Ya es tiempo que el Señor me favorezca,
pues que de su majestad es lo más digno
proteger a los buenos corazones,
los corazones puros y sencillos.
¡Pero qué juez tan justo y poderoso,
tan lleno de virtud!, ¡será remiso!
¡y tantas veces, pero siempre en vano,
se irritará contra esos atrevidos!
¡Ah tristes pecadores! Si fiados
en verle tan callado y tan sufrido,
no imploráis convertidos sus piedades,
¡cuál será vuestro mísero destino!
Muy presto le veréis blandir su espada,
esa espada que tiene tanto filo,
muy resto le veréis tomar el arco,
tenderlo, y preparar todos sus tiros.
Y veréis las saetas voladoras,
que ya empapadas en veneno activo,
vibran entre sus puntas, a la muerte
vuelan, y alcanzan todos los inicuos.
Mi enemigo celoso de los muchos dones,
que el Señor liberal me ha repartido,
concibió en su dolor despecho tanto,
que al fin parió sus pérfidos designios.
Mucho se fatigó por prepararme
un secreto y profundo precipicio,
lo hizo muy grande, para que en él me hundiera,
y el infeliz fue solo él el que se ha hundido.
Solo sobre él cayó todo el estrago,
que contra mí tenía prevenido,
y de su iniquidad el triste esfuerzo
solo ha sido funesto para él mismo.
Yo siempre alabaré la incorruptible
justicia del Señor, y este motivo
me hará cantar su nombre soberano
con cánticos de amor agradecido.
DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII
Salmo completo: Cualquiera que sea el motivo por el cual se escribió este Salmo, el verdadero objetivo parece ser la apelación del Mesías a Dios contra las falsas acusaciones de sus enemigos;12 y las profecías que contiene sobre conversión final del mundo entero,13 y el juicio venidero,14 son claras y explícitas.
SAMUEL HORSLEY [1733-1806]
“The book of Psalms: translated from the Hebrew, with notes, explanatory and critical”, 1816
Vers. 1. Jehová Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame. [Jehová Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame. RVR] [Oh Señor, Dios mío, en ti me refugio; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame. LBLA] [¡Oh YHVH, Elohim mío, en Ti me he refugiado! ¡Sálvame y líbrame de todos los que me persiguen! BTX] [¡Sálvame, Señor mi Dios, porque en ti busco refugio! ¡Líbrame de todos mis perseguidores! NVI] [Señor, Dios mío, en ti me refugio, líbrame de los que me acosan, protégeme. BLP] [A ti acudo en busca de protección, oh Señor mi Dios. ¡Sálvame de los que me persiguen! ¡Rescátame! NTV]
Jehová Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame. David se presenta ante Dios para implorar de él justicia contra el calumniador que lo había acusado de traición y sedición. Y abre su caso con una declaración de confianza en Dios. Cualquiera que sea nuestro caso y por urgente que sea la emergencia que nos apremia, nunca está por demás en nuestra súplica una declaración de confianza en nuestro Dios.15
“Jehová, Dios mío”. Sí, mío por un pacto muy especial, sellado con la sangre de Jesús, y ratificado en mi propia alma por un sentido de comunión contigo.
“En ti”. Sí, en ti y en ti solo “he confiado”, incluso en estos momentos cruciales de dolor y angustia. Yo me tambaleo, pero mi Roca es inamovible.16 Nunca es acertado desconfiar de Dios, y nunca resulta en vano confiar en él. Apoyado en esta comunión divina y confianza santa que le fortalecen, David expresa su anhelo:
“Sálvame de todos los que me persiguen”. Sus perseguidores eran muy numerosos, y cualquiera de ellos lo bastante cruel como para devorarle; en consecuencia, suplica a Dios que le salve de todos. Nunca deberíamos considerar nuestras oraciones completas hasta suplicar ser preservados de todo pecado, y todos los enemigos.
“Y líbrame”. Rescátame de sus trampas, absuélveme de sus acusaciones, concédeme en este litigio sobre mi personalidad injuriada una liberación justa y verdadera. Fijémonos bien en la claridad y concisión con la que el salmista expone su caso; y hagamos de ello ejemplo de cómo proceder cuando nos acerquemos al trono de la misericordia. Seamos sensatos, detengámonos y reflexionemos antes de orar, para no “ofrecer el sacrificio de los necios”.17 Tengamos una idea clara de cuáles son nuestras necesidades, pues ello nos capacitará para orar fervientemente con mayor fluidez.
C. H. SPURGEON
Jehová Dios mío, en ti he confiado. Es el primer caso en el Libro los Salmos donde David se dirige al Todopoderoso utilizando juntos los términos “Jehová” y “Dios mío”.18 Y no hay palabras más adecuadas para colocar al inicio de cualquier acto de oración o alabanza, pues demuestran los fundamentos de la confianza expresada a continuación. Denotan una reverencia sobresaliente a la vez que una confianza entrañable. Expresan por parte del salmista un reconocimiento de las perfecciones infinitas de Dios, y sus relaciones peculiares con él en razón del Pacto y de la gracia.
WILLIAM SWAN PLUMER [1802-1880]
“Studies on the Book of Psalms”, 1867
Vers. 2. No sea que desgarren mi alma cual león, y me destrocen sin que haya quien me libre. [No sea que desgarren mi alma cual león, y me destrocen sin que haya quien me libre. RVR] [No sea que alguno desgarre mi alma cual león, y me despedace sin que haya quien me libre. LBLA] [No sea que desgarre mi alma cual león, que despedace, y no haya quien libre. BTX] [De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán, y no habrá quien me libre. NVI] [Que no me devoren como un león que despedaza sin salvación alguna. BLP] [Si no lo haces, me atacarán como leones, me despedazarán y no habrá quien que me rescate. NTV]
No sea que desgarren mi alma cual león. Vemos aquí la apelación incitada por el miedo colaborando mano a mano con la impulsada por la fe. Entre los enemigos de David, había uno más poderoso que el resto, que contaba con preeminencia, fuerza y ferocidad, era, por tanto, “cual león”. De este enemigo en particular buscaba liberación con urgencia. En su caso era probablemente Saúl, su enemigo con dignidad real; pero en el nuestro hay uno que anda cual león rugiente buscando a quién devorar,19 y respecto al cual deberíamos clamar