Convencidos por las ideas de Sorel de que la revolución se ha de imponer por la acción, organizan en 1902 la primera huelga general y actos terroristas que, aunque esporádicos, no cesan. Prosiguen los lanzamientos de bombas. Atentan en 1906 contra Alfonso XIII y su esposa a la salida de la boda. Participan en gran manera en la anarquía de la Semana Trágica, aunque seguramente por su modo desorganizado de proceder resultó después difícil precisar responsabilidades.
Cobran fuerza en Barcelona a partir de 1907 el sindicato anarquista Solidaridad Obrera y el periódico del mismo nombre, dirigidos ambos por Angel Pestaña, y al que acompaña, con gran demagogia y arrastre popular, Salvador Seguí. En 1910 tienen ya los anarquistas capacidad para crear la CNT, confederación de sindicatos de ámbito nacional, irregular y desorganizada, con asambleas muy informales y tras las que cada uno actúa según le parece. Pero a partir de entonces, aumentan las huelgas y actos de terrorismo; especialmente, en Barcelona hasta que Primo Rivera imponga el orden público. Y en 1936, llegará el anarquismo quizá a los dos millones de afiliados206.
183 Cf. CRR, 336-451; JV, 693-822; PR1, 385-428; Aps5, 417-439
184 Señala al respecto José Luis Comellas: “El hecho de la desamortización –o más exactamente, el despojo y empobrecimiento de la Iglesia a mediados del siglo XIX– debe tener relación con un proceso de descristianización de las clases más modestas en los barrios de las ciudades y en las zonas campesinas de más concentración. A comienzos del siglo XIX estas clases eran las de sentir más tradicional y de más profundas convicciones religiosas; a finales del siglo, se encontraban, en un gran número de casos, en el polo opuesto. La propia Iglesia, que necesitaba vivir de los recursos de la burguesía, centró en ella su labor. Reconquistó una buena parte de sus miembros, pero ella misma, por contacto, en gran parte se aburguesó. Entre tanto, quizá sin darse cuenta, millones de españoles cambiaban de alma” (cf. CO3, 155)
185 “Millones de españoles –señala Comellas– , sobre todo en el campo o en los barrios pobres, quedan sin instrucción. El resultado fue, en la época de Isabel [1843-68], una tasa de analfabetismo sin precedentes. Incluso en el caso de que la Iglesia, desprovista de rentas, mantuviese instituciones docentes, éstas tenían que ser de pago. El Estado se preocupó de las Universidades, que progresivamente pasan a su dependencia, y se fundan distinguidas academias para los hijos de la burguesía. La educación popular fue en gran parte abandonada (cf. CO3, 155)
186 Cf. CO3, 279-289
187 Cf. FERNANDEZ ALMAGRO, Melchor, Historia política de la España Contemporánea, III (1897-1902), Alianza Ed., Md 1968, 9-215
188 Cf. MO3, 287
189 Cf. MR, 232s; CO3, 297-302
190 Cf. FERNÁNDEZ ALMAGRO, Melchor, Historia política de la España contemporánea, II (1885-1897), Alianza Ed., Md 1969, 208
191 Cf. MR, 232s; HE5, 279-282.
192 Cf. REGLÁ, Introducción a la Historia de España, Teide 1974, 394; VC1, 310-312; DOMINGUEZ ORTIZ, Antonio, Sociedad y Estado en el XVIII español, Ariel, Bna 1981, 37-48; Aps3, 485s
193 Cf. CANALS VIDAL, Francisco, La tradición catalana en el siglo XVIII ante el Absolutismo y la Ilustración, Fund. Elías de Tejada, Md 1995, 63-80; Aps4, 212s
194 Cf. SOLDEVILA, Ferrán, Síntesis de Historia de Cataluña, Eds. Destino, Bna 1973, 249-252; CO3, 313-316; SC3, 735
195 Cf. CRR, 524-527, 631; CO3, 263, 314-316; SOLDEVILA, Ferrán, Síntesis de Historia de Cataluña, Eds. Destino, Bna 1973, 254
196 Cf. SOLDEVILA, Ferrán, Síntesis de Historia de Cataluña, Eds. Destino, Bna 1973, 254.
197 Cf. España y la revolución del siglo XVIII, Aguilar, Md 1973, 256-260; RIBECCHINI, Celina, De la Guerra de la Convención a la zamacolada, Ed. Txertoa, Donostia-San Sebastián 1996, 20s, 28; Aps4, 239-241
198 Cf. PP, 10s, 14
199 Cf. CC, 349-351, 514-518
200 Cf, PP, 1-3; CO3, 316s.
201 Cf. PP, 1-26, 55-56, 66
202 Cf. CO3, 317s
203 Una síntesis matizada sobre los problemas económicos de España al final del XIX y parte del XX, puede consultarse en: CO3, 310-312; SC3, 796-801; y más amplia en CRR, 374-411
204 Cf. CRR, 421
205 Cf. CRR, 438-443
206 Cf. CO3, 307-312; CRR, 427-456
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