No llores que vas a ser feliz. Neus Roig. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Neus Roig
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788417743802
Скачать книгу
«El resultado fue una penalización femenina brutal».79

      Vallejo-Nágera llegaba a afirmar que «existe un gen rojo, un gen, que podría ser aplacado o curado si desde el principio se segrega a aquellos que ya no tienen cura de los que todavía están por formar».80 Es decir, la separación forzosa o de los hijos e hijas de sus padres «rojos». Él mismo definía a la mujer roja como una menor de edad, próxima al animalismo e incapaz de criar a su descendencia, y recomendaba una educación sexual y la separación del recién nacido de la madre para poder hacer «una limpieza o purificación psíquica a fondo».81

      La revista Semana Médica Española se publicó por última vez en octubre de 1939 y aún estaba dirigida por Vallejo-Nágera. Dejó de publicarse porque se habían alcanzado con éxito los objetivos marcados por el telegrama del verano anterior.82

55

      Coronel Antonio Vallejo-Nágera Lobón.83

56

      Hijas de presas en la prisión de Saturrarán (Guipúzcoa).84

      En algunas de las cárceles, como la de Ventas de Madrid, a las reclusas se les afeitaba la cabeza y, una vez cubierto su cuerpo desnudo con plumas aceitadas, se las obligaba a salir a la calle y se las violaba y torturaba posteriormente en la cárcel: «Una incursión de adolescentes uniformados de azul rapó a todas las presas».85

57

      Mujeres en la cárcel de Almería que fueron rapadas, obligadas a ingerir aceite de ricino, violadas y todo un catálogo de delitos contra la intimidad, el honor y la propia imagen.86

      En las prisiones también se produjeron violaciones a las reclusas y, fruto de ellas, nacieron muchos niños y niñas en las cárceles de posguerra. En realidad, la mayoría de violaciones las realizaban los carceleros que ostentaban el poder y eran afines al nuevo concepto de gobierno y de país. «En Albacete un par de funcionarios utilizaban su poder para seleccionar presas jóvenes, de dos en dos, día a día, para su uso sexual […]. En Ocaña, cada dos por tres llamaban a dos y las sacaban, pero teníamos tanto horror que ni ellas nos decían qué habían hecho fuera ni nosotras les preguntábamos».87

      Cuando para una presa llegaba el momento de dar a luz, a veces recibía ayuda de sus compañeras y otras veces era obligada a parir sola. Si se decidía ejecutar a la madre, en caso de sobrevivir al parto, la separación de madre y bebé era inmediata. Los testimonios son estremecedores: «La desaparición de los hijos de las reclusas en el momento del parto fue una realidad practicada sin escrúpulo […] "se lo llevaron a bautizar y no me lo volvieron" […] "Aquel niño no lo volví a ver. No. ¿Cuántos más llevaron como el mío? Para eso no hacían falta permisos. Si por ejemplo tú estás pariendo, viene un matrimonio que no tiene hijos y quiere reconocerlo, te lo quitan y lo llevan y nada más"».88 Si se lo dejaban por un corto período de tiempo, lo hacían para castigarla viendo sufrir a su bebé de hambre y falta de atención. «En el mundo carcelario fue la Prisión de Madres Lactantes, en la cual la madre tan solo podía estar una hora al día con su hijo o hija y ni siquiera se le permitía dormir junto a él».89

      Antonio Vallejo-Nágera era partidario de volver a métodos inquisidores para el control social. «Promovemos, sin perífrasis, la creación de un cuerpo de inquisidores, centinelas de la pureza de los valores científicos, filosóficos y culturales del acervo popular; que detenga la difusión de ideas extranjeras corruptoras de los valores universales hispánicos».90

      La represión a la que fueron sometidas las mujeres de clase obrera que no consiguieron huir al exilio difícilmente quedó documentada, debido a las humillaciones a las que fueron sometidas. Fueron reticentes a revivir ante los entrevistadores sus experiencias hasta pasados muchos años. Solo algunas de ellas pudieron explicar las situaciones que vivieron. La reconstrucción parcial de sus vivencias normalmente ha sido mediante las cartas, los diarios personales, la documentación referente a su encarcelamiento y sus relatos de vida documentados por investigadores que pudieron entrevistarlas. Gracias a ellas «es posible empezar a entender algo sobre el precio emocional de la Guerra Civil española».91

      Los testimonios de la represión

      Antonia Abelló i Filella fue una de las primeras mujeres de la provincia de Tarragona que escribió artículos de opinión en tiempos de la República, así como relatos cortos. A instancias de la historiadora Carme Puyol Torres, que conocía de la existencia de varios escritos de Abelló, la familia y sus descendientes legaron toda la obra literaria y fondo personal de Antonia Abelló al Ayuntamiento de Reus (Tarragona). Entre estos documentos había un manuscrito: se trataba de un diario personal escrito en la cárcel en el que relataba su estancia y la de sus compañeras en la cárcel-convento de las Oblatas en Tarragona. En 2009, se publicó con apoyo del Ayuntamiento de Reus y del Institut Català de les Dones. Antonia Abelló no llegó a verlo impreso, pues había muerto en 1984, pero antes de empezar a leer el libro nos encontramos con una hoja en la que la misma Antonia nos habla (fragmento extraído de su diario): «Ahora necesito hablar y con quién mejor que conmigo misma […] quiero consignar hechos para acordarme de personas, porque sé que todo esto, si no me lo explico a mí misma, cuando esté en la calle olvidaré y me dolerá, sí, perder la memoria de estas mujeres, de estas chicas, de estas compañeras que, sin conocernos antes, nos hemos hecho hermanas por la desdicha».1

      En la parte interior de la tapa del libro podemos leer: «La sala llarga» [La sala larga]. Se trata de un relato testimonial y memorístico que Antonia Abelló escribió como un ejercicio de catarsis necesaria y de efecto balsámico para su alma maltrecha por unos hechos que marcaron su trayectoria. Constituye, como dice Puyol en su introducción, «un desafío personal para entenderse a sí misma y para intentar ser comprendida. También hay un compromiso ético: el deber de la memoria contra el olvido».2

      Una de las áreas de investigación esenciales para este libro han sido los documentos que quedaban en los archivos de las diputaciones provinciales a las que pertenecían las cárceles de mujeres y los archivos de las comunidades autónomas, con el objetivo de documentar los procesos judiciales de posguerra en las que se produjo una separación forzosa de hijos e hijas de sus madres. Alegando la Ley de Protección de Datos, las peticiones de acceso a dicha documentación recibían una negativa tras otra. Al acudir al archivo de la Diputación Provincial de Tarragona,3 la respuesta fue que había que pedir permiso al juez de la Audiencia Provincial. En caso de recibir este permiso, solo permitiría consultar y no reproducir la información hallada, aduciendo que muchos casos estaban ahora judicializados y otros se acogían a la Ley de Amnistía de 15 de octubre de 1977. La autorización solo contemplaba el uso de datos a nivel estadístico, sin citar nombres, ni explicar las causas: solo el número de ingresos, el número de fusilamientos, etc. Únicamente los familiares directos de represaliados pueden solicitar el acceso a la documentación sobre su familiar que consta en el archivo para poder usarlo