Un curso de amor. Mari Perron. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mari Perron
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935250
Скачать книгу
lugar de reconocer tu unión, un estado en el que eres íntegro y estás completo porque estás unido a todo, te has decidido a mantenerte separado y a usar a los demás para apoyar tu postura separada. ¿Ves la diferencia entre estas dos posiciones? ¿En qué sentido es tu manera mejor que la manera que Dios creó para ti, una manera que está completamente libre de conflicto? A pesar de tus más valientes esfuerzos por mantenerte separado, has de usar a tus hermanos y hermanas incluso para mantener la ilusión de tu separación. ¿No sería simplemente mejor poner fin a esta farsa? ¿Admitir que no fuiste creado para la separación sino para la unión? ¿Empezar a soltar tu temor a la unión, y al mismo tiempo soltar el uso también?

      9.50 ¡Cuán distinto sería el mundo si sólo intentaras por un día reemplazar el uso por la unión! Sin embargo, antes de que puedas empezar, debemos ampliar las lecciones que estás aprendiendo mediante la observación de ti mismo. Ahora pretendemos poner al descubierto la ilusión de que puedas ser usado por tu cuerpo, ya que este aparente uso es lo que lleva a todas las demás ideas de uso.

      CAPÍTULO 10

      10.1 En primer lugar, consideremos qué es aquello que el cuerpo usaría. Aunque te consideres su esclavo y sometido al peso de su control, ¿quién es el “tú” que el cuerpo controlaría? ¿Cómo puede obligarte a hacer algo distinto de lo que tú elijas hacer? Aprende bien esta lección, pues en ella reside la cura de toda enfermedad y la esperanza de toda sanación. Aunque parece que es el cuerpo el que te dice lo que sientes y te insta a actuar de acuerdo con sus sentimientos, ¿cómo puede ser así? En sí mismo, el cuerpo es neutro. Pero mientras le atribuyas la capacidad de proporcionarte placer, el cuerpo también te proporcionará dolor. No puedes elegir el uno sin el otro, porque la elección es la misma. El cuerpo es una herramienta hecha con el fin de que la utilices para mantener la ilusión de tu separación. Sólo aparenta tener poder porque crees que es ahí donde has puesto el tuyo. Si esto fuera cierto, entonces sí manejaría un gran poder. Pero aquello que tú has hecho no puede ser investido con el poder de la creación sin que tú te unas a él. ¿Cómo podrías tener un vínculo mayor, piensas, que el que tienes con tu propio cuerpo? Si ni siquiera estás unido a esta presencia que llamas tu hogar, ¿cómo se puede esperar que te unas a otros?

      10.2 Ahora debemos retomar el concepto de relación, pues la idea de cuerpos integrados en una unión más estrecha que la unión que sientes con el cuerpo que consideras tuyo es efectivamente un disparate. La unión se produce en la relación, no en la forma física. La unión no es la destrucción de una cosa para construir otra: la unión hace que cada una sea íntegra, y que en esa integridad sea una con todo. En realidad, esta unión nunca ha dejado de existir, pero mientras no tomes conciencia de su existencia, no tendrás acceso a los beneficios que te ofrece. Por mucho que yo quisiera que así fuera, que yo te cuente la verdad de tu existencia no es suficiente en sí para hacerte consciente de lo que has escondido de ti mismo durante tan largo tiempo. Yo sólo puedo decirte dónde buscar, y ahorrarte incontables años de búsqueda ahí donde la verdad no se encuentra, sólo con que estés dispuesto a buscar donde yo te indique que la encontrarás.

      10.3 Hay aspectos de lo que te estoy diciendo que aceptas sin dificultad, y otros que no entiendes y prefieres esperar un poco antes de ponerlos en práctica. Lo que en realidad no entiendes es el concepto de “totalidad”. Todas las cosas forman parte de una totalidad, incluido el sistema de pensamiento que has elaborado para proteger la ilusión por la que sientes tanta querencia. Tu sistema de pensamiento es completamente ajeno a la verdad, a la vez que completamente coherente como sistema. No puedes abandonar un postulado y conservar otro, porque al conservar una parte, conservas el todo. Esto llevará al aparente fracaso en tu aprendizaje de lo que yo quiero que aprendas. No puedes dejar de aprender aquello que Dios quiere que yo te enseñe, mas tampoco puedes aprenderlo por partes. El sistema de pensamiento de la verdad es igual de coherente que el sistema de pensamiento de la ilusión, y no puedes tomar lo que quieras y dejar el resto. Así que seguiremos señalando las diferencias entre los dos sistemas de pensamiento para que tus ideas puedan empezar a cambiar, hasta que al final tu corazón se ponga al mando y realice la única elección que tienes que hacer. Tu corazón –que no hay que confundir con la bomba que hace funcionar el cuerpo, sino identificado como el centro de tu ser– no tiene un sistema de pensamiento aparte del tuyo, por lo que ha de existir en la realidad en la que crees encontrarte.

      10.4 Toda transformación se inicia en la fuente, y éste es el caso tanto de la ilusión como de la verdad. Percibes tu cuerpo como tu ser, y tu ser como la “fuente” de todo lo que has hecho y sentido en todos los días que llevas sobre la Tierra. Sin embargo, tu verdadera Fuente se encuentra en el centro de tu Ser, el altar a tu Creador, el Ser que compartes en unidad con Cristo. Cristo es la “parte” de Dios que reside en ti, no en separación sino en la totalidad eterna en la que Dios y tú juntos existís en verdad.

      10.5 Para aquellos de vosotros que lleváis ya un largo tiempo viajando, así como para aquellos que acabáis de empezar, este abandono del cuerpo como vuestro hogar y como la fuente de todo lo que sois es el mayor obstáculo que debéis superar. Mientras observáis el cuerpo y os aventuráis a pensar en una vida sin él, una y otra vez os topáis con su realidad. Justo en el momento en que empiezas a soltar la percepción del cuerpo, es cuando te pueden acosar las jaquecas, el dolor de espalda y otros males aparentes. Se trata del yo separado, obra tuya, que te llama de vuelta al cuerpo para demostrarte que es insuperable. En este punto, muchas personas intentan liberarse de las dolencias con el pensamiento, y cuando fracasan lo toman como una prueba más de su sujeción al cuerpo. Guárdate de toda tentativa de hacer desaparecer el cuerpo y materializar milagros con el pensamiento. Este deseo simplemente muestra que no conoces la fuente de la sanación y que no estás preparado para ser sanado.

      10.6 Que todavía no estés preparado no significa que no llegarás a estarlo, del mismo modo que haber perdido algo no significa que ya no exista. Sin embargo, tu yo separado aduciría todas las pruebas que demuestren que ha fracasado en ser cualquier cosa que no sea separada, y con celeridad te señalaría la imposibilidad de ser algo distinto de lo que eres: un cuerpo. Éste es el “hecho” que te susurra constantemente al oído, la mentira con la que intenta hacerte creer que todo lo demás que aprenderías aquí es igual de imposible. Haces caso a esta voz porque ha sido tu maestra y tu acompañante constante en la separación, y no te das cuenta de que lo que te ha enseñado es precisamente a estar separado. Quedas advertido de que nunca dejará de entrometerse mientras atribuyas algún sentido a lo que te dice.

      10.7 Piensa en otra persona, en un maestro, o en tu padre o tu madre, cuya “voz” escuches en algún momento de tus días. Ya sea que desees oír esa voz o no, que dicha voz en su momento fuera sabia o insensata, el simple hecho de que se repita la mantiene en tu memoria. Puede ser la voz que te dice: “Ponte derecho”, o “Eres especial”, o “Nunca llegarás a nada”. Puede haber muchos entre vosotros que hayáis utilizado alguna terapia para aquietar los mensajes negativos que escucháis, y después de mucho esfuerzo hayáis logrado sustituir lo que era negativo por mensajes de carácter más positivo. ¡Y esto sólo son mensajes que provienen de una fuente externa! Tus propios pensamientos son mucho más persistentes e insistentes que aquéllos. Llevan más tiempo contigo y de forma más constante. Hace falta vigilancia para desalojarlos.

      10.8 No te digo esto para desanimarte, sino para animarte a no abandonar. Tu propósito ahora es el más sagrado posible y el cielo entero está contigo. Lo único que hace falta es que sigas estando dispuesto. Lo único que puede hacerte fracasar es que abandones. Te pongo estos ejemplos que te llevarán a decir: “No será fácil”, pero te digo que tampoco será difícil si recuerdas esto: lo único que hace falta es tu buena disposición. Cuando tu yo separado te susurre: “Tu cuerpo es un hecho”, sólo necesitas decirte: “Sigo estando dispuesto a creer lo contrario”.

      10.9 Sé consciente también de tu anhelo de recompensa. A medida que te sientas más cerca de Dios y de tu verdadero Ser, a medida que seas más consciente de ti mismo como una “buena” persona, que además se esfuerza por ser aún mejor, empezarás a buscar tus recompensas. Más adelante, recordarás estos momentos y sonreirás, y soltarás alguna carcajada ante la inocencia de estos deseos que simplemente revelan que te encuentras en el inicio del programa de