Hacia la Gran Universidad Chilena. Arnoldo Hax. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Arnoldo Hax
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561426269
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(1862) como el primer y único aporte original del sistema de educación superior de Estados Unidos, mientras que su colega Samuel Morison destaca el proceso que llevó adelante el rector Charles W. Eliot en la Universidad de Harvard, como el hito que marca el inicio de esta época de grandes transformaciones (1869).

      Distinguimos luego un tercer período, marcado a fuego por los acontecimientos históricos vinculados a la Segunda Guerra Mundial, que implicó la migración de académicos y científicos alemanes hacia las universidades de los Estados Unidos, y la creación de una nueva institucionalidad vinculada a la investigación universitaria. El cuarto momento, ya más cercano al tiempo actual, se refiere al surgimiento de lo que el rector de la Universidad de California, Clark Kerr, llamó “Multiversity”. Esto es, la universidad que está llamada a responder a propósitos múltiples, entre los que se cuenta su participación como un agente activo en procesos sociales y económicos, los que en parte serían luego potenciados por el Bayh-Dole Act en el Congreso de Estados Unidos.

      Así llegamos a la situación actual, un tiempo donde a juicio de la rectora Faust, la educación superior de Estados Unidos está sometida a rápidas y dramáticas transformaciones. “Vivimos en un tiempo donde se valora que el conocimiento atienda los problemas que más presionan al mundo; cuando las tecnologías abren magnificas posibilidades, pero también crean profundas dislocaciones; cuando los procesos globales conforman cada vez más nuestras vidas y trabajo; cuando los campos tradicionales del conocimiento cambian y convergen; y cuando las expectativas públicas y sus demandas hacia la educación superior se intensifican”38.

      La realidad que hoy exhiben las instituciones líderes y su capacidad de dar respuestas efectivas a las demandas contemporáneas son fruto, como veremos en este capítulo, de procesos que se caracterizan por momentos o hechos singulares de gran impacto. Estos involucran a la sociedad como un todo, dentro y fuera del claustro universitario, y solo las ideas de excelencia, pertinencia y liderazgo permiten explicar la capacidad de transformaciones radicales que estas instituciones han tenido a lo largo de su historia.

      Fundación y ancestros

      LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD EN ESTADOS UNIDOS (1636)

       “Once of the next things we longed for, and looked after was to advance Learning and perpetuate it to Posterity…” 39 .

      Partimos con la misma cita con que Samuel E. Morison comienza su libro sobre la fundación de Harvard40, y termina también su texto dedicado a la celebración de sus trescientos años41. Y lo hacemos para destacar lo notable que nos resulta el hecho de que los primeros peregrinos venidos de Inglaterra fundan el nuevo college “en una colonia cuya historia no alcanzaba los diez años y una población inferior a las diez mil personas”42, otorgando prioridad decisiva a los estudios superiores en la conformación de su comunidad. Aspiraban además a replicar los mismos estándares de excelencia que ellos conocieron en su tierra de origen. Esta visión y ambición, presente ya al momento de la fundación de la institución universitaria, ha tenido luego un tremendo impacto a lo largo de toda la historia social y cultural de los Estados Unidos.

      Dos hechos de este período pueden ayudarnos a entender por qué estos inmigrantes, a poco de instalarse en las costas de América, emprendieron la aventura de fundar una universidad. El primero está referido a sus creencias y las acciones que de allí se derivan, ya que se trata de ingleses puritanos, los que mantenían dos principios orientadores, no propiamente religiosos, sino educacionales. Ellos procuraban contar con pastores para su iglesia muy bien preparados —lo que implicaba leer e interpretar las sagradas escrituras directamente de su lengua original, hebrea y griega— y con una comunidad de fe que gozara de una muy buena educación. De allí que estos esfuerzos culturales recibieran sus mayores prioridades y alcanzaran diversas manifestaciones, tales como la fundación de escuelas (con leyes que obligaban la asistencia de los niños y niñas a ellas), la creación de una imprenta (Cambridge Printing Press) y el establecimiento de la universidad en Cambridge, lo que llevó a que la Nueva Inglaterra del siglo XVII fuera conocida como la “República de las Letras”.

      El segundo hecho que establece una marca importante en este primer período es la constatación de que dentro de las primeras oleadas de gentes que arribaron a las costas de Estados Unidos se encontraban jóvenes graduados de las prestigiosas universidades de Oxford y Cambridge43, quienes se ubicaron en los puestos de liderazgo religioso y político de la naciente comunidad, y desde allí alentaron la creación de la universidad en estas nuevas tierras. Fueron estos “inmigrantes universitarios” los responsables de fundar la tradición intelectual y fijar los estándares académicos en Nueva Inglaterra y, a través del carácter en que habían sido formados, el respeto hacia la educación y el aprendizaje como herramientas fundamentales para el desarrollo de su comunidad.

      Así, en el año 1636 la Corte de Massachusetts44 decide aportar los recursos necesarios para la fundación de la primera universidad, la que fue emplazada en la localidad de Cambridge (Newtown en esa época). Tres años más tarde, luego de la donación de la mitad de su herencia y su colección de libros (400 volúmenes), realizada al momento de su muerte por el Pastor John Harvard45, el college, por orden de la misma Corte, pasó a llamarse Harvard College en honor a su primer benefactor.

      Conviene destacar que los historiadores modernos rechazan la idea de que la fundación del primer college en este período haya sido solo con el fin de formar clérigos. Nos aportan dos datos muy reveladores al respecto: solo poco más de la mitad de los graduados llegarán a ser ministros de la iglesia46, y los grados académicos conferidos por esta nueva institución habilitaban para seguir estudios de posgrado en Oxford o Cambridge.

      Su segundo rector, Henry Dunster, crea las bases de lo que hoy conocemos como la regla de los “tres tercios” para el financiamiento de la universidad (aranceles, aportes del gobierno y donaciones). Resulta sorprendente ver cómo, aun en un contexto de total precariedad financiera, luego de conseguir el apoyo para que los recursos que producía el ferry entre Boston y Cambridge pasaran a ser de beneficio de la naciente universidad, y se consagrara un aporte de los habitantes del estado a ella, el rector Dunster, más allá de atender las urgentes necesidades de recursos para financiar el gasto de la institución, crea el “tesoro” de la universidad, que en inglés es conocido como el “endowment”. Este se eleva hoy por sobre los US$30 mil millones, el más alto del planeta, tal vez solo superado por los tesoros del Vaticano.

      Como veíamos, las universidades de Estados Unidos nacieron de la preocupación de los colonizadores protestantes de Nueva Inglaterra para formar a sus hijos, considerando que no podían enviarlos a universidades inglesas47. Las primeras universidades reprodujeron el modelo educativo de la tradición de los colleges medievales de Oxford y Cambridge, como Harvard el año 1636 y Yale, en 1701. Posteriormente, se fundarían Princeton, en 1746; Columbia, en 1754, y Brown, en 1764. Estas instituciones eran altamente aristocráticas y los estudiantes provenían de las principales familias colonizadoras. Ellas constituyen lo que se designa como el “Ivy League” (la “Liga de las Hiedras”, dado que sus añosos edificios invariablemente están cubiertos por ellas).

      El currículo estaba focalizado en los estudios clásicos de las Artes Liberales (Bachelor of Arts), latín, griego y lógica (en algunos casos, hebreo), además de filosofía moral. En este sentido, los estudios no preparaban para el desempeño en la industria y la agricultura, sino más bien se orientaban a la formación del “gentleman”, que podía ser pastor o abogado48.

      La primera universidad pública que se fundó en los Estados Unidos con apoyo estatal, luego de la consolidación de la independencia, fue la University of Virginia, en 1824. Esta sustentaba sus principios en el ideario de los fundadores de la nueva república, promoviendo el no sectarismo y la admisión basada en las aptitudes intelectuales. La universidad impartió un currículum alejado del modelo de estudios clásicos de Harvard, promoviendo una docencia en diferentes áreas del conocimiento49.

      De este período rescatamos tres hechos esenciales, los que perduran como sello de origen en la Gran Universidad de Estados Unidos: