Jesús. Samuel Fernández Eyzaguirre. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Samuel Fernández Eyzaguirre
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561426146
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lo golpeó en el costado derecho. Jesús se puso a llorar, y, en el mismo instante y ante los ojos de varios testigos, el demonio que obsesionaba a Judas lo abandonó bajo la forma de un perro rabioso. Y aquel muchacho que pegó a Jesús, y de quien salió el demonio, era el discípulo llamado Judas Iscariotes, el que entregó a Nuestro Señor a los tormentos de los judíos. Y el costado en que Judas lo golpeó fue el mismo que los judíos atravesaron con una lanza (XXXV,1-2).

       Un día, cuando Jesús había cumplido los siete años, jugaba con sus pequeños amigos, es decir, con niños de su edad. Y se entretenían todos en el barro, haciendo con él figurillas, que representaban pájaros, asnos, caballos, bueyes, y otros animales. Y cada uno de ellos se mostraba orgulloso de su habilidad, y elogiaba su obra, diciendo: Mi figurilla es mejor que la vuestra. Mas Jesús les dijo: Mis figurillas marcharán, si yo se lo ordeno. Y sus pequeños camaradas le dijeron: ¿Eres quizá el hijo del Creador? 2. Y Jesús mandó a sus figurillas marchar, y en seguida se pusieron a dar saltos. Después, las llamó, y volvieron. Y había hecho figurillas que representaban gorriones. Y les ordenó volar, y volaron, y posarse, y se posaron en sus manos. Y les dio de comer, y comieron, y de beber, y bebieron. Y, ante unos jumentos que hiciera, puso paja, cebada y agua. Y ellos comieron y bebieron. Los niños fueron a contar a sus padres todo lo que había hecho Jesús. Y sus padres les prohibieron para en adelante jugar con el hijo de María, diciéndoles que era un mago, y que convenía guardarse de él (XXXVI,1).

      Naturalmente, un texto como el Evangelio Árabe de la Infancia nos presta el servicio de darnos a conocer la piedad popular de un particular grupo de cristianos del siglo V, pero en nada contribuye para el conocimiento histórico de Jesús de Nazaret.

       b. Apócrifos de origen gnóstico

       Evangelio de Felipe, probablemente, del siglo II

       Jesús los llevó a todos a escondidas, pues no se manifestó como era (de verdad), sino de manera que pudiera ser visto. Así se apareció [...] a los grandes como grande, a los pequeños como pequeño, a los ángeles como ángel y a los hombres como hombre. Por ello su Logos se mantuvo oculto a todos. Algunos le vieron y creyeron que se veían a sí mismos; mas cuando se manifestó gloriosamente a sus discípulos sobre la montaña, no era pequeño: se había hecho grande, e hizo grandes a sus discípulos para que estuvieran en condiciones de verle grande (a Él mismo). Y dijo aquel día en la acción de gracias: ‘Tú que has unido al perfecto a la luz con el Espíritu Santo, une también a los ángeles con nosotros, con las imágenes’ (pp. 57-58).

       Evangelio de Tomás, texto del siglo II con fuentes del siglo I

       112. Dijo Jesús: ‘¡Ay de la carne que depende del alma! ¡Ay del alma que depende de la carne!’.

       113. Le dijeron sus discípulos: ‘¿Cuándo va a llegar el Reino?’ (Dijo Jesús): ‘No vendrá con expectación. No dirán: ¡Helo aquí! o ¡Helo allá!, sino que el reino del Padre está extendido sobre la tierra y los hombres no lo ven’.

       114. Simón Pedro les dijo: ‘¡Que se aleje María [Magdalena] de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida’. Dijo Jesús: ‘Mira, yo me encargaré de hacerla varón, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los varones: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo’.

       El Evangelio de Judas, posiblemente del siglo II

       ‘En verdad te digo, Judas, que [los que] ofrecen sacrificios a Sacias [...] dios [...] toda obra mala. Pero tú los sobrepasarás a todos, pues sacrificarás al hombre que me reviste’. Ya se levanta tu cuerno / y se enciende tu ira, / tu astro transita / y tu corazón [...]. ‘En verdad [te digo]: Tus últimos [... seis líneas con palabras sueltas].

       El arconte que será destruido. Y entonces enaltecida la figura de la gran generación de Adán, porque aquella generación existe previamente al cielo, a la tierra y a los ángeles, procedente del eón.

       He aquí que todo te ha sido revelado. Levanta tus ojos y contempla la nube y la luz que hay en ella y los astros que la rodean: el astro que hace de este es tu astro’.

       Judas miró hacia arriba y vio la nube de luz y entró en ella. Los que se hallaban alrededor en la parte de abajo oyeron una voz que venía de la nube y decía: [...] gran generación [...] imagen [...] [cinco líneas con letras sueltas].

      Estos breves ejemplos nos muestran hasta qué punto los apócrifos mezclan datos evangélicos con las especulaciones de las propias escuelas, en este caso, gnósticas. El desprecio de la materia, el carácter elitista de la revelación, la inferioridad del espíritu femenino y la oposición entre lo interior y exterior, son temas propios del pensamiento griego del siglo II, y no provienen del ambiente palestinense en que vivió Jesús. La mayor confiabilidad del Nuevo Testamento está asegurada porque sus escritos son por mucho anteriores a los apócrifos tal como hoy los conocemos. Estos documentos son utilísimos para conocer algunas líneas de la teología cristiana primitiva, pero no son un aporte para acceder históricamente a Jesús de Nazaret.

       D. ¿Es legítima cualquier interpretación de Jesús?

      Después de examinar estos textos, que ofrecen diversas interpretaciones de la persona de Jesús, nos preguntamos: ¿Se puede decir cualquier cosa sobre Jesús? ¿Es legítima cualquier interpretación de Jesús? ¿Qué criterio nos puede orientar para discernir qué se puede decir acerca de Jesús y qué no?

      El criterio que permite discernir qué se puede afirmar legítimamente acerca de Jesús es, naturalmente, la continuidad con la realidad histórica de Jesús de Nazaret. Es decir, una interpretación que verdaderamente hunda sus raíces en la persona misma del Maestro de Galilea, es legítima.

      Obviamente, la pregunta que sigue es ¿cómo se puede evaluar la continuidad de una interpretación de Jesús con la realidad histórica de Jesús mismo? Es el propósito de este libro. Por medio de los documentos antiguos, estudiados críticamente, se puede acceder, al menos parcialmente, a las primeras convicciones acerca de Jesús, y a las palabras y acciones del propio Jesús. Una vez delineada la figura histórica de Jesús y las convicciones de sus discípulos directos, podemos examinar los apócrifos y preguntarnos: ¿Hay continuidad entre la presentación de Jesús que ofrece este documento y la realidad histórica de Jesús de Nazaret? La respuesta a esta pregunta nos permite discernir el valor de cada documento.

       3. EL NUEVO TESTAMENTO

       A. Valor histórico del Nuevo Testamento

      ¿Se puede confiar en el Nuevo Testamento como fuente histórica? Antes de enfrentar este problema, hay una pregunta anterior: ¿Podemos confiar en los documentos antiguos? o mejor: ¿Podemos estudiar la antigüedad sin confiar en las fuentes antiguas? o más radicalmente: ¿Es posible conocer sin confiar?

      Ciertamente, el que desconfía de todo, no podrá conocer siquiera el presente, y mucho menos informarse de la antigüedad. «Tenemos que reconocer que, históricamente hablando, el testimonio es el único medio de acceso a la realidad histórica, y el único con valor»35. En definitiva, no se puede vivir sin confiar. El slogan «yo confío sólo en lo que puedo verificar personalmente», no resiste ni el menor análisis crítico. Paradójicamente, los que desconfían de los evangelios terminan por confiar en cualquier reportaje o novela de dudosa procedencia. Naturalmente, no se trata de una confianza ingenua, sino crítica, pues las mismas fuentes antiguas a veces son inconsistentes e incluso contradictorias. De todos modos, la ciencia histórica aporta los métodos para controlar críticamente la confiabilidad de los documentos de la antigüedad.

      Hoy en día, en los tribunales de justicia, se absuelve o se condena a una persona no sobre la base del uso de «la máquina del tiempo», que permitiría verificar si tal sospechoso participó o no en un determinado delito,