4 Pancho Argüelles, activista de la organización “Paz y Puente”. Entrevistado el 7 febrero de 2017.
5 Entrevistado el 7 de octubre de 2016.
6 Houston is a city of surfaces: highways, asphalt parking lots, glass skyscrapers, billboards, and miles and miles of suburban sprawl outlined by flat-topped, big-box stores. A city that many think has no past, that rose directly from the swamp, taming the surrounding prairies with concrete, ranch houses, and lawns of thick St. Augustine grass. Houston would likely have starved without immigrants; actually, the city wouldn’t exist without them. The city’s very first settlers were either United States citizens who immigrated to Mexico with Stephen F. Austin or other impresarios who were granted the right to settle in the Mexican state of Coahuila and Texas or they were U.S. immigrants who were intrigued enough by two New York-born land developers’ promises of a soon-to-be-thriving port city and the “luxuries of fish, fowl, [and] oysters” to move to what would briefly be the capital of the Republic of Texas. Many in the first wave to settle in Houston were the descendants of Scottish and English immigrants who in turn migrated from places like Kentucky and Missouri and the enslaved Africans they forced to come with them. The second major wave emigrated from Germany.
Primera parte
Teoría, historia y contexto presente
LA TEORÍA: MINORÍAS DENTRO DE MINORÍAS
Lo incorrecto no deja de estar mal
porque la mayoría participe en él.
LEV TOLSTOY (2005: 7)
Este capítulo ofrece una descripción teórica para entender a los profesionistas como minorías, tanto en su país de destino como en el extranjero. Los conceptos analíticos clave son la discriminación, los prejuicios y los privilegios. Por un lado, los profesionistas son minorías excepcionales, que gozan de privilegios de estatus social y económico pero, por otro, al emigrar se transforman también en minorías étnicas, susceptibles de ser comparadas o confundidas con migrantes con menos educación y recursos económicos, como en el caso de los mexicanos en Estados Unidos. De esta forma, los profesionistas mexicanos enfrentan la discriminación y hasta conflictos con sus propios conciudadanos, lo que conlleva una fragmentación de las grandes comunidades de migrantes fuera de su país.
Las minorías
MINORÍAS Y PSICOLOGÍA MINORITARIA
El concepto teórico de minoría nació en Europa a finales del siglo XIX y rápidamente fue adoptado en otras partes del mundo. Según lo expone Killian (1985; 1996), las minorías nacionales eran un concepto útil para los Estados-nación heterogéneos. A principios del XX se habló también de las “minorías étnicas”, adoptadas incluso en los discursos popular y mediático para referirse a grupos relativamente indefensos y autoconscientes, cuyos miembros estaban sujetos a discriminación.
En la década de 1960, nos recuerda el mismo autor (Killian, 1996: 18), las mujeres fueron tipificadas como la “minoría que es mayoría”. Las nuevas características de las minorías, aparte del número, serían la desviación, la discapacidad y la victimización. El nuevo significado va más allá de lo cuantitativo y de los datos estadísticos, y también cambia el sentido del término, para abarcar desde las colectividades a los individuos que son víctimas de la mayoría por algún tipo de característica. Más que una minoría demostrada a través de los conteos demográficos, se trata de una situación de vulnerabilidad que Killian refiere como una “psicología minoritaria”.
Aun si consideramos a la minoría en términos numéricos, resulta necesario relativizar según nuestro grupo de referencia. Un grupo étnico, religioso o lingüístico puede llegar a ser una minoría en el Estado en su conjunto, pero una “mayoría” en algunos distritos en donde esa mayoría total es en realidad una minoría (Dinstein, 1976: 112; Koshy, 2011: 594). Es más, existen minorías que oprimen a las mayorías, como los blancos en Sudáfrica (Ramaga, 1992: 104). De hecho, la perspectiva teórica de Derber, Schwartz y Malgrass (1990), discutida más adelante en este capítulo, reflexiona sobre los profesionistas como minoría en el poder, que gobierna y domina en todas partes del mundo a las demás clases trabajadoras.
En el caso de Estados Unidos, las proyecciones demográficas indican que para 2050, las minorías raciales comprenderán más del 50 por ciento de la población estadounidense, por lo que a mediano plazo se convertirán en “minorías mayoritarias” (Richeson y Craig, 2011: 1). En éste y otros casos, el miedo a las minorías, definidas en términos étnicos y raciales (Denton y Massey, 1989), surge por su potencial de convertirse en mayoría, cambiando de esta forma las relaciones de poder.
En otros de los principales países receptores de migrantes en el mundo, como Canadá, o incluso excolonizadores, como Gran Bretaña, la situación es parecida. Las minorías, incluidas las minorías visibles constituidas por migrantes recientes y diásporas, que no coinciden con el perfil poblacional anglosajón, se podrían convertir en mayoría. No sería un fenómeno nuevo pues, por ejemplo, las islas británicas han sido ocupadas sucesivamente por celtas, romanos, anglos, sajones y normandos.
En este estudio no enfrentamos la dificultad de definir a la minoría en términos cuantitativos, ya que la población estudiada es claramente una minoría étnica, racial y educativa, tanto si la comparamos con la población en Estados Unidos como si tomamos como referencia a la población mexicana migrante. Además, coincidimos con Ramaga (1992: 108) en cuanto a su postulado de que “el estatus de minoría es un reconocimiento de impotencia agravada que se distingue por varias razones de la impotencia de la mayoría”.
Sin embargo, hasta la fecha la investigación psicológica y social sobre relaciones intergrupales se ha centrado casi exclusivamente en las interrelaciones de los miembros de la mayoría (los grupos de alto estatus) con los miembros de las minorías (grupos de bajo estatus). Richeson y Craig (2011: 166) afirman que se sabe poco acerca de las dinámicas psicológicas que afectan lo que hemos denominado relaciones “interminoritarias intergrupales”: las actitudes que los miembros de un grupo de bajo estatus y/o minoritario adoptan, y el comportamiento que asumen frente a los miembros de un diferente grupo de bajo estatus y/o minoritario. Este autor destaca la necesidad de estudiar las relaciones intergrupales intraminoritarias a la par con las relaciones intergrupales tradicionales, para poder comprender la dinámica racial en el siglo XXI.
John Ogbu (1990: 46-47) clasifica las minorías en tres tipos: autónomas, inmigrantes e involuntarias o castleike: a) las autónomas, como los judíos y los mormones en Estados Unidos, son minorías principalmente en un sentido numérico. Pueden ser víctimas de prejuicios, pero no de exclusión por motivos de estratificación. Por lo general, tienen un marco de referencia cultural que fomenta el éxito académico; las minorías autónomas no son el tema de este libro; b) las inmigrantes están compuestas por personas que se mudaron más o menos voluntariamente de su lugar de origen a otra sociedad porque creían que tal acción traería como resultado un mejor bienestar económico, mejores oportunidades generales y/o una mayor libertad política. Por ejemplo, las formas en que los inmigrantes a Estados Unidos perciben y responden a su tratamiento por los blancos estadounidenses y por instituciones como las escuelas (que los blancos controlan) están influidas por las expectativas que llevan consigo a ese país. Estos inmigrantes generalmente experimentan problemas iniciales de adaptación en la escuela, pero sus problemas no se caracterizan por las dificultades de ajuste persistentes o por el bajo rendimiento académico. Los chinos en Stockton, California (Ogbu, 1990) y los indios punjabi en Valleyside, California (Gibson, 1988), son ejemplos célebres de minorías inmigrantes; c) por último, las minorías involuntarias o castleike son personas que inicialmente no eligieron convertirse en miembros de una sociedad; más bien, fueron traídos a esa sociedad a través de la esclavitud o incorporados mediante la conquista o la colonización. Afroamericanos,