Un curso de amor. Mari Perron. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mari Perron
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789874935250
Скачать книгу
sistema de pensamiento del ser separado lo ve todo a través de la separación. El sistema de pensamiento de Dios lo ve todo a través de la unidad. El sistema de pensamiento de Dios es de permanente creación, renacimiento y renovación. El sistema de pensamiento del ego es de permanente destrucción y desmontaje, descomposición y muerte. Y sin embargo, ¡cuánto se asemejan entre sí!

      8.26 ¡Qué propio de la memoria es el pensar que se recuerda algo hasta en el más pequeño detalle, sin tener idea de qué se trataba en realidad! Los recuerdos siempre acaban deformados y distorsionados por lo que tú quisieras que fuesen. Todo el mundo ha tenido al menos un incidente largamente recordado que, una vez expuesto a la luz de la verdad, resultó ser una mentira de estrafalarias dimensiones. Son los recuerdos de los seres queridos que estabas convencido de que querían hacerte daño cuando en verdad lo único que querían era ayudarte. Los recuerdos de situaciones que creías destinadas a ponerte en evidencia, o a destruirte, y que en verdad tenían el propósito de enseñarte lo que necesitabas aprender para llevarte al éxito del que ahora gozas.

      8.27 Así es que tu recuerdo de la creación de Dios es un recuerdo que conservas hasta en el más pequeño detalle, y sin embargo los detalles enmascaran la verdad hasta tal punto que toda la verdad se entrega a la ilusión.

      8.28 ¿Cómo puede ser que te muevas por el mismo mundo día tras día, en el mismo cuerpo, que observes muchas situaciones similares, que te despiertes ante el mismo sol que sale y se pone, y que sin embargo vivas cada día de forma tan distinta que un día te sientes feliz y otro día triste, un día sientes esperanza y otro desesperación? ¿Cómo es posible que aquello que se creó tan a semejanza de la creación de Dios sea tan opuesto a ella? ¿Cómo puede la memoria engañar los ojos de esta manera, y sin embargo no engañar al corazón?

      8.29 Ésta es la verdad de tu existencia, una existencia en la que tus ojos te engañan; pero tu corazón no cree en el engaño. Tus días son la prueba de esta verdad. Aquello que ven tus ojos te engañará un día, mientras que aquello que ve tu corazón desmontará el engaño al día siguiente. Y así es como un día vivido en tu mundo es el infortunio encarnado, y el siguiente es gozo puro.

      8.30 Regocíjate de que tu corazón no se deje engañar, porque ahí es donde encontrarás el camino al verdadero recuerdo.

      CAPÍTULO 9

      9.1 Te preguntas cómo es posible afirmar que tu corazón no se engaña cuando tantas veces parece engañarte. Parece tan caprichoso como tu mente, al decirte una cosa un día y otra al siguiente. Más que tu mente, incluso, parece llevarte por mal camino, obligándote a recorrer senderos llenos de peligro y traición, que te llevan a la más profunda oscuridad, en vez de hacia la luz. Son tus emociones las que te hacen esto, no tu corazón.

      9.2 Las emociones hablan el lenguaje de tu yo separado, no el de tu corazón. Son la primera línea de tu sistema de defensa, siempre alerta ante lo que podría herir u ofender al “pequeño yo”, al que consideran bajo su protección, o a los otros “pequeños yoes”, a los que tú consideras bajo la tuya. Pero recuerda ahora hasta qué punto lo que has hecho se asemeja a la creación, aunque no en la sustancia, sí en la forma. La creación no requiere protección. Es sólo tu creencia en la necesidad de protección la que ha llevado lo que sientes a obnubilarse tanto por la ilusión. Si no sintieras la necesidad de proteger tu corazón, ni ninguno de los cuerpos a los que amas, tus sentimientos conservarían su inocencia y no podrían lastimarte de ninguna manera.

      9.3 El deseo de proteger es un deseo que surge de la desconfianza y se basa totalmente en el miedo. Si no hubiera miedo, ¿qué habría que proteger? Por ello, todo tu amor, aquél que imaginas que guardas dentro de ti, y aquél que imaginas que recibes y que das, está contaminado por tu miedo, y no puede ser amor verdadero. Es porque recuerdas el amor como aquello que te mantuvo a salvo, aquello que te mantuvo feliz, que te unió a todos aquellos a los que amas, que intentas usar el amor aquí. Se trata de un recuerdo real de la creación que has distorsionado. Tu recuerdo defectuoso te ha llevado a creer que el amor se puede usar para mantenerte a salvo y feliz, y para unirte a quienes eliges amar. No es así, porque el amor no se puede usar.

      9.4 Ésta también es la manera en la que has distorsionado toda relación, convirtiéndola en algo que sólo es real por la utilidad que tiene para ti. En tu recuerdo de la creación, has recordado que todas las cosas existen en relación, y que todas las cosas suceden en relación. Por ello has optado por usar la relación para demostrar tu existencia, y para hacer que las cosas sucedan. Este uso de la relación nunca te proporcionará la prueba o la acción que buscas, porque la relación no se puede usar.

      9.5 Mira a tu alrededor en la habitación en la que te encuentres y quítales la utilidad a todas las cosas que ves en ella. De los objetos que ahora contemplas, ¿cuántos conservarías? Tu cuerpo también fue creado por su utilidad. Te distingue, de la misma manera que cada objeto en la habitación se distingue por su utilidad. Ahora pregúntate: ¿para quién es útil tu cuerpo? La pregunta no se refiere a aquellos para quienes cocinas o limpias, ni a aquellos cuyos cuerpos reparas o cuyas mentes instruyes. En realidad, la pregunta es: ¿quién habría visto una utilidad en un cuerpo como el tuyo antes de que se creara? ¿Qué clase de creador lo crearía, y con qué propósito?

      9.6 Tú no creaste tu Ser, aunque sí creaste tu cuerpo. Fue creado por su utilidad, al igual que el resto de los objetos que comparten el espacio que ocupas. Piensa un momento en cuál habría sido la intención del creador de un cuerpo así. El cuerpo es una entidad finita, creada para ser autónoma, aunque también para autodestruirse. Fue creado con la necesidad de mantenimiento constante, mantenimiento que requiere esfuerzo y lucha. Cada centímetro de su superficie es un receptor y transmisor de información, aunque lleva herramientas adicionales, como los ojos y los oídos, para mejorar su comunicación y controlar lo que entra y lo que sale. Es tan sensible al dolor como al placer. Contiene los medios para la unión, aunque para una unión de carácter temporal. Tiene la misma capacidad para la violencia que para la delicadeza. Nace y muere en un estado de indefensión.

      9.7 El cuerpo no podría ser de otra forma, pues se hizo con un doble propósito. Se hizo para hacer real, y después glorificar, a un yo separado, y se hizo para castigar a ese yo separado por la separación. Su creador tenía en mente lo que se refleja en el cuerpo: autoengrandecimiento y humildad, placer y dolor, violencia y delicadeza. El deseo de saberlo todo, pero sólo a través de su propio esfuerzo; el deseo de verlo todo, pero sólo a través de sus propios ojos; el deseo de ser conocido, pero sólo a través de lo que él decida compartir. Junto a esos deseos es fácil entender cómo pudo desarrollarse un mundo como el del cuerpo. Junto al deseo de saber coexistía el deseo de no saber. Junto al deseo de ver coexistía el deseo de no ver. Junto al deseo de compartir coexistía el deseo de ocultarse. Junto al deseo de vivir coexistía el deseo de no vivir más.

      9.8 Siempre has sido tal como fuiste creado, pero esto es lo que elegiste hacer de aquello con lo que comenzaste. En otras palabras, tomaste aquello que eres y lo convertiste en esto. No creaste algo de la nada, y no usurpaste el poder de Dios. Tomaste lo que Dios creó y lo transformaste en una ilusión tan poderosa que crees que eres eso, en vez de creer en la verdad. Pero de la misma manera en que lo pudiste hacer, lo puedes deshacer. Ésta es la elección que tienes ante ti: seguir creyendo en la ilusión que tú has construido, o empezar a ver la verdad.

      9.9 Ahora buscas la manera de escaparte de lo que has construido. Para ello, debes retirarle toda tu fe. Aún no estás dispuesto a hacerlo, pero tu corazón te preparará para ello. Y mientras te prepara, caminas al lado de quien te ha esperado con un solo propósito, en vez de al lado de los deseos opuestos que elegiste para guiarte a este mundo extraño. Ahora viajas ligero donde antes caminabas encadenado. Viajas ahora con un acompañante que te conoce tal como eres y que te mostrará tu Ser.

      9.10 Contempla ahora tu cuerpo como antes contemplabas el espacio que ocupas. Quítale al cuerpo su utilidad. ¿Conservarías lo que ahora contemplas? Al tomar distancia y observar tu cuerpo, siempre con la visión de tu corazón, piensa en para qué exactamente lo utilizarías. Lo que Dios creó no puede ser usado, pero lo que tú construiste sí, pues su único propósito es el uso que hagas de él. Elige usarlo ahora para regresar