LA APNEA FEMENINA
La historia de la apnea femenina comienza en la década de 1960. El 26 de julio de 1965, la joven Giuliana «Jolly» Treleani lleva a –31 m el récord en inmersión, que hasta aquel momento tenía la alemana Hedy Roessler, quien había bajado el año anterior a –30 m y por tanto había desbancado a Francesca Trombi, con –25 m. Algunos meses más tarde, la inglesa Evelyn Petterson baja a –33 m en las Bahamas, pero Giuliana recupera el récord con –35 m en las islas Eolias, el 24 de julio de 1966. Petterson responde con –38 m desde las Bahamas. Giuliana va a Cuba acompañada por Enzo Maiorca y alcanza los –45 m. Éstos son todos récords en peso variable. En aquellos días en Cuba la hermana de la Treleani, Maria, baja a –31 m en peso constante.
Las hijas de Maiorca
Las hermanas Maiorca, hijas de Enzo, aparecen en escena en 1978, con Patrizia, que establece el récord en peso constante. El año siguiente se une a ella Rossana, y juntas bajan a –40 m. Cuando Patrizia, en 1980, suspende la actividad porque espera un hijo, Rossana llega sola a –45 m. A ello siguen seis largos años de inactividad hasta que, en 1986, Rossana participa junto a su padre, en las aguas de Crotone, en l’Operazione Pitagora, una serie de inmersiones experimentales que concluyen con un nuevo récord a –69 m en peso variable. En 1987, las hermanas Maiorca vuelven a las aguas de Siracusa: Patrizia supera por un metro el récord en peso variable de su hermana y llega a –70 m; Rossana supera en cinco el de peso constante de Patrizia y alcanza los –50 m. En 1988, en Siracusa y con motivo de l’Operazione Aretusa, Patrizia confirma sus –70 m y Rossana bate los –80 m.
Un año después, el 3 de octubre de 1989, Angela Bandini, una chica de Rimini de 28 años, alumna de Mayol, supera a todos, hombres incluidos: –107 m en el variable no limits. Pero entre 1990 y 1993 se hablará sólo de Rossana Maiorca que se centrará en la especialidad de peso constante llevando el récord a –59 m, cota superior a la mayor prestación de papá Enzo. Un año después decide retirarse para dedicarse a sus deberes familiares.
Actualmente, la escena mundial no cuenta con italianas entre sus protagonistas. Entre las reinas, la cubana Deborah Andollo, ex campeona de natación sincronizada durante 12 años con el equipo de su país. Las mejores marcas de Deborah son: en peso constante –67 m; en peso variable –95 m; en peso variable absoluto no limits –115 m. En septiembre de 1998, en Cerdeña, hace aparición en el circo azul femenino Tanya Streeter, con –67 m en peso constante. Esta chica, con pasaporte inglés y estadounidense, vive en las islas Caimán, en el Caribe, donde entrena todo el año. Se especializará en la disciplina más dura y más pura, el descenso en peso constante, en la que alcanzará los –70 m. Europa queda bien representada por la turca Yasmin Dalkilic, jovencísima, y capacitada tanto para vencer a Andollo en la especialidad del variable como a Streeter en el constante. Todos creen que Dalkilic es el atleta que dominará en el futuro la escena femenina, junto a otras jóvenes canadienses, estadounidenses e italianas.
LAS ESPECIALIDADES
Descenso en peso constante: el atleta alcanza la máxima profundidad con la fuerza de sus piernas para luego emerger de la misma forma, sin poder tocar el cabo de guía; baja y sube con el mismo lastre. Es la especialidad más pura, esforzada y significativa para el apneísta. Está igualmente reglamentada por la CMAS. En la actualidad, se han superado los –90 m.
Descenso en peso variable reglamentado: el deportista puede utilizar para el descenso un lastre hasta un máximo de 30 kg, mientras debe usar sus propios recursos para la emergencia, es decir, brazos y piernas, sin ningún artilugio ajeno. Las cotas alcanzadas sobrepasan los –130 m.
Descenso en peso variable absoluto o no limits: el viejo peso variable de Maiorca y Mayol. El apneísta alcanza la máxima profundidad con un lastre de peso ilimitado y vuelve a la superficie con la ayuda de un globo. La verdadera dificultad del uso de esta suerte de «ascensor» radica en la compensación por el brutal aumento de la presión hidrostática; ya se han rebasado los –160 m.
Descenso en inmersión libre: consiste en efectuar una zambullida en apnea sin aletas, pudiendo ayudarse del cabo guía tanto en el descenso como en el ascenso. En torno a los –100 m.
Apnea estática: el deportista debe permanecer bajo el agua el mayor tiempo posible. Puede asumir cualquier posición siempre que las vías respiratorias queden en inmersión. Se han superado los 8 minutos.
Apnea dinámica: consiste en recorrer la máxima distancia posible aleteando en inmersión en una piscina. Se rondan los –190 m.
1Título que da nombre al libro de Maiorca, Enzo. A capofitto nel turchino. Rizzolo. N. de la T.
PRIMERA PARTE
ANTES DE ENTRAR EN EL AGUA
CAPÍTULO 1
ACERCARSE A LA APNEA
El apneísta no es un superdotado sino una persona normal, que se dedica a esta disciplina porque ha descubierto y vivido las emociones y las sensaciones de placer y bienestar que sólo la apnea puede hacer sentir. Es un deporte para todos, sin embargo, la práctica de esta disciplina presupone unas buenas condiciones psicofísicas. Mejorar las prestaciones depende del conocimiento de uno mismo y de la evolución consecuencia del entrenamiento; por esta razón, desde los primeros pasos es importante comprender qué se entiende por idoneidad para la apnea. Un médico de confianza y un instructor competente pueden ayudar a evaluar el nivel requerido para practicarla y elegir un curso ad hoc. La inmersión en apnea requiere, además, un equipo adecuado y el uso de instrumentos delicados, por lo que es determinante conocer cada componente, cómo colocarse y utilizar el equipo y cómo mantenerlo para prolongar su uso al máximo.
1.1.LA PRIMERA REGLA. VERIFICAR LAS CONDICIONES PSICOFÍSICAS
En la introducción definimos la apnea como un «deporte que se realiza en un medio natural»; indudablemente, es una actividad lúdica que se practica en un medio cuyas características son diferentes de las que hay en tierra firme. Los riesgos derivados de esta actividad son, por tanto, ambientales e individuales, es decir, están ligados al conocimiento de las propias capacidades técnicas, mentales y físicas. Por eso, es fundamental, antes de iniciar un curso de apnea, verificar las condiciones en que nos encontramos.
Reglas generales
La falta de un buen entrenamiento es la causa más común de accidentes. Apneístas con sobrepeso, fumadores, bebedores o en condiciones físicas y mentales inapropiadas se exponen con mayor facilidad a correr algún riesgo; en cambio, un apneísta en forma incrementa su seguridad y la del compañero. Para vivir con tranquilidad la emoción de un descenso en apnea, se deben tomar algunas precauciones y adquirir muchas buenas costumbres. Descansar bien y no consumir alcohol la noche anterior, así como respetar los tiempos oportunos de digestión, por ejemplo, nos alejarán de un umbral excesivo de estrés y, por tanto, de protagonizar algún accidente. A largo plazo, una adecuada y específica preparación física en el agua, la práctica de ciertas técnicas de relajación y de respiración, controles médicos periódicos y una alimentación equilibrada ayudarán a vivir con intensidad y placer emociones que sólo la apnea puede aportar.
En concreto, si se:
■es fumador
■tiene más de 45 años
■ha sufrido una intervención quirúrgica reciente
■presenta sobrepeso
■toma medicamentos
■sufre de problemas cardíacos o respiratorios
y