Discriminación y privilegios en la migración calificada. Camelia Tigau. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Camelia Tigau
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786073032421
Скачать книгу
da forma al discurso cotidiano, brindando así forma a la forma, a la manera en la que la gente discierne y re­presenta lo cotidiano (Santa Anna, 2002: loc. 1329-1330).

      Con estas premisas teóricas basadas en las ciencias cognitivas, Santa Anna identifica el papel del lenguaje opresivo en la función de representar la violencia hacia las comunidades latinas en Estados Unidos. Su estudio se centra en las representaciones metafóricas del discurso público en ese país para buscar comprender la construcción de la idea de los latinos como grupo o tipos de persona y de sus problemas políticos en el pensamiento estadounidense (Santa Anna, 2002: loc. 1459-1461). Una de sus hipótesis principales consiste en afirmar que el racismo fundacional contra los chicanos y otros latinos ha persistido desde finales del siglo xix y no ha cambiado en lo fundamental hasta el día de hoy, excepto en la forma de su expresión (Santa Anna, 2002: loc. 470).

      El autor identifica algunas metáforas que considera clave para la percepción acerca de los latinos en Estados Unidos y las analiza con la idea de que no pretende configurar una lista exhaustiva, pero definitivamente sí reveladora del discurso mediático:

      1. La inmigración como una invasión. Se cree que la “invasión alienígena” de inmigrantes ilegales está causando dificultades económicas y erosionando los estilos de vida de los ciudadanos estadounidenses y los inmigrantes autorizados (Santa Anna, 2002: loc. 1589-1590). La invasión se vincula, a su vez, con las ideas de guerra y ataque armado, que tendrían el propósito de apoderarse de ciertas regiones de Estados Unidos o del país en general.

      2. La inmigración como aguas peligrosas. Se refiere al movimiento de un número considerable de personas hacia Estados Unidos, cuya pri­mera implicación es justamente esa cantidad masiva de inmigrantes “implacable y abrumadora” (Santa Anna, 2002: loc. 1754-1758). Lo anterior desata una alarma cultural en cuanto a que ese gran flujo de latinos podría eliminar el dominio de la cultura angloamericana. Estas primeras dos metáforas, considera Santa Anna, representan más del 80 por ciento de todas las expresadas en el discurso público sobre la inmigración (Santa Anna, 2002: loc. 1830-1834).

      3. La nación como casa con inquilinos y animales domésticos. Esta metáfora histórica utilizada desde del siglo xv, implica que la inmigración es comparada con una enfermedad o concebida como carga (Santa Anna, 2002: loc. 1637-1638). Acto seguido, los inmigrantes son descritos como animales para ser atraídos, atacados o cebados. A decir de Santa Anna, “los inmigrantes eran vistos como animales para ser comidos por la industria estadounidense, por el Servicio de Inmigración y Natura­li­­za­ción o por sus agentes de la Patrulla Fronteriza, así como por los par­­­­ti­­da­rios de la Propuesta 187 antiinmigrante. La verdad es que los emplea­­dores ansiosos de mano de obra realmente barata cazan a los trabajadores ex­tranjeros. […] Los partidarios de la inciativa 187 de­voran a los débiles y desamparados” (loc. 2168-2171). La metáfora del inmigrante como carga también la ilustra una atrevida observación de Lakoff y Johnson (1980: 47): “No son ciudadanos, por lo tanto, no son niños pertenecien­tes a nuestra familia. Esperar que se proporcione más comida, vivienda y atención médica para inmigrantes ilegales es como esperar que alimen­temos, alberguemos y cuidemos a otros niños en el vecindario que entran a nuestra casa sin permiso. No fueron invitados, no tienen nada que hacer aquí, y no tenemos la respon­sabilidad de cuidarlos”. Vinculado con lo an­te­rior, el inmigrante latino también es perci­bido como una hierba mala (weed), como si la nación fuera un jardín.

      La metáfora del inmigrante como animal implica su dependencia de los ciudadanos estadounidenses. Dice Santa Anna que los inmigran­tes son a los ciudadanos lo que los animales a los humanos. Algunas implicaciones de esta metáfora conceptual son la deshumanización de los migrantes en el discurso contemporáneo, sobre todo en el discurso público de Estados Unidos desde la década de 1860.

      Según el autor analizado, estas definiciones metafóricas fijan los límites de las identidades sociales, e implican que los inmigrantes y, por ende, los latinos, poseen menos valor humano que los ciudadanos. En este sentido, “el ciudadano” se define no en términos legales, sino culturalmente, como una persona monolingüe hablante del inglés, con orientación cultural angloamericana y que pertenece tácitamente a la jerarquía racial de Estados Unidos (Santa Anna, 2002: loc. 6475-6477).

      En el discurso común de los medios, “cada inmigrante está vinculado a movimientos de personas temerosas, por los cuales se borran la vida, la histo­ria y los sueños de este ser humano. Para contrarrestar tales procesos discursivos deshumanizadores, las discusiones públicas deben apuntar a darle al inmigrante, como persona, su rostro y su voz” (Santa Anna, 2002: loc. 6475-6477).

      En conclusión, Santa Anna postula que el discurso “hace más que representar violencia, es violencia; hace más que representar los límites del conocimiento, limita el conocimiento”. Esto significa que el discurso estereotipado, prejuicioso y racista, trátese del discurso oficial, el mediático, el científico o el legal, debe ser “rechazado, alterado y expuesto” (Santa Anna, 2002: loc. 104-108). Este tipo de lenguaje impide la integración y promueve la violencia antilatina y la discriminación abierta. En particular, los medios tienen un papel central en legitimar el racismo, al publicar calumnias sobre los migrantes latinos, que son de esta forma deshumanizados. En pocas palabras, se trata de un racismo epistemológico (Santa Anna, 2002: loc. 2314-2347).

      El cambio en la percepción sobre la comunidad mexicana en Estados Unidos, de ser “un gigante dormido” a una amenaza, una carga y un ola gigante de invasión, ha provocado reacciones violentas, más discriminación y una respuesta electoral poco favorable (Santa Anna, 2002: loc. 235-236).

      A pesar de que históricamente Estados Unidos es un país construido a partir de la migración, algunos autores consideran que muchos estadounidenses se etiquetan entre sí monorracialmente, “el matrimonio interracial sigue siendo una rareza, y las identidades grupales funcionan mejor cuando son fáciles de comprender” (Carter, 2013: 2).

      En este tipo de sociedad, ciertas minorías migrantes o de segunda generación encuentran difícil su integración laboral, a pesar de ser profesionistas. En un libro titulado Bueno no es suficiente y otras reglas no escritas para los profesionistas minoritarios, Wyche (2008) desarrolla la hipótesis de que en Estados Unidos no basta, para un profesionista minoritario, ser eficiente en lo que hace, sino que tiene que sobresalir para convencer a los empleadores de sus posibles aportaciones a la empresa o institución. Su excelencia, su pensamiento analítico y la capacidad de resolución de problemas son importantes, aprecia Wyche, no sólo para el individuo que busca empleo sino también como representante de una comunidad, como las de los negros o los latinos, de quienes se piensa que saben o pueden hacer menos que un profesional nativo. Esto es aún más cierto en el caso de las minorías de mujeres que quieren integrarse al campo laboral calificado. Como minoría, “tienes que ser lo doble de bueno”, dice Wyche.

      Más allá de la relevancia práctica de esta obra, cuyo objetivo es enseñar “las reglas del juego” para los profesionistas minoritarios, interesa la experiencia del autor como teórico y ejecutivo afroamericano y la manera en la que la retoma en este libro. Según Wyche, para un profesionista minoritario es vital participar en redes profesionales para obtener aliados:

      La verdad es que siempre habrá personas en la multitud que intentarán poner límites a lo que usted, como minoría, puede lograr, a quién puede llegar a ser y qué tan lejos puede ascender en el mundo corporativo. Estas voces le susurrarán que usted no está lo suficientemente pulido, que no se graduó de la escuela correcta, o que ni siquiera debería tratar de obtener los cargos de director, vicepresidente y, desde luego, presidente. Te animo a ignorar esas voces. En cambio, escucha tu propia voz y las voces de tus antepasados que te animaron a “atreverse a soñar” (Wyche, 2008: 439-440).

      En otras palabras, las minorías suelen luchar más que los nativos contra aspectos vinculados con la percepción, como serían los estereotipos, sobre todo cuando intentan posicionarse en puestos de mando (chief executive officers, CEO). Asimismo, las minorías en general y los profesionistas en particular tienen que estar preparados emocionalmente para enfrentar este tipo de situaciones de adversidad. Continúa Wyche: “Como minoría, uno se