No llores que vas a ser feliz. Neus Roig. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Neus Roig
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788417743802
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de las tropas nacionalistas, 34 037 niños y niñas niñas fueron evacuados de España. Previamente, debían obtener el consentimiento de las familias naturales o ser huérfanos y carecer de familia. El Gobierno de la República, a través del Ministerio de Propaganda, organizó múltiples campañas de concienciación en las que culpabilizaba al «bando sublevado» de la situación de los menores y criminalizaba a los establecimientos caritativo-confesionales a la vez que legitimaba las nuevas estructuras asistenciales creadas por los partidos políticos y sus propias organizaciones sindicales.20 Las campañas internacionales de solidaridad «Pro Spanish Orfans» llegaron a conseguir que hasta Anna Eleanor Roosevelt, esposa del presidente de los Estados Unidos, prohijara a un huérfano vasco de catorce años.21

      Se cargaron trenes llenos de niños y niñas que fueron exiliados a países que los acogieron con la idea de que, al final de la guerra, se pudiese facilitar su retorno. Salían de España oficialmente documentados y acompañados por personas que los iban a tener controlados y cuidados para poder repatriar a los que no fuesen huérfanos adoptados.

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      Trenes y camiones llenos de niños españoles enviados al exilio. Los mayores al menos sabían cómo se llamaban, pero aun así, fue muy dificil que pudieran reencontrar a sus familias biológicas.22

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      456 niños y niñas fueron enviados a bordo del barco francés Mexique. Llegada al Puerto de Veracruz (México) el 7 de junio de 1937.23

      Doña Mercedes Sanz Bachiller, viuda de don Onésimo Redondo, fundador juntamente con don Ramiro Ledesma Ramos de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), creó en octubre de 1936 en el Valladolid insurgente un comedor social a imagen de las Winterhilfe alemanas llamado «Auxilio de Invierno» con la intención de paliar las necesidades alimenticias de la población civil sumida en la más absoluta miseria por la condición de guerra en la que vivían y, en especial, a las viudas y huérfanos de los republicanos. Su idea era conseguir la financiación por cuestación popular

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      Mercedes Sanz Bachiller.24

      Para Ledesma, ser católico no equivalía necesariamente a ser patriótico; sus propias palabras fueron: «Fe y credo nacional, eficacia social para todo el pueblo, pedimos. […] El yugo y las saetas como emblema de lucha, sustituye con ventaja a la cruz para presidir las jornadas de la revolución nacional».25 Consideraba, asimismo, que la intromisión y manipulación por parte de la Iglesia al Estado dañaría la dignidad del mismo y la integridad nacional.26

      En abril de 1937, se le cambió el nombre a la Institución por el de «Auxilio Social» y doña Mercedes fue nombrada delegada nacional. El nuevo organismo se constituyó como un servicio independiente de la Sección Femenina de Falange. A petición de la nueva junta, se propuso el servicio social de la mujer, equivalente al servicio militar obligatorio masculino. El 9 de octubre de 1937, quedó institucionalizado el servicio social de la mujer bajo la dirección del Auxilio Social.

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      Auxilio de Invierno en Villaviciosa (Principado de Asturias).27

      El 18 de julio de 1937, los obispos españoles firmaron una carta pastoral conjunta de apoyo inequívoco al autodenominado «bando nacional» y calificaron la guerra como una cruzada o guerra religiosa contra el infiel. El cardenal primado de España durante la Guerra Civil, Isidro Gomá Tomás, definió la guerra como: «Una lucha entre España y la anti-España, la religión y el ateísmo, la civilización cristiana y la barbarie […] ¿La guerra de España es una guerra civil? No; una lucha de los sin Dios […] contra la verdadera España, contra la religión católica».28

      La miseria, el hambre y la desmoralización del Gobierno legítimo español hicieron que se movilizaran personas que no estaban preparadas para ser soldados y que tenían la muerte casi asegurada. «La quinta del biberón» o «la quinta del saco» eran las nomenclaturas populares a los reclutas de dieciséis años y a los cuarentones que el ejército republicano, extenuado por la contienda, incorporó a sus filas. «Hablaban de los piojos, del hambre, de la falta de tabaco, del frío».29 «Hay, desde luego, un aspecto de la Guerra Civil y sus consecuencias que concita una atención especial: la violencia que se desplegó en ambas retaguardias».30

      El 23 de agosto de 1938, el general Franco autorizaba la creación del Gabinete de Investigaciones Psicológicas con la finalidad de iniciar y desarrollar un programa de investigaciones psiquiátricas en hombres y mujeres republicanos capturados a fin de estudiarlos31 y el psiquiatra español formado en Alemania, Antonio Vallejo-Nágera, fue nombrado su director. En octubre de 1938, la revista Semana Médica Española publicaba en su sección científica una extensa introducción programática, metodológica y conceptual rubricada por Antonio Vallejo-Nágera con el título del proyecto de investigación: «Psiquismo del fanatismo marxista».32 Vallejo-Nágera, como jefe del servicio psiquiátrico militar, ya había experimentado con un grupo de presas de las Brigadas Internacionales de Alemania y en la revista aportaba sus conclusiones. En su opinión, las personas defensoras del marxismo, del anarquismo, de la libertad y de la igualdad entre sexos sufrían una patología que les llevaba a defender tales ideales.33

      En el bando nacional, inicialmente, se decidió que los niños y niñas no salieran del país. Se fomentó el prohijamiento y la adopción nacional, pero «ante el deseo "vehemente de mujeres y matrimonios en Holanda y Suecia" para adoptar y prohijar a los "huérfanos de la Revolución" demostrando "con este acto" su amor fraternal hacia la "Nueva España"»,34 se autorizaron excepcionalmente varias adopciones internacionales durante la contienda. Una vez terminada la guerra, también se permitió la adopción de niños y niñas por parte de familias en Alemania e Italia en agradecimiento a la ayuda recibida por el bando nacional.35

      A medida que los nacionales ocupaban territorio con el avance de la guerra, se hacían cargo de los niños y niñas que estaban en las colonias republicanas e inicialmente pedían a las familias que los reclamaran, pero pronto empezaron las represalias contra los progenitores al ser identificados. El Gobierno de Burgos por mediación de la Junta de Protección de Menores, el Auxilio Social y el Servicio de Exterior de Falange, inició la repatriación de los niños y niñas que «habían sido arrancados vilmente en flor, de la Patria en la que habían nacido, para trasportarlos a países extraños, donde solo habían de aprender a odiar a España».36 Cada criatura identificaba al menos a sus padres como republicanos.

      La carta reproducida a continuación está escrita por el duque de Alba como representante del régimen franquista de España en Londres y fechada el 21 de julio de 1938, según él mismo indica como «segundo año triunfal».37 El duque ya deja entrever que, aunque los niños conocen su identidad y le han expresado su deseo de volver a España, sus padres no quieren reclamarlos —quizá ya por el miedo a las represalias—, aunque el duque de Alba creía