[5] Cfr. Tob 1, 1.
[6] El texto griego a la letra dice: un cuerno de salud. Metáfora enteramente hebraica, frecuente en los libros del A. T. Cfr. 1 Sam 2, 10; 2 Sam 22, 3; Sal 75, 5, 6, 11, y sobre todo el 131, 17 («Suscitaré un cuerno a David»). Está tomado del vigor que reside en la cabeza y los cuernos de ciertos animales como el buey, el búfalo salvaje, etc.
[7] Is 9, 2; 42, 6; 49, 6; 60, 1; Mal 4, 2.
[8] Habla del crecimiento físico. Se había efectuado en excelentes condiciones, aunque Juan hubiese nacido de padres ancianos.
[9] Se refiere al crecimiento intelectual y moral, que también fue notable, bajo la influencia de las celestiales bendiciones.
[10] Mt 1, 19, 20, 24.
[11] Dt 22, 24-27.
[12] Is 7, 14.
[13] Is 54, 4.
[14] En el siglo II de nuestra Era, los rabinos, para desembarazarse de las abrumadoras objeciones que los apologistas cristianos sacaban contra ellos de esta profecía, pretendieron que el hijo prometido a la almáh no era otro que Ezequías, hijo del rey Achaz. San Justino se lo echa en cara en su Dialog. c. Tryph.: 43, 67, 71, 77, etc. Cuando a su vez tradujeron al griego la Biblia hebrea, los judíos Aquila, Símmaco y Teodoción sustituyeron la palabra παρθένoς (parthénos), de los LXX por νεᾶνις (neãnis), que indica simplemente una joven cualquiera.
[15] August., 110.
[16] Annal., 1, 11.
[17] JOSEFO, Ant., 16, 11, 3.
[18] JOSEFO, Ant., 14, 4, 4; 10, 5-6.
[19] JOSEFO, Ant., 16, 11, 1-7; 17, 5, 3-8; Bell.. jud., 1, 27, 1-7, y 32, 1-7.
[20] JOSEFO, Ant., 16, 9, 3.
[21] JOSEFO, Ant., 17, 8, 2-4; 9, 3-6; Bell. jud., 2, 2, 1-6.
[22] TÁCITO, Annal., 2, 30, 4; 3, 22, 1-2, y 23, 1-48; SUETONIO, Tiber., 49; DION CASSIO, 54, 48.
[23] Mi 5, 2. Cfr. Mt 2, 4-5.
[24] 1 Sam 16, 1-13; 17, 12-15, 58.
[25] Esd 2, 59, 62; JOSEFO, Vita, 1.
[26] Expresión técnica, por decirlo así, que servía para designar un viaje cuyo fin era Jerusalén y sus contornos, porque de cualquier lado que allí se fuese era preciso subir para llegar a la ciudad.
[27] Su nombre árabe es actualmente Djébel Foréidis. En recuerdo de las Cruzadas se le llama también monte de los Francos.
[28] Con más exactitud, según el hebreo: Beit léhhem.
[29] Epist. 108, ad Eustoch.
[30] Jn 7, 42.
[31] Mi 5, 2.
[32] Actualmente son unos 40.000 habitantes.
[33] 1 Sam 16, 1; 17, 12. De ahí el nombre de «ciudad de David», que le da S. Lc, 2, 11.
[34] La altura de Belén sobre el nivel del mar es de 777 m.
[35] Gal 4, 4.
[36] Serm. 18: Omnis hujus nativitatis schola est humilitatis officina.
[37] Elevations sur les mystères, 6.ª Elév. de la 16.ª semaine.
[38] Aquí, más que en parte alguna, contrasta la casta belleza de la narración sagrada con las raras descripciones, ávidas de lo maravilloso, frecuentemente chocantes, de los evangelios apócrifos, que, con todo, sostienen el nacimiento de Jesús en un establo.
[39] Un khan o caravanera oriental nada tiene de común con nuestros hoteles europeos. Consiste en un recinto bastante capaz, en el que se ha construido un edificio poco elevado, sin pisos, donde los viajeros encuentran gratuitamente abrigo, aunque no víveres, de los que ellos mismos tienen que preocuparse. Según algunos autores, la palabra griega κατάλυμα (katályma) empleada aquí por San Lucas (Vg diversorium) no designaría una caravanera, sino un alojamiento en general (cfr. Lc 22, 33), y particularmente la casa de algún habitante de Belén que, habiendo recibido ya otros huéspedes, no pudo procurar a María y a José otro albergue que su establo. Este parecer es poco verosímil. * Sin embargo, hoy gana terreno esa opinión.
[40] C. Cels., 1, 5; varios evangelios apócrifos hacen lo mismo: el Protoevangelio, 18; la Historia de José, 7; el Evangel. árabe de la Infancia, 2, 5 y 6; el Pseudo-Mtth., 13 y 14.
[41] Demonstr. evang., 7, 2.
[42] JOSEFO, Ant., 14, 14, 5; 17, 6, 4; 8, 1 y 9, 3.
[43] De Trinit., 4, 5.
[44] Cfr. Ex 16, 7, 10; 24, 27; 40, 34; Nm 11, 8; 1 Re 8, 10-11, y también Apc 21, 11, 23.
[45] 1 Sam 10, 1.
[46] Así los asocia también San Pedro, para aplicarlos a Jesús, en su discurso del día de Pentecostés, Act 2, 36.