Vida de Jesucristo. Louis Claude Fillion. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Louis Claude Fillion
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788432151941
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Hb 10, 5-6.

      [21] Expost. in Luc., 2, 25.

      [22] Fil 2, 9.

      [23] Lc 2, 25.

      [24] «Consolador».

      [25] Is 61, 1-3. Cfr. 40, 1; 49, 13; 51, 3; 60, 1-22; 66, 13, etc.

      [26] L’Évangile de Nicodème, 16.

      [27] Histoire de la nativité de Marie, 16.

      [28] Este lenguaje es muy expresivo. La locución figurada «ver la muerte» está igualmente empleada en Sal 88, 49, y en S. Pablo, Hb 11, 5; en Jn 8, 52, leemos: «gustar la muerte».

      [29] También este rasgo es muy conforme con el espíritu del A. T. Cfr. Gn 22, 18; 49, 10; Sal 99, 1-5; Is 2, 6; 27, 5; 60, 3, etc.

      [30] Más literalmente, «señal a la que se hace contradicción»; un estandarte levantado en alto, en torno del cual hubieran debido agruparse todos los verdaderos israelitas, pero contra el que se alzarán muchos extraviados.

      [31] Is 8, 14-15.

      [32] Jn 9, 39; 15, 22-25; Mt 21, 44-44; Act 4, 11; Rom 9, 33; 11, 11-12.

      [33] 1 Cor 1, 23; Gal 5, 11.

      [34] Cfr. Hb 12, 3.

      [35] El texto griego menciona la ῤoμϕαία (romfaia), que designaba unas veces la larga espada de los tracios, en oposición a la espada más corta de los romanos, y otras la lanza de hierro agudo y pesado.

      [36] Corresponde a una estrofa del Stabat Mater.

      [37] 1 Tim 5, 5, 9.

      [38] La expresión «no dejaba el Templo» es evidente hipérbole.

      [39] Otra significativa fórmula para designar al Mesías. En algunos manuscritos griegos y latinos se encuentra la variante: «la redención de Jerusalén».

      LA VISITA DE LOS MAGOS Y SUS CONSECUENCIAS

      Hemos indicado ya antes el sencillísimo y natural procedimiento con que puede establecerse entre las narraciones de San Mateo y San Lucas la más cabal armonía en lo tocante a la sucesión cronológica de los acontecimientos que integran la historia de la Santa Infancia. Basta para ello encajar, por decirlo así, los relatos de uno en los del otro; lo cual se puede conseguir sin roces y sin violencia, pues son suficientemente elásticos para amoldarse a tal disposición. Según la hipótesis más verosímil, debe, pues, ponerse inmediatamente después de la purificación de María y rescate de Jesús la llegada de los Magos a Belén, la huida de la Sagrada Familia a Egipto, el degüello de los Inocentes, la permanencia de Jesús, María y José en tierra extranjera y su definitivo establecimiento en Nazaret. Desde el siglo II fue recibido este orden de acontecimientos por Taciano en su armonía evangélica, conocida con el nombre de Diatessaron; lo aceptan asimismo la mayoría de los comentaristas contemporáneos.

      Si después de María y José y los ángeles fueron los pastores los primeros adoradores de Jesús y representaron junto a su cuna a todos los verdaderos y fieles israelitas, justo era, y muy conforme con los designios providenciales —nos lo acaba de recordar el anciano Simeón—, que el mundo pagano tuviese también desde el primer momento sus representantes cerca de Aquél que a todos los hombres, sin excepción alguna, traía la salvación. Por eso acuden ahora los Magos a la ciudad de David, como primicias de la gentilidad.