Inglaterra, al fin de la Primera Guerra Mundial, deja de ser la potencia hegemónica del orbe, desplazada por los Estados Unidos. Al declive de su poderío político y militar se le suma el de su economía. Pero su problema más grave seguía siendo el de Irlanda, exacerbado durante la guerra mundial. Seguía en pie la propuesta de Londres en 1914 del Home Rule, de una concesión de más derechos. No era aceptada por los republicaos irlandeses del movimiento Sinn Fein (nosotros solos), liderado por Eamon De Valera.
El Sinn Fein declara por su cuenta la independencia, forma un gobierno, y una oleada de terror inunda Irlanda para expulsar a los ingleses. La sublevación en Dublín del Lunes de Pascua de 1916 es dominada al tercer día por el ejército británico. La inutilidad del empeño, apoyado moral y económicamente por irlandeses emigrados a los Estados Unidos, lleva a los moderados del Sinn Fein a aceptar en 1921 el acuerdo que les ofrece el gobierno inglés de Lloyd George de crear el Estado Libre de Irlanda, sin el Ulster, que era de mayoría “unionista”, probritánica desde los tiempos de Cromwell. Aquello, de momento, pacificó notablemente el país47.
La “cuestión irlandesa” había sido durante bastante más de un siglo el “talón de Aquiles” de Inglaterra, su más grave problema político y social, pues a la vez que triunfa al crear su gran Imperio y no es sacudida por revolución social grave alguna (el obrerismo y sindicalismo británicos nunca han aceptado el marxismo), no logra en cambio poner fin a las luchas terroristas que resurgen entre unionistas (que dominan en el Ulster) e independentistas fenianos48.
Cada año, en el Ulster, se repetía la provocadora manifestación de los unionistas (orangistas) que desfilan por las calles de los barrios católicos para recordarles en el día preciso la histórica derrota de Drogheda (1690) por el ejército de Guillermo III Orange49, que no dejaba de saldarse sin muertos pese a la presencia de tropas británicas enviadas por el gobierno de Londres para impedirlo. En este contexto, el terrorismo prosigue por ambas partes hasta casi el fin del siglo XX50. La lucha cesó gracias al Acuerdo de Viernes Santo de 1998, impuesto a ambos bandos –como es conocido– por las cristianas madres de los enfrentados hasta entonces a muerte.
24 Cf. SJ3, 717-741, 914-928; VC1, 136-141; DM, 156-159, 186-191
25 Cf. SJ4, 76s; NH3, 316s; VC1, 337-346, 395-401, 426s; 482s; DM, 290-300, 422-428
26 Cf. NH4, 315-318
27 Numerosos aventureros holandeses, de fuerte credo calvinista y decidido espíritu emprendedor, apoyados a fondo por el Estado y la poderosa banca de Amsterdam, se asientan en las islas del sudeste asiático, en zonas del Caribe, en Sudáfrica, y durante un tiempo en la costa occidental norteamericana. Mientras tanto, los ingleses hacían también grandes negocios en ultramar, pero sin lograr aún dominios de territorios al modo de los holandeses. En la costa oriental norteamericana se fueron estableciendo en los años 1620-1650 colonias de ingleses, en su mayoría puritanos, contrarios al anglicanismo oficial, con grandes dificultades durante tiempo para sobrevivir y consolidar las colonias, la “Nueva Inglaterra”, embrión de los futuros Estados Unidos (cf. VC1, 350-354; DM, 300-304).
28 Cf. VC1, 351s; DM 290-300
29 Cf. VC1, 364-387; DM, 305-316
30 Cf. VC1, 337-346, 395-401; DM, 290-300
31 Cf. VC1, 401-404; DM, 305-316
32 Cf. VC1, 404-412; DM, 387-391
33 Cf. DM, 387
34 Cf. VC2, 64-72; DM, 387-397
35 Cf. VC2, 231-257; FZ, 75-95
36 A muchos lugares llegaba el Evangelio por primera vez. Causas de este trágico retraso por siglos del anuncio del Evangelio por Asia y el interior de África se dieron en la vida de la Iglesia, especialmente en el siglo V en zonas muy indicadas por su situación geográfica para misionar estos continentes (aun antes de aparecer en el siglo VII la casi infranqueable barrera del Islam). Estas causas surgen sobre todo al término del Concilio de Calcedonia (453), dogmático en su doctrina pero al que acompañaron trascendentales imprudencias, graves omisiones disciplinares y un siguiente silencio magisterial de más de 100 años acerca de la espléndida ortodoxia de san Cirilo (“el doctor de la Encarnación”), que permitieron por estas ambigüedades que prosiguiese el nestorianismo y que las multitudes más fervientes del Oriente –de Egipto, Siria y Palestina– se separasen de la Iglesia por incurrir en la tan grave equivocación de pensar que Roma se había vuelto nestoriana (cf. Aps1, 354-358).
37 Cf. VC2, 363s; FZ, 292-312
38 Cf. VC2, 365-369; FZ, 269-279
39 Cf. SJ4, 293-296
40 Así se puede constatar en el extenso y documentado volumen 29 de la colección de Fliche-Martin dedicado a las misiones. Una síntesis preciosa de la inmensa y sacrificada obra misionera realizada en el XIX puede verse en NH5, 373-377
41 Cf. VC1, 344; DM, 295s
42 Cf. JD7, 264-266
43 Cf. NH4, 320-324; NH5, 207-215
44 Cf. NH5, 219-222
45 Van evolucionando los dirigentes irlandeses hacia el liberalismo de la mano de los liberales ingleses, que les apoyan –sobre todo, más adelante, el gran líder whig Gladstone (1809-98) (cf. JD8, 215s)– para alcanzar los reconocimientos políticos y sociales. Sobre los orígenes liberales –no jacobinos sino románticos– de plurales nacionalismos, ver Nota sobre la evolución del romanticismo en Aps5, 109s, y en Aps5, 333-341.
46 Ya en el año 1882 se dan en Irlanda unos cien atentados, con 26 asesinatos (cf. JD8, 225-228)
47 Cf. VC2, 562s; O´BEIRNE RANELAGH, John, Historia de Irlanda, Cambridge University Press, Md 1999, 171-173; SPECK, W.A., Historia de Gran Bretaña, Cambridge University Press 1996, 199-202
48 Cf. VC2, 457s; FZ, 276-279
49 Cf. VC1, 403; Aps4, 44-47
50 Cf. O´BEIRNE RANELAGH, John, Historia de Irlanda, Cambridge University