Historia de la evangelización en el Perú. Juan B. A. Kessler. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan B. A. Kessler
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786124252914
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iglesia colonial por la superficialidad de su evangelización y por sus defectos, pero sería injusto pasar por alto a los creyentes sinceros que lucharon contra los abusos. Asimismo, es necesario preguntarse si se podía haber hecho otra cosa. El historiador Kenneth S. Latourette señala que la evangelización protestante en Jamaica tampoco pudo resolver los problemas espirituales y sociales allí, y concluye que tanto en América Latina como en el Caribe, los problemas se debían a las estructuras socioeconómicas51. En Surinam los misioneros moravos sí lograron penetrar a las masas con el mensaje del evangelio, gracias a que los misioneros se identificaron con los pobres y sufrieron, como consecuencia, la hostilidad de los patronos. Pero tal opción no existía en América Latina.

      Es probable que el rey de España nombrara a la gran mayoría de los obispos de entre los peninsulares con el fin de mantener la iglesia sujeta a su autoridad. Por la misma razón, estaba renuente a permitir la ordenación de indígenas. Es cierto que el rey apoyó a personas como Bartolomé de las Casas y Toribio de Mogrovejo, quienes lucharon contra los abusos; sin embargo, en ambos casos se trataba de peninsulares de cuya lealtad no se dudaba; pero la reacción fue otra cuando José Gabriel Condorcanqui, “Túpac Amaru ii”, mestizo con sangre indígena, presentó pacíficamente un reclamo al rey. Este se negó a escucharlo, lo cual provocó la rebelión de “Túpac Amaru ii” en noviembre de 1780. Si la iglesia colonial se hubiera identificado verdaderamente con los indígenas oprimidos, se le habría acusado de inmiscuirse en la política. Esto el rey nunca lo habría tolerado. Ejemplo elocuente es el de los jesuitas, a quienes se acusó de haberse metido en la política interna de España. Por ello, fueron expulsados primero de España, y posteriormente, de todas las colonias en 1767, a pesar de que constituían el elemento más potente y eficaz de la iglesia colonial. Esto debilitó mucho a la iglesia justo cuando iba a afrontar las duras pruebas que le traería la Independencia.

      El que esto escribe concluye, entonces, que una evangelización eficaz no es posible en una situación colonial y opresiva a menos que los misioneros se identifiquen con los oprimidos y se alejen de la política de los colonizadores, exponiéndose así a la persecución. Esto habría sido inconcebible en las colonias hispanoamericanas. En una situación colonial de esta naturaleza, era inevitable que las masas dominadas identificaran la religión traída por los misioneros con la política de sus conquistadores y la evangelización resultará superficial, sin importar el contenido del mensaje. Se concluye, entonces, que no fue la Iglesia Católica, sino el régimen colonial de España el culpable de que la evangelización haya sido superficial y de que faltara un sacerdocio indígena en Hispanoamérica.

      En cuanto al enriquecimiento de la iglesia, los franciscanos fueron siempre ejemplo de pobreza, no sólo en su vida personal, sino también en sus monasterios e iglesias. Y es de los franciscanos de quienes se habla mejor en el Perú y en muchas otras partes de América Latina. Se dice que se utilizó la pompa de ritos y vestimentas, lo imponente de los edificios y la riqueza de adornos interiores para atraer a los indígenas y convencerlos. Desgraciadamente, esa pompa era tan ajena a la miseria en que vivía la mayoría de los feligreses, que daba la impresión de que la religión nada tenía que ver con la vida diaria, sino únicamente con una existencia utópica. Muchos de los cuadros que adornan los corredores del bellísimo convento de Santa Catalina en Arequipa predican el mismo mensaje. Los altares de oro quizá sirvan de gran atracción turística hoy día, pero despiertan la indignación al pensar en semejante uso de las riquezas, cuando la gran mayoría de los feligreses carecía hasta de las cosas de primera necesidad. Lo triste es que esa era la mentalidad mayoritaria colonial de aquel entonces.