Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos.74 Los cielos angélicos, los cielos siderales, y el firmamento o cielos terrestres, todos ellos fueron hechos y comenzaron a existir por una sola palabra; que nosotros llamamos la Palabra o Verbo: “sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.75
Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.76 Es interesante notar en esta cláusula la mención del Espíritu Santo. La palabra hebrea וּבְר֥וּחַ ūḇərūaḥ de ר֫וּחַ ruach y que en este caso traducimos como “aliento” es la misma que en otros pasajes se traduce por “Espíritu”.77 Así, las tres personas de la Divinidad se unen al crear todas las cosas. ¡Qué fácil para el Señor crear los orbes más poderosos y los ángeles más gloriosos! Una sola palabra, un soplo de su aliento, fue suficiente. Para Dios, crear el universo fue tan fácil como para el hombre respirar; no, más fácil aún, porque el hombre no respira por sí mismo de modo independiente, pues el aliento en su nariz lo recibió prestado de su Hacedor.78
De este versículo cabe inferir que la formación y constitución de todas las cosas procede de la sabiduría infinita, en tanto que “por la palabra de Jehová” significa por su voluntad y determinación. Es una Palabra sabia y misericordiosa la que ha dispuesto, y un Espíritu viviente el que sostiene toda la creación de Jehová.
C. H. SPURGEON
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. Que la palabra hebrea וּבְר֥וּחַ ūḇərūaḥ de ר֫וּחַ ruach no hay que entenderla en este caso concreto como “espíritu”, sino como “aliento”, se desprende de las palabras que vienen a continuación פִּ֝֗יו pîw: “su boca”; y de su uso en Isaías: “y con el aliento de sus labios matará al impío”.79 En este caso queda claro que וּבְר֥וּחַ ūḇərūaḥ es “aliento”.80 Veamos en este sentido algunos pasajes paralelos donde se usan ambos vocablos: נְשָׁמָה neshamah y רוּחַ ruach, y que nos pueden dar más luz: “Que todo el tiempo que mi aliento esté en mí, y haya espíritu de Dios en mis narices”.81 “El espíritu de Dios me hizo, y el aliento del Omnipotente me dio vida”.82 “Les retiras el aliento, dejan de existir, y vuelven al polvo. Envías tu soplo, y son creados”.83 Por otro lado, la exposición que interpreta וּבְר֥וּחַ ūḇərūaḥ sin relación alguna con Espíritu de Dios, tampoco puede ser correcta. Pues en la historia de la creación, a la que este versículo hace referencia, como los versículos siete y nueve del salmo, toman parte ambas cosas: el Espíritu de Dios, y su Palabra. Antes que nada, el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas,84 a continuación vino la Palabra: “y dijo Dios”. También cabe entender que el Espíritu y el poder de Dios están representados aquí por la figura del aliento, puesto que el aliento fue en el hombre la primera señal de vida.85
ERNS WILHELM HENGSTENBERG [1802-1869]
“Commentary on the Psalms”, 1860
Por la palabra del Señor. Aquí podemos interpretar el término Palabra en sentido hipostático, como se nos enseña en el primer capítulo de Juan.86
JOHANNES COCCEIUS [1603-1669]87
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. «Dondequiera que haya alguien capaz de crear un mundo, habrá un Dios», afirma San Agustín.88 Esta es la razón por la que la Iglesia hizo de creer en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, el primer artículo de su Credo.
JOHN WEEMSE [1579-1636]
Vers. 6-9. En el caso de Dios, decir y hacer, prometer y realizar son una misma cosa; porque su capacidad de desear y su capacidad de hacer son idénticas. Entre lo que Dios dice y hace, no hay diferencia, como la hay en el caso de los hombres. Su decir es hacer: él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió. Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos. “Por la fe entendemos que el universo fue enteramente organizado por la palabra de Dios”,89. En su palabra hay omnipotencia, tanto de mando como de promesa; por ello el apóstol la llama: “la palabra de su poder”.90 Una sola palabra suya puede hacer más en un instante que todos los poderes unidos de cielo y la tierra durante toda la eternidad. Esta reflexión elimina de golpe los desalientos que dificultan la fe; ¡pues qué puede debilitar nuestra confianza en sus promesas, ya sea por inciertas, difíciles o lejanas, cuando sabemos que para él no hay imposibles! La fe puede concluir fácilmente que su cumplimiento es algo tan seguro, como sencillo y real.
DAVID CLARKSON [1621-1686]
Vers. 7. Él junta como montón las aguas del mar; él pone en depósitos los abismos. [Él junta como montón las aguas del mar; él pone en depósitos los abismos. RVR] [Él junta las aguas del mar como un montón; pone en almacenes los abismos. LBLA] [Él junta como montón las aguas del mar, Él pone en depósitos los abismos. BTX] [Él recoge en un cántaro el agua de los mares, y junta en vasijas los océanos. NVI] [Él embalsa como un dique las aguas de los mares, guarda en depósitos las aguas del abismo BLP] [Asignó los límites al mar y encerró los océanos en enormes depósitos. NTV]
Él junta las aguas del mar como un montón.91 Las aguas, antaño dispersas cual maíz desparramado en una era: están ahora recogidas en un solo lugar como en un montón. ¿Quién más hubiera podido juntarlas sino su gran Señor, cuyo mandato obedecen? El milagro del Mar Rojo92 se repite en la naturaleza día tras día porque el mar, que invade las orillas bajo el impulso del sol y la luna, pronto cubriría la tierra si no le fueran impuestos límites por decreto divino.
Él pone en depósitos los abismos.93 En las profundidades hay enormes bodegas y almacenes del líquido elemento. Vastas reservas de agua ocultas en las entrañas de la tierra, y de las que brotan y se nutren nuestros manantiales y pozos de agua. ¡Qué provisión tan misericordiosa para la necesidad más apremiante! ¿Podría el texto referirse a las nubes y sus depósitos de granizo, nieve y lluvia, tesoros de misericordia y riqueza para los campos de la tierra? Enormes masas acuosas almacenadas para un futuro uso benéfico. En la previsión admirable de nuestro celestial José,94 cuyos graneros están siempre llenos para el tiempo de necesidad en la tierra, se detecta una ternura tan sorprendente como apabullante. Todos estos almacenes acuosos podrían haber sido, como fueron en una ocasión, municiones de venganza;95 pero ahora son parte de la intendencia y ministerio de la divina misericordia.
C. H. SPURGEON
Él junta las aguas del mar como un montón. “Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares”.96 Este elemento inestable debía, como todos los demás elementos, someterse a la ley y confinarse a ciertos límites, a fin de que la tierra pudiera ser habitable para el hombre y las criaturas que lo rodean. Por ello el salmista canta: “El junto las aguas del mar como un montón”; y el profeta añade: “¿No os amedrentaréis ante mí, que puse arena por término al mar, por orden eterna, la cual no puede ser traspasada? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán”.97
JOHN DUNS [1820-1909]
“Biblical