AINSWORTH lo traduce de la siguiente forma: “Dios es un juez justo, y Dios amenaza airado todos los días”. Con esto corresponde con la lectura que COVERDALE hace en su Biblia: “Dios es un juez recto, y Dios siempre está amenazando”. Y en la Biblia del rey Eduardo, de 1549, la lectura es la misma. Pero otros eruditos mantienen sobre el significado texto no solo un punto de vista muy distinto, sino casi opuesto, y según yo lo veo aportando argumentos de bastante más peso.
HORSLEY lo traduce del siguiente modo: “Dios es un juez justo, a pesar de que no está airado todos los días”. Esta misma visión es la que parecen haber seguido la mayoría de las versiones antiguas. La VULGATA traduce “Dios es un juez, justo, fuerte y paciente; ¿acaso va a airarse todos los días?” La SEPTUAGINTA dice: “Dios es un juez, justo, fuerte y paciente, no descarga su ira todos los días”. Y la VERSIÓN SIRÍACA: “Dios es el juez de la justicia; no se enoja todos los días”. En ello coincide el Dr. Adam Clarke, el cual estima que el texto se corrompió por primera vez en la VERSIÓN CALDEA. Este ilustre erudito propone reconstruir el texto de la siguiente manera: «En hebreo אֵל el, con el punto de vocal tseri, representa a “Dios”; pero אַל al o לָא la, las mismas letras, con el punto pathach, significa “no”». En base a ello, entiende que no hay en el versículo una repetición del nombre de Dios, y por tanto el mensaje del texto reconstruido de ese modo queda: “Dios es un juez justo, y no está airado todos los días”. Y a ello coadyuvan todas las versiones antiguas: la SEPTUAGINTA, la VULGATA, la PESHITTA y algunas otras que incluyen en el sentido una clara referencia a la longanimidad de Dios, cuyo odio del pecado es inmutable, pero cuya ira contra los transgresores está marcada por su paciencia infinita, y por tanto, no estalla en venganza todos los días.
JOHN MORISON [1791-1859]
“An Exposition of the Book of Psalms”, 1829
Dios está airado. El término hebreo es muy fuerte,97 su sentido es de enojo e indignación extremos, al punto de sacar espuma por la boca.
RICHARD MANT [1776-1849]
“The Book of psalms in an English metrical version, with notes”, 1842
Vers. 11,12. Dios ha levantado su estandarte real en desafío a todos los hijos e hijas del apóstata Adán; y con su misma boca los ha decretado rebeldes y traidores a su corona y dignidad; y en consecuencia, ha adoptado contra medidas con fuego y espada,98 con el propósito de vengarse de ellos. Y ha dado al mundo testimonio suficiente de su indignación y su ira, mediante juicios ejecutados desde el cielo todos los días sobre los pecadores, aunque concediéndoles de un lapso de tiempo, en el que demuestren su naturaleza y voluntad pecaminosa, antes de ser aplastados hasta la muerte por el pie justo de Dios, junto con la víbora venenosa de la que proceden. En cada puerta donde el pecado pone su pie, la ira de Dios hace de inmediato acto de presencia. Cada una de las facultades del alma, y todos los elementos del cuerpo, son empleados como arma de injusticia contra Dios; por lo que todos merecen y todos recibirán su parte cuando descargue su justicia, incluida la punta de la lengua. Y en la medida en que el hombre es pecador en todas sus partes, es también maldito en todas partes: por dentro y por fuera. Alma y cuerpo, son destinatarios de los males y maldiciones que están escritas, tantas y con tal intensidad, que ya no cabe una sola línea mas que se pueda escribir a lo que Dios ha escrito ya en este sentido.
WILLIAM GURNALL [1617-1679]
“Christian in complete armour, or, a treatise of the saints war against the Devil”, 1655
Vers. 11-13. La idea de justicia de Dios y la retribución tuvo que ser muy clara y marcadamente intensa en la mente del salmista para hacer posible una descripción de las características, del tipo y naturaleza que hallamos en estos versículos. Respecto a los fundamentos de la misma tenemos algunos excelentes comentarios y observaciones de Lutero, muy a pesar de que, bajo nuestro punto de vista, pasa por alto dos cuestiones importantes: que el salmista plantea esta visión de un Dios airado y vengador, mayormente, con el propósito de reforzar con ella su propia esperanza; y presta poca atención al hecho de que el salmista relaciona indirectamente su descripción como parte de su propia experiencia interior: «El profeta –nos dice– hace una descripción muy cruda, en términos muy humanos, con el propósito de inspirar terror a los impíos. Se dirigía a una gente obstinada y endurecida, incapaz de asimilar la realidad de un juicio divino en los términos en los que se lo había descrito anteriormente; y estima que se les hará más fácil de asimilarlo, y lo tomarán mucho más en serio, si se lo describe en términos más humanos, más ásperos y adaptados a su mentalidad. Y así, a la idea de la espada, añade la del arco; y no habiendo quedado aún plenamente convencido de que lo entenderían, detalla todo el proceso de cargar el arco, tensarlo y apuntarlo, añadiendo incluso los pormenores sobre el tipo de flechas a utilizar. Considera que los impíos son tan duros de cerviz, obstinados y desvergonzados, que por muchas y muy severas que sean las amenazas contra ellos, van a seguir imperturbables en su indiferencia. Pero hace un postrer esfuerzo, intentando describirles la intensidad con la que la ira de Dios descargará sobre ellos, pese a que duda que alcancen a entenderlo hasta que no lo experimenten como una realidad palpable. Es de destacar que en ningún otro salmo anterior a este nos hemos topado con una descripción tan vívida de la ira de Dios; ni con amenazas tan tajantes y espantosas contra los impíos; en ninguno de los salmos anteriores el Espíritu de Dios les vapulea con palabras tan duras. En los versículos siguientes, hace referencia a sus planes y propósitos, y muestra cómo no serán en vano, pero no según ellos imaginaban, sino que sus planes se volverán contra ellos y caerán sobre sus propias cabezas. La idea es de que quede claro y manifiesto, a modo de consuelo para todos los que sufren males y afrentas, que Dios aborrece a los calumniadores y difamadores por encima de todos los demás seres humanos».
ERNS WILHELM HENGSTENBERG [1802-1869]
“Commentary on the Psalms”, 1860
Vers. 12. Si no se arrepiente, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. [Si no se arrepiente, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. RVR] [Y si el impío no se arrepiente, Él afilará su espada; tensado y preparado está su arco. LBLA] [Si no se convierten, afilará su espada, tensará su arco y apuntará. BTX] [Si el malvado no se arrepiente, Dios afilará la espada y tensará el arco. NVI] [Si no se arrepiente, afila su espada, tensa su arco y apunta. BLP] [Si una persona no se arrepiente, Dios afilará su espada, tensará su arco y le pondrá la cuerda. NTV]
¡Qué golpes tan duros asestará ese brazo justiciero por tanto tiempo levantado! La espada de Dios ha estado afilándose sobre la muela giratoria de nuestra maldad cotidiana, y si no nos arrepentimos, no tardará en despedazarnos. Las dos únicas alternativas del pecador son o convertirse o arder: “armado tiene ya su arco, y lo ha preparado”.
C. H. SPURGEON
Si no se arrepiente, él afilará su espada;99 armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. ¡Cuán pocos son los creyentes que realmente creen que Dios mantiene una batalla constante y sin cuartel contra los impíos! ¡Y no tan solo contra los disolutos, sino también contra los hipócritas y los calumniadores! Si de veras lo creyéramos, nos temblarían las piernas a la hora de permanecer entre ellos, tanto como tiemblan las de cualquiera que se encuentra en una casa que ve que se esta derrumbando; y nos esforzaríamos mucho mas en “ser salvos de esta generación perversa”.100 El apóstol Pedro no hubiera dicho “ser salvos”, amonestándonos con tanta severidad, no nos hubiera rogado con tanta vehemencia como se desprende de sus palabras en este texto, de no haber sido consciente y estar plenamente convencido del peligro que implica permanecer en compañía de impíos. “Dios está airado contra el impío todos los días”, su arco está tensado, las saetas están contra la cuerda; y los instrumentos para su ruina todos preparados y dispuestos. ¿Y consideramos seguro permanecer allí donde las flechas de Dios están listos para volar y caernos detrás de la oreja? ¿Acaso el apóstol Juan no sintió miedo de estar en un mismo baño con Cerinto?101