Un curso de amor. Mari Perron. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mari Perron
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935250
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transitoria, aunque algunos quizás os entretendréis en ella durante un período largo. Permanecerás ahí hasta que te des cuenta de que todos sois buenos y que no puedes hacerte merecedor de más bendiciones de Dios que tu hermano. Permanecerás hasta que te des cuenta de que Dios ya os ha dado todo a todos.

      10.10 De nuevo, sólo declara tu buena disposición, tu voluntad de creer que tienes todo lo que necesitas, a pesar del “hecho” de que no parece ser así. Tu buena disposición es lo único que te hace falta para atravesar esta etapa y pasar a la siguiente. En vez de sentir desánimo por el hecho de que Dios no te conceda todos tus deseos aquí, alégrate, pues éstos no son todavía tus auténticos deseos, y las recompensas que elegirías aquí son como el polvo en comparación con aquellas de las que te irás dando cuenta a medida que avances.

      10.11 Llegados a este punto, dediquemos unos momentos a hablar de los milagros. En palabras sencillas, los milagros son una consecuencia natural de la unión. La magia es el intento de hacer milagros por tu cuenta. En los inicios de tu aprendizaje, sentirás la tentación de jugar al juego de la fantasía. Aunque no creerás que no eres tu cuerpo, querrás fingir que lo crees. Entonces puedes sentir la tentación de creer que al hacer de cuenta que no eres un cuerpo, puedes hacer de cuenta que no sientes el dolor de una jaqueca o el frío de un día de invierno, y así incluso puedes llegar a sentir un poco menos de dolor, un poco menos frío. Pero este intento de autoengaño es aplaudido por tu yo separado, pues sabe que el hecho de fingir algo no lo convierte en realidad.

      10.12 Estos intentos de autoengaño están basados en tu falta de comprensión, más que en tu falta de creencia. No hubieras llegado hasta aquí en tu lectura si creyeras que eres tu cuerpo y nada más. Desde hace mucho tiempo sabes que eres más que carne y hueso. Creer no es tu problema. Tu problema es comprender. Aunque crees en Dios, no comprendes a Dios. Aunque crees en mí, no comprendes cómo es que estas palabras vienen de mí. Aunque crees en el cielo y en la vida más allá de la muerte, no comprendes qué son ni dónde están. Y creer en algo que no comprendes te hace sentir raro, cuando menos, y delirante en el peor de los casos. Quieres creer, y por lo tanto crees. Pero también quieres “tener razón” sobre aquello que crees. Lo cómodo de tu creencia en Dios, en mí, en el cielo y en la vida después de la muerte es que dudas de que se vaya a demostrar que estás equivocado mientras estés aquí. Si lo estuvieras, simplemente te pudrirías después de tu muerte y ¡nadie sabría cuán grande era tu error! Si estuvieras equivocado, por lo menos habrías creído en algo que te dio consuelo y, en última instancia, no te hizo ningún daño.

      10.13 Sin embargo, no se puede decir lo mismo tan fácilmente acerca del concepto de no estar separado. Lo único que te resulta realmente difícil de creer es que estás en unión con tus hermanos y hermanas, ahora mismo, hoy. Creer en Dios sin comprender a Dios es una cosa. Creer en tu unión con tu prójimo sin comprender ni la unión ni a tu prójimo es algo muy distinto. Esta creencia no necesariamente te dará consuelo, y queda por saber si no te hará daño. ¿Y si crees en la bondad de tu prójimo y resulta que esa creencia no está justificada? ¿Y si depositas tu confianza en alguien y resulta que esa confianza es inmerecida? ¿Y si simplemente eres ingenuo y te toman por tonto? ¿Y si estás equivocado?

      10.14 Otro temor similar es el que asalta tu corazón cuando te planteas abandonar tu creencia en el cuerpo. Creer que no eres tu cuerpo mientras te desenvuelves dentro de él es algo muy distinto de creer en Dios. Sobre esta cuestión, todas las evidencias dirían que estás equivocado. Todas las pruebas que te aportan tus ojos y tus oídos, así como las de la ciencia, dirían que tú eres tu cuerpo. Incluso la historia parece demostrar este hecho, cuando miras atrás y recuerdas que incluso Jesús murió antes de poder resucitar como espíritu.

      10.15 Estoy aquí de nuevo para enseñarte, porque mi vida fue el ejemplo. ¿Crees que cuando caminé sobre la Tierra era un cuerpo? ¿O crees que era el Hijo de Dios antes de nacer en forma humana, mientras existí en forma humana y después de resucitar? Con razón a esto se lo llama el misterio de la fe: Cristo ha muerto, Cristo ha resucitado, Cristo volverá. ¿Qué es lo que falta en este recitado? Cristo nació. En ningún lugar del misterio de la fe se dice que Cristo se haya hecho cuerpo.

      10.16 No se te ha dicho que el cuerpo no existe, sino sólo que no es lo que tú eres. Al igual que todas las herramientas que tú has construido, es una ilusión, porque las herramientas no te hacen ninguna falta. Sin embargo, mientras creas lo contrario, te parecerá completamente real. Renunciar totalmente al cuerpo es una elección que no necesitas hacer. A medida que avances en tu aprendizaje, comprobarás que ello es posible, aunque puede haber razones para no realizar esa elección. En este punto, sin embargo, lo único que se te pide es que veas tu cuerpo como aquello que es, tanto en el sentido del propósito con que lo hiciste, como en cuanto al modo en que ahora puedes ser guiado a utilizarlo para el bien de todos.

      10.17 Para muchos, la disyuntiva parece haber sido: “¿Prefieres tener razón o ser feliz?”. Sólo el ego elegiría tener razón antes que felicidad. Mientras observas tu cuerpo, observa también cómo actúa con respecto a las opciones que elige. Pregúntate: “¿Qué elección puede haber conducido a esta situación o hecho?”, puesto que antes del hecho siempre habrá habido una elección. Nada le sucede al Hijo de Dios por casualidad. Esta observación ayudará a volver a situar la responsabilidad de tu vida en tus manos, que es donde corresponde que esté. No estás indefenso, ni tampoco estás sometido al capricho de fuerzas que se encuentren más allá de tu control. La única fuerza que está fuera de tu control es tu propia mente, y no tiene por qué ser así. Cuando empieces a preguntarte: “¿Qué elección podría conducir a la felicidad en vez de a esto?”, empezarás a observar una diferencia en cómo responde tu cuerpo ante lo que parecen ser hechos externos y, después, un cambio en los mismos hechos externos.

      10.18 Es posible que tu mente aún prefiera tener razón a ser feliz, así que es importante que permitas que tu corazón te sirva de guía para realizar esta nueva elección. Cuando te encuentres en una situación que no te guste, muestra nuevamente tu buena disposición a encontrar algo de felicidad en ella. Estas instrucciones dadas a tu corazón empezarán a producir un cambio en tu estado mental.

      10.19 Lo que tú llamarías “tu estado mental” es más bien una atmósfera general, un ambiente, un estado de ánimo, y es un entorno que determina tu corazón. A los pensamientos de tu yo separado esto les importa bien poco, y considerarían que tales preocupaciones son irrelevantes para su bienestar. Su supervivencia per se es su única preocupación, una preocupación que no se refiere únicamente a necesidades como el alimento y el abrigo, sino incluso a la supervivencia del sistema de pensamiento del yo separado. Para esta cuestión, la felicidad no es una prioridad, mas tener razón sí que reviste bastante importancia. El yo separado prefiere mostrarse serio y apesadumbrado antes que alegre y despreocupado. Tomarse la vida con seriedad es una de sus principales estrategias, ya que reconoce su propia seriedad como algo necesario para mantener su separación. La alegría es verdaderamente el mayor peligro para el yo separado, porque proviene de la unión y fortalece el atractivo de la unión a expensas del atractivo de la separación.

      10.20 No eres consciente de la rapidez con la que el yo separado se apresura a sabotear todo movimiento que te aleja de la separación y te acerca a la unión. Muchos habéis reconocido vuestra tendencia a minimizar vuestras posibilidades de felicidad y a maximizar vuestras posibilidades de infelicidad a través de las elecciones que hacéis. Recordáis épocas de felicidad con nostalgia, y os preguntáis qué falló y por qué no pudisteis mantener ese estado feliz. Puede haber muchos motivos prácticos que expliquen la desaparición de la felicidad, pero en la soledad que su pérdida conlleva te preguntarás, al menos brevemente, por qué hubo que optar por lo práctico. Sin embargo, si al mirar atrás el yo separado comprueba que eligió tener razón por encima de ser feliz, se congratulará, a pesar de su infelicidad, y dirá: “Hice lo correcto”. Se verá como vencedor sobre los sueños de felicidad descabellados, y dirá que se alegra mucho de haber entrado en razón antes de que fuera tarde.

      10.21 Cada uno de vosotros es consciente de un umbral que, una vez traspasado, no deja camino de regreso. Dicho umbral con frecuencia es una felicidad tan plena que, una vez que la has experimentado, dices: “No seguiré soportando esta desesperanza”. Para otros. este umbral es lo contrario: una experiencia