El Sacro Imperio Romano Germánico. Peter H. Wilson. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Peter H. Wilson
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788412221213
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      Las cruzadas norteñas

      El nuevo lenguaje de guerra santa que acompañó la expansión oriental del imperio inflamó aún más la animadversión ya existente. Los papas, ya en el siglo X, bendecían a los guerreros y a sus armas y, a partir de 1053, ofrecían el perdón de sus pecados a quienes combatieran a sus enemigos. En un principio, tales indulgencias se concedían a los que combatían a los normandos, pero, desde 1064, incluyeron las campañas contra los musulmanes. Gregorio VII preparó el terreno para las futuras cruzadas al estigmatizar a sus enemigos tachándolos de herejes. La querella de las investiduras, llena de implicaciones ideológicas, nutrió nuevos conceptos de violencia, tales como una distinción más nítida entre la cristiandad, considerada un reino de paz donde matar se consideraba un crimen condenable; y el mundo exterior, en el que el exterminio de infieles glorificaba a Dios y los cristianos muertos en batalla se convertían en mártires que entraban directos en el cielo.

      La ideología cruzada se empleó en 1102 contra los adversarios cristianos occidentales: ese año, el papa Pascual II respaldó a uno de los adversarios de Enrique IV en su lucha por el obispado de Cambray. Fue uno más de los numerosos conflictos locales que caracterizaron la confusa fase final de la querella de las investiduras. Esta ideología se empleó de forma más extensiva por Gregorio IX y por Inocencio IV, que, durante la fase final del conflicto entre el papado y los Hohenstaufen, redirigieron ejércitos enviados a Tierra Santa a combatir contra Federico II.

      Los husitas

      Un siglo después de las cruzadas norteñas, el imperio se embarcó en una última cruzada interna contra los husitas bohemios, el movimiento herético más importante previo a la Reforma, además del mayor alzamiento popular anterior a la guerra campesina de 1524-1526. La preocupación tardomedieval por las creencias individuales, en combinación con el aumento de la cultura escrita, hizo que la herejía fuera más fácil de identificar, como desviación con respecto a los textos y prácticas sancionadas de forma oficial. Los husitas se inspiraban en Jan Hus, rector de la universidad de Praga ejecutado a traición en la hoguera en 1415, cuando Segismundo, de la casa de Luxemburgo, le denegó el salvoconducto que le había prometido para que pudiera defender sus ideas en el Concilio de Constanza (1414-1418). Los husitas establecieron su Iglesia nacional en 1417, pero su movimiento no tardó en escindirse entre los taboritas milenaristas, con sede en la ciudad de Tabor, y los utraquistas, más moderados, que recibían su nombre de su práctica de la comunión «en ambas especies» (sub utraque specie), es decir, con pan y vino. En 1419, las dos facciones se volvieron a unir por breve tiempo para oponerse al acceso de Segismundo al trono de Bohemia y lograron conquistar la mayor parte del reino.

      Segismundo recibió indulgencias papales para cinco expediciones principales, emprendidas entre 1420 y 1431. A pesar de que el llamamiento a la cruzada se hizo a toda la cristiandad, la mayoría de cruzados llegó de Alemania, Holanda y Hungría (Segismundo también era rey de Hungría). En 1427, llegó al continente un contingente de 3000 ingleses, pero fue reenviado a combatir contra Juana de Arco, en la Guerra de los Cien Años (una prueba más de que las