas vestido como Hércules, Mercurio, Venus y Apolo.
134 Se refiere al dios mitológico JÚPITER también llamado JOVE y conocido como ZEUS por los griegos, padre de dioses y de hombres, principal dios de la mitología romana y cuyos distintivos eran el rayo, el águila y el cetro.
135 Se refiere a QUINTUS HORATIUS FLACCUS [65-17 a.C.] más conocido como HORACIO, el principal poeta lírico y satírico en lengua latina.
136 HORACIO, Odas. I.II “A CESAR AUGUSTO”: «Ya el padre de los dioses envió a la tierra bastante nieve y asolador granizo, y su encendida diestra, vibrando el rayo contra los sagrados templos, llenó de espanto a Roma y puso terror en el orbe de que volviese el funesto siglo de Pirra con sus monstruosos portentos; cuando Proteo condujo sus rebaños a las cimas de los montes, los peces quedaron suspendidos de las copas de los olmos, donde antes se recogían las palomas, y los tímidos gamos nadaron sobre el mar extendido por la campiña». I.XVI “A SU AMIGA PALINODIA”: «Cibeles, Baco y Apolo no trastornan la mente de sus sacerdotes en los santuarios de los templos, ni los Coribantes entrechocan sus escudos de bronce con más furia que las iras desatentadas desafían el acero de los bárbaros, el fuego devorador, el mar y sus naufragios y el poder del mismo Jove con sus rayos y truenos espantosos». I.XXXIV “A PALINODIA”: «Tibio y no frecuente adorador de los dioses, extraviado por una insana sabiduría, me veo en la precisión de volver atrás las velas y emprender de nuevo el camino abandonado; porque Júpiter, rasgando mil veces las nubes con su rayo encendido, lanza por el cielo sus caballos atronantes y su carro volador que estremecen la baja tierra, los ríos fugitivos, la Estige, las cumbres del Atlas y las hórridas mansiones del odioso Tártaro; él eleva a la altura a quien yace en el abismo, abate al poderoso y hace brillar al que vive en la obscuridad». Traducción de Germán Salinas, 1909.
137 Se refiere a EUSEBIO HIHERÓNIMO DE ESTRIDÓN [342-420]. Ver nota 65 de este mismo salmo.
138 Se refiere a BASILIO DE CESAREA [329-379] también conocido como SAN BASILIO MAGNO o BASILIO EL GRANDE. Ver nota 66 de este mismo salmo.
139 Representadas por los distintos tipos de hojas.
140 Espada del Espíritu: Efesios 6:17.
141 Traducción literal de la versión inglesa KJV: “and in his temple doth every one speak of his glory”, “y en su templo todos y cada uno hablan de su gloria”. Dice BASILIO DE CESAREA [329-379]: «En el templo de Dios no se habla de otra cosa que de su gloria. No es un foro donde charlar de vanidades ni mantener conversaciones vergonzosas, solo se dice: ¡Gloria! Todo el ejército de los cielos no tiene otra función que rendir gloria a su Creador; toda criatura creada, celeste o terrena, bien sea mediante el uso de su voz o la majestuosidad de su silencio, glorifica constantemente a su Hacedor. Solo los seres humanos, miserables y desagradecidos, se olvidan de su Dios y cierran sus oídos a las palabras de su Creador, sin tomar conciencia de su naturaleza; no les afligen sus pecados ni les hace temblar el juicio que les aguarda. Y tal es su descaro que algunos son capaces incluso de acudir a su santo templo donde, mientras intercambian sonrisas dándose la mano, conversan de todo lo imaginable, desoyendo las palabras de este Salmo que nos recuerda que: “en su templo todos dicen: ¡Gloria!”. Cosa que tú, no solo no haces, sino que te conviertes además en impedimento para que otros lo hagan, involucrándoles en tus conversaciones vanas y ahogando con tu algazara el obrar del Espíritu en ellos. Cuida muy bien tu proceder y comportamiento en el templo, no vaya a ser que en lugar de salir de él vivificado por tu piedad y oración y galardonado por glorificar a Dios, te marches de él condenado cual aquellos que blasfeman su nombre. No te limites a cantar con tu lengua, une a ella tu pensamiento y suscribe cada palabra de lo que dices, de modo que tu salmodia no sea únicamente voz, sino también mente y corazón. Porque Dios no necesita en absoluto que le glorifiques, pero te da la oportunidad de que lo hagas para que también tú seas digno de ser glorificado. Pues “todo lo que el hombre siembre, eso también segará” (Gálatas 6:7). De modo que siembra gloria a Dios aquí en la tierra si quieres cosechar coronas, honores y alabanzas en el reino de los cielos. Las palabras del salmista: “en su templo todos dicen: ¡Gloria!”, no son una digresión innecesaria en su discurso; porque muchos son los que acuden al templo de Dios a cuchichear sin descanso y parlotear sin provecho hasta que les duele la lengua. ¡Y ojalá fuera solo sin provecho! Porque a menudo es con grave daño para los demás».
142 Dice FRANZ DELITZSCH [1813-1890]: «Lutero traduce: “Der HERR sitzt, eine Sintflut anzurichten”, “el Señor se sienta para preparar el diluvio” dando de ese modo un poco de sentido a las traducciones ininteligibles de la Septuaginta: κύριος ὁ κατακλυσμός καταοἰκίζω y la Vulgata: “Dominus diluvium inhabitare facit”. (…) «Jehová, dice el poeta, se sentó (en su trono) en el diluvio (para ejecutarlo) y en consecuencia, o en razón de ello, como siguen mostrando las demostraciones de su poder en las tempestades, sigue (entronizado) como Rey para siempre, puesto que desde los cielos dirige el destino de la tierra (Salmo 115:16) en la ira y en la gracia, juzgando y bendiciendo».
143 Sobre este versículo dicen
–FRANCISCO LACUEVA [1911-2005] en su versión española del “Comentario de Matthew Henry”: «“Jehová está entronizado sobre el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre”. Las olas y mareas, las agitaciones y revoluciones de este mundo, por grandes y terroríficas que sean, no perturban en modo alguno el poder y el reposo de la Mente Eterna, ni son capaces de sacudir ninguno de los designios de Dios. La administración de su reino se ajusta a sus eternos designios. Nada lo expresa mejor que el vocablo לַמַּבּ֣וּל lammabbūl de מַבּוּל mabbul, “diluvio”, el cual aparece únicamente 13 veces, una aquí y las restantes en los capítulos 6 al 11 del Génesis, como hace notar CHARLES RYRIE [1925-2016]. Por consiguiente, David parece referirse aquí a la mayor catástrofe que hasta entonces había experimentado la humanidad».
–SCHÖKEL, como FRANZ DELITZSCH [1813-1890], encuentran en este מַבּוּל mabbul, “diluvio”, que solo aparece en Génesis y en este versículo, todo el contexto bíblico del Salmo: «El Señor se sentó un día dispuesto a enviar el diluvio y sigue sentado como rey perpetuo. Tras el diluvio, advino la paz, garantizada con el arco (Génesis 9:12-17), que el guerrero depone en señal de sus intenciones pacíficas. El salmo repite puntualmente esta secuencia de actos».
144 Cita la tercera y cuarta línea del conocido himno de WILLIAM COWPER [1755-1831]: “God moves in a mysterious way / His wonders to perform”, traducido