El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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cantadle con salterio y decacordio. BTX] [Alaben al Señor al son del arpa; entonen alabanzas con el decacordio. NVI] [Ensalzad al Señor con la cítara, con un arpa de diez cuerdas alabadlo. BLP] [Alaben al Señor con melodías de la lira; toquen música para él en el arpa de diez cuerdas. NTV]

      Aclamad a Jehová con arpa. Los seres humanos necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir para estimular la alabanza. Esta es la lección que debemos sacar de la utilización de instrumentos musicales bajo la antigua dispensación. Israel estaba en proceso de aprendizaje y, en consecuencia, utilizaba cosas infantiles que le ayudaran en el proceso; pero en nuestros días, cuando Jesús nos ha dado madurez espiritual, podemos cantar las melodías sin tener que recurrir a cuerdas ni tubos de órgano que las acompañen. Con todo, pese a no considerar tales instrumentos imprescindibles en el culto, para no malograr su simplicidad, no condenamos su uso; y si algunos, como George Herbert13 o Martín Lutero,14 consideran que el uso de instrumentos bien afinados les ayuda para adorar Dios, ¿quiénes somos nosotros para negarles su derecho? Simplemente, no sentimos la necesidad, entendemos que más que ayudar obstaculizarían nuestra alabanza; pero si otros opinan de modo distinto, ¿no vivimos en la libertad del Evangelio? 15

      Cantadle. Esta es la mejor música y la más dulce. No hay instrumento que se equipare a la voz humana. En este sentido, diremos los instrumentos cabe el tolerarlos únicamente como ayuda al canto vocal, pues las teclas y las cuerdas, por sí mismas, no alaban al Señor.

      Con salterio y decacordio. Para el Señor debe ser la octava completa, pues todas las notas son suyas y toda música le pertenece. Se mencionan distintas modalidades de música para enseñarnos que debemos alabar a Dios con todas nuestras capacidades, con todos los poderes que poseemos.

      C. H. SPURGEON

      Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. Esta es la primera mención que encontramos en los Salmos a instrumentos musicales. Es preciso señalar que los padres de los primeros siglos se opusieron de forma casi unánime a su utilización en las iglesias. Y siguen prohibidos en la Iglesia Oriental16 hasta el día de hoy; donde, y en esto casi todos coincidimos, a pesar de ello el canto litúrgico es infinitamente superior a cualquier cosa que se pueda escuchar en Occidente.

      JOHN MASON NEALE [1818-1866] y RICHARD FREDERICK LITTLEDALE [1833-1890]

      en “Commentary on the Psalms from Primitive and Mediæval Writers”, 1869

      Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. La Iglesia no utiliza para alabar a Dios instrumentos musicales como arpas o salterios, con el propósito de distanciarse de tendencias judaizantes.

      TOMÁS DE AQUINO [1224-1274]

      “Summa Theologica”, Pregunta 91, Artículo 1

      Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. El uso de estos instrumentos solo se permitió a los judíos, como sacrificio especial, debido a la terquedad y tosquedad de sus almas. Dios condescendió a su debilidad, a fin de apartarlos definitivamente de los ídolos; pero ahora, en lugar de órganos, podemos utilizar para alabarle nuestros propios cuerpos.17

      JUAN CRISÓSTOMO [347-407]

       “Homiliae in Psalmos”

      Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. La costumbre de acompañar el canto con música instrumental no fue aceptada en las primeras comunidades cristianas, tan solo empleaban el canto vocal. Entendiendo que fue una concesión a los judíos a causa de su concepción espiritual más infantil,.

      JUSTINO MÁRTIR [100-162]

      Cantadle con salterio y decacordio. Se dice que David alabó a Dios con un instrumento de diez cuerdas; y, de hecho, nunca hubiera sido tan explícito en afirmar cuántas tenía, de no haber estado familiarizado con cada uno de los distintos instrumentos, que sin lugar a dudas utilizaba. Dios nos ha otorgado cuerpos físicos que, por así decirlo, son instrumentos de muchas cuerdas. ¿Y vamos a pensar que podemos ofrecerle música lo suficientemente buena, utilizando solo una de ellas, la lengua? ¡De ninguna manera! Hemos de emitir sonidos profundos con nuestro corazón, mediante pensamientos santos; sonidos penetrantes con nuestra lengua, mediante palabras santas; y sonidos estridentes con las manos, mediante obras piadosas. Juntémoslos todos, y para Dios sonará como un concierto, de hecho, es la única música en la que se complace.18

      SIR RICHARD BAKER [1568-1645]

      “Meditations and disquisitions upon the first psalme of David”, 1640

      Vers. 3. Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien, tañendo con júbilo. [Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien, tañendo con júbilo. RVR] [Cantadle cántico nuevo; tañed con arte, con voz de júbilo. LBLA] [Cantadle cántico nuevo, ¡Hacedlo bien, tañendo con júbilo! BTX] [Cántenle una canción nueva; toquen con destreza, y den voces de alegría. NVI] [Cantad para él un cántico nuevo, tocad con esmero entre gritos de júbilo. BLP] [Entónenle un cántico nuevo de alabanza; toquen el arpa con destreza y canten con alegría. NTV]

      Cantadle cántico nuevo.19 Todos los cánticos de alabanza deben ser a él. Cantar por cantar no merece la pena; debemos rendir nuestro tributo de alabanza al Rey, no echarlo a merced de los vientos; algo que no siempre toma en cuenta la mayoría de los fieles. Cuando magnificamos al Señor debemos extremar nuestras facultades para no caer en rutinas irreflexivas; hemos de lograr que todo cántico de alabanza sea un cántico nuevo. Pues es conveniente para mantener la frescura de culto público, e indispensable en el personal. Jamás presentemos una alabanza deslucida, pongamos en cada cántico que cantamos todo nuestro ser, alma y el corazón, puesto que sus misericordias no se agotan, son nuevas todos los días,20 y constantemente contemplamos nuevas bellezas y virtudes en la palabra y el obrar de nuestro Señor.

      Hacedlo bien. Es lamentable escuchar alabanzas a Dios cantadas de forma descuidada, pues el Señor merece lo mejor. Todo cristiano debe esforzarse por cantar según las reglas del arte, cantando al compás con el resto de la congregación y de un modo afinando. Pues aún las palabras más dulces, entonadas con las melodías más dulces, y cantadas por las voces más dulces, siguen siendo poco para el Señor nuestro Dios; no le ofrezcamos rimas cojas, con melodías chirriantes, gruñidas por voces discordantes.

      Con voz de júbilo.21 En la alabanza el corazón debe explotar y sobresalir. Los susurros educados no tienen cabida. Y no porque el Señor rechace escucharlos, sino porque es natural que una gran exultación se exprese ruidosamente. Los hombres lanzan gritos de júbilo ante la presencia de sus reyes; ¿y al Hijo de David no vamos a ofrecerle nosotros ruidosas hosannas con júbilo?22

      C. H. SPURGEON

       Cantadle cántico nuevo.

      1.El canto es la música de la naturaleza. Las Escrituras nos dicen que las montañas cantan;23 los valles cantan;24 los árboles del bosque cantan;25 y más aún, son el salón de conciertos de las aves que habitan en los cielos, donde emiten sus notas musicales.26

      2.El canto es la música de las ordenanzas. Agustín,27 cuenta que cuando llegó a Milán y escuchó a los creyentes cantar en la iglesia, lloró de alegría ante una melodía tan agradable. Y Beza28 confiesa que, en su primera visita a la congregación, al escuchar el canto del Salmo 91 se sintió tan reconfortado que conservó esa melodía en su corazón hasta pasado mucho tiempo. Los rabinos afirman que los israelitas, después de celebrar la festividad de la Pascua, cantaron el Salmo 111 y los cinco que le siguen. Y nuestro Salvador y sus apóstoles, inmediatamente después de la institución de la Santa Cena, cantaron un himno.29

      3.El canto es la música de los Santos.

      I.Han cumplido este deber de manera colectiva en sus grandes congregaciones.30

      II.En sus momentos de mayor apuro.31

      III.En