Filosofía de la educación. Carlos Rojas Osorio. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carlos Rojas Osorio
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789587149432
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blanco, o como un buen atleta que se prepara para una carrera. El saber tiene una finalidad etopoiética, es decir, busca “transformar el modo de ser de un individuo”,41 producir un ethos (ethopoiein). El saber útil al ser humano es el que puede producir una transformación en su ethos, y desde esta perspectiva sólo el filósofo puede guiar a los otros; sólo él puede ser verdadero maestro.

      El modelo platónico de la reminiscencia tuvo mucho eco posterior no solo en los neoplatónicos sino también en los gnósticos, cuyos modelos se enfrentaron con el modelo del cristianismo de los primeros siglos de nuestra era. En los neoplatónicos y gnósticos vale la idea según la cual

      el conocimiento del ser y reconocimiento de sí no constituyen sino una y la misma cosa. Volver a sí y recobrar la memoria de la verdad son para la gnosis una y la misma cosa, y en este sentido todos los movimientos gnósticos son más o menos platónicos.42

      Estos dos modelos se trasmitieron a lo largo de toda la historia cultural de Occidente, tanto que el cristianismo se apropia en muchos casos de aspectos del modelo helenístico.

      La ética de los estoicos tenía una fórmula universal, que fue enunciada por su fundador Zenón de Citium:43 obedecer a la naturaleza, formulación que también era interpretada como “obedecer a la razón”. Pierre Hadot44 ha observado que Foucault no alude a este principio universal de la ética estoica, pues se interesó sólo en la ética individual del cuidado de sí. A Foucault no le interesaba una ética normativa, y menos aun una norma fundada en la naturaleza.

      Los escépticos (a quienes Foucault no toma en consideración en sus estudios sobre el cuidado de sí)45 prefirieron la tranquilidad del alma (ataraxia) a la zozobra que se crea al no poseer la verdad o al tener una verdad dogmática. En este sentido, Sexto Empírico (circa 200) nos dice que frente a la verdad es posible tener una actitud dogmática, la cual consiste en creer que ya se está en posesión de ella. Hay otra forma de dogmatismo: la de aquel que no ha encontrado la verdad pero afirma al mismo tiempo que no se la puede encontrar, pues simplemente no existe. Sexto Empírico denomina escépticos a aquellos que buscan la verdad y la investigan, pues la verdad es una cuestión de búsqueda permanente: solo se puede acabar con el dogmatismo mediante una actitud escéptica. Contra cualquier proposición podemos oponer otra proposición; de esa manera, se hace necesario buscar pruebas en la experiencia:

      La skepsis es la capacidad de oponer las apariencias a los juicios en todos los modos posibles, de forma que a través de las equivalencias entre las cosas y los argumentos opuestos, alcancemos primero la suspensión del juicio y, tras ello, la imperturbabilidad.46

      Sexto Empírico afirmó que en el razonamiento de tipo silogístico la conclusión está en forma implícita contenida en las premisas; por esta razón consideró que el silogismo es un círculo vicioso. Con respecto a la idea de causa, afirmó que si esta se considera una relación, entonces no es objetiva sino subjetiva. También criticó el concepto de providencia, mostrando las antinomias en que se cae, por ejemplo, al no poder considerar a Dios como finito o como infinito. Cuestionó también la contradicción en que caemos al afirmar al mismo tiempo la existencia del mal y la perfección de Dios.

      Sexto Empírico afirma que “el fin del escéptico es la tranquilidad del alma respecto de lo opinable y la moderación respecto de lo necesario”.47 Es decir, si alguien opina que algo es bueno por naturaleza, lo que hace es ponerse en un estado de perpetua intranquilidad. Pero es mejor vivir tranquilamente y evitar el dogmatismo. Hegel nos dice que el escepticismo mostró espíritu de libertad y un importante momento de repliegue de la subjetividad de la conciencia sobre sí misma.

      Con relación a la skepsis antigua de Pirrón, Hegel enfatiza su carácter agagógico (educativo), se trata de la “educación para una forma de vida”. Debe garantizarse la “libertad” respecto a toda perturbación causada por lo aparentemente subjetivo.48

      El hecho de que Foucault no estudie la ética del cuidado de sí en los escépticos se esclarece a la luz de la siguiente observación de Pierre Hadot: “Los escépticos, por otra parte, rechazaban con claridad la posibilidad de vivir de manera filosófica, prefiriendo sin duda ‘vivir como todo el mundo’”.49 Pero, agrega Hadot, ese “vivir como todo el mundo” no era tanto una vida a la manera cotidiana como pretendían los escépticos, pues después del largo e intenso viaje filosófico ya la vida no es la misma. Como hemos mostrado con la filosofía de Sexto Empírico, lo que en verdad les interesaba a los escépticos era la serenidad del alma, vivir tranquilamente, la libertad interior.

      Foucault dedica un importante análisis al tema antiguo de decir la verdad sin tapujos, es decir, “hablar claro” (o parresia, aspecto que Filodemo aplica a la educación), y explica: “Mediante el hablar claro (la parresia) incitamos, intensificamos, animamos en cierto modo la benevolencia (eunoia) de los alumnos entre sí, gracias al hecho de haber hablado libremente”.50 Hay un “hablar claro” del maestro pero también hay un “hablar claro” de los alumnos:

      La práctica de la palabra libre del maestro debe ser tal que sirva de incitación, sostén y oportunidad para los alumnos, que van a tener, ellos también, la posibilidad y el derecho, la obligación de hablar libremente.51

      Lo que muestran estos análisis de la educación en las escuelas helenísticas es que en ellas se le prestaba gran atención al aspecto ético de la educación. Pero esta dimensión ética de la educación no es entendida como imposición de normas preestablecidas, sino como una actividad de relación del sujeto consigo mismo que los griegos denominaron “cuidado de sí”, el cual no estaba divorciado del “cuidado del otro”, sino en estrecha relación con él.

      Aunque la ética del cuidado de sí es principalmente una ética individual, hay que observar que también puede ser universal, pues una fórmula ética puede ser universal por la forma o por el contenido. Foucault afirma que “la preocupación por sí mismo se convirtió en un principio general e incondicional” válido para todos y en todas las circunstancias.52 Esta fórmula de la ética es universal por la forma pero no por el contenido. Es universal por la forma, porque, como bien dice Foucault, llegó a ser un principio general, válido para cualquiera. Pero no es universal por el contenido, porque lo que el principio afirma, el cuidado de sí, es variable de una persona a otra. Cada uno debe cuidar de sí, pero la manera como cada quien cuida de sí mismo implica un estilo de vida, un modo de vida que sólo cada uno puede proponerse y seguir.

      Conclusiones

      Puesto que nadie nace bueno ni malo, virtuoso o vicioso, es una necesidad ineludible la educación que los padres han de dar a sus hijos, incluyendo en ella la educación moral. Pretender, como ciertas formas de liberalismo nos han hecho creer en las últimas décadas, que no es necesaria ninguna enseñanza de valores, es no solo un error sino, sobre todo, una grave falta de responsabilidad para con nuestros hijos y para con la sociedad.

      La idea platónica del modelo real de virtud como el mejor método de comunicarla es, sin duda, excelente y necesaria. ¡Dichoso Platón y la Atenas de su tiempo que tuvieron dicho modelo! ¡Desdichados de nosotros que nuestros modelos reales son o boxeadores o estrellas de la farándula que brillan por el esplendor de la pura apariencia pero en cuya humanidad concreta la virtud brilla por su ausencia! Ya Heidegger exclamaba:

      Cuando al boxeador se le considera el gran hombre de un pueblo y congregar millones de hombres en masa constituye un triunfo, entonces, verdaderamente, en tal época la pregunta ¿con qué objetivo?, ¿adónde vamos?, ¿y qué más? siempre está presente y, a la manera de un espectro, atraviesa toda esta hechicería.53

      Los modelos no se imponen, sino que “los jóvenes los escogen por una de dos razones: una persona que yo quiero mucho, o a una persona que yo veo que tiene mucho poder”.54

      Se ha calificado de autoritaria la idea aristotélica de la educación moral sin explicación racional. Pero se olvida que ello ocurre en el ambiente del hogar, y depende de cuán autoritario sea ese ambiente. “El análisis de las virtudes morales en Aristóteles incorpora la facilidad para relacionarse simpáticamente con los demás y ofrece un lugar importante a la calidad de los lazos afectivos”.55 No es por casualidad que el estagirita dedica mucha atención a la amistad como virtud ética: lazos de amistad entre el esposo