El pase antes del pase... y después. Irene Kuperwajs. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Irene Kuperwajs
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789878372112
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las deformaciones de un texto. Subraya que esta conexión teórica le parece esencial en la articulación de Lacan con Freud: “la represión es como la omisión en un texto”. (17) Miller enfatiza este punto de la omisión como represión que trae Freud, porque es el término que utiliza Lacan para hablar del sujeto dividido, anulado. El sujeto sería algo así como “un agujero en un texto”. Es más, en “Observaciones sobre el informe de Daniel Lagache”, Lacan fundamenta el sujeto dividido en la noción de que el sujeto del inconsciente está estructurado como una omisión, un vacío localizado en un contexto. (18) El sujeto desde esta perspectiva freudiana es una defensa. Freud escribe que “si la percepción de la realidad objetiva trae displacer, ella –o sea, la percepción– tiene que ser sacrificada”. (19) Este es el fundamento del horror a la verdad que plantea junto con la idea de que la represión no es tan fácil de levantar para el analista. Es más, hay algo de eso que es imposible de levantar: cierta defensa contra la castración queda inmodificable.

      Por otra parte, Miller plantea que el fantasma fundamental en el sentido de Lacan designa el modo constante bajo el cual el sujeto constituye sus objetos, y el mecanismo constante de defensa con el que opera. Pero este mecanismo sería superable: el sujeto podría ir más allá de ese punto de vista, sería “la alteración del yo en tanto que traspasable”. Y habría que discutir en qué medida cambia eso la dimensión freudiana del fantasma.

      Entonces, el yo se defiende de las pulsiones, se altera y se deforma. Pero no toda alteración del yo se produce durante las luchas defensivas de la primera infancia; no sólo ahí se fijan esos mecanismos, ya que para Freud antes de que exista el yo existe el ello.

      El objetivo del análisis es que se creen las condiciones psicológicas más favorables para las funciones del yo. Los obstáculos que se desprenden de esto son que el analista conduzca las curas desde los propios mecanismos de defensa (expresión de la resistencia del ello), y que la investigación analítica esté orientada por la hostilidad y el partidismo. Freud no olvida mencionar el problema del abuso del poder en la transferencia.

      En el último apartado de este enorme texto Freud ubica el rechazo a la feminidad como límite del análisis para ambos sexos. Afirma que frente a la castración existe la “envidia del pene” en la mujer y, para el hombre, la revuelta contra su actitud pasiva o femenina hacia otro hombre. Destaca lo que Adler llamó “la protesta masculina” y dice que él la llama “desautorización de la feminidad”.

      En la mujer, el querer alcanzar la feminidad también es acorde al yo, pero luego se reprime, y de este proceso dependerán los destinos de la feminidad. Del insaciable deseo de pene vendrá por ejemplo el deseo del hijo (salida vía la maternidad) y el deseo del varón, portador del pene. No obstante, puede conservarse este deseo de masculinidad en lo inconsciente.