El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
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Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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la “justicia”. Y aún aquellos filósofos que los han admitido, más que razonar sobre ellos, los han dado por sentado sin haberlos demostrado. Recopilaron todas las perfecciones divinas reduciéndolas a un solo propósito que denominaron “un ser perfecto”, y suponiendo, sin demostrarlo, que este ser perfecto existía, le atribuyeron, sin pruebas, todo lo que consideraron perfección. El salmista muestra de una manera más simple y segura que hay un Dios soberano, infinitamente justo y sumamente bueno. Para convencer a un ser racional de la justicia y la bondad de Dios, es necesario seguir un procedimiento similar al que se sigue para probar su existencia. Cuando demostramos la existencia de Dios decimos que, si existen criaturas, por tanto, hay un Creador. De la misma manera, para demostrar que una criatura es justa y buena decimos que en ella hay cualidades de bondad y justicia, por tanto, el Ser del cual estas criaturas derivan su existencia es un Ser justo y bueno.6 Este es el razonamiento del salmista en este Salmo: “El Señor ama la justicia y el derecho; de la misericordia de Jehová está llena la tierra” (33:5); es decir, resulta imposible considerar la obra del Creador sin percibir pruebas de su bondad. Y las obras de la naturaleza que demuestran la bondad de Dios, demuestran también su justicia; porque Dios nos ha creado con tales disposiciones, que no podemos disfrutar de los dones de su bondad sin obedecer las leyes de su justicia. La felicidad del individuo que obtiene un placer desobedeciendo las leyes de equidad, es una felicidad violenta, que será efímera; y la prosperidad de los organismos públicos, cuando se fundamentan en la iniquidad, es un edificio sin fundamentos, que se hundirá y desaparecerá.

      Pero lo que quiero remarcar en especial es que los excelentes principios del salmista acerca de Dios no son meras especulaciones, sino verdades de las que derivan inferencias prácticas; y que tienen como objetivo extender su influencia más allá de las personas como individuos, a los legisladores y gobernantes. Uno podría pensar, teniendo en cuenta el comportamiento de la humanidad, que las consecuencias que derivan de las doctrinas de las que hemos estado hablando atañen exclusivamente a las clases bajas, a la escoria de la sociedad; que los legisladores y gobernantes tienen un plan moral propio y distinto, por lo cual quedan por encima de las normas a las que deben someterse los demás seres humanos. Nuestro profeta-salmista pensaba de otra manera. ¿Cuáles son sus máximas en política? Pueden resumirse en estas palabras: “Dichosa la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí” (33:12). ¿Y cuáles son sus máximas militares? Pueden resumirse en estas palabras: “El rey no se salva por la multitud del ejército, ni escapa el valiente por la mucha fuerza. Inútil para salvarse es el caballo; la grandeza de su vigor a nadie podrá librar” (33:16-17). ¿Y quién propone estas máximas? ¿Un ermitaño que nunca formó parte de los escenarios del mundo real? ¿Un fracasado que no supo abrirse paso en la vida y no llegó a nada? ¡No! Uno de los reyes más sabios; uno de los generales más audaces y capaces; un hombre al que Dios eligió en particular para que gobernara sobre su pueblo elegido, para que comandara a los ejércitos que pelearon cruentas batallas y obtuviera las victorias más completas. Si tengo que explicar el sistema de razonamiento del salmista, diré que con el mismo derecho y razonamiento con el cual deduce la doctrina de la existencia de Dios de las obras de la creación; y la de los atributos morales de Dios en las de la naturaleza; partiendo de ambas, se siente con derecho a concluir que no hay legisladores ni gobernantes que se puedan considerar justos, y ser verdaderamente felices, sino actúan con arreglo a las leyes establecidas por el Señor soberano, justo y bueno.

      JAMES SAURIN [1760-1842]

      en un sermón sobre el Salmo 33 titulado “The Manner of Praising God – Sermon XIII”, 1827

      Vers. 1. Alegraos, oh justos, en Jehová; en los íntegros es hermosa la alabanza. [Alegraos, oh justos, en Jehová; a los rectos les va bien la alabanza. RVR] [Cantad de júbilo en el Señor, oh justos; apropiada es para los rectos la alabanza. LBLA] [¡Alegraos, oh justos, en YHVH! En los íntegros es hermosa la alabanza. BTX] [Canten al Señor con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al Señor. NVI] [Regocijaos, justos, en el Señor; es buena para los honrados la alabanza. BLP] [Que los justos canten de alegría al Señor; les corresponde a los puros alabarle. NTV]

      Alegraos en el Señor.7 La alegría es el alma, la esencia de la alabanza. Deleitarnos en el Señor es exaltarle con todo nuestro corazón, aunque nuestros labios no entonen cánticos. El mero hecho de que Dios exista, lo que él es y cómo es, y que sea nuestro Dios, nuestro eternamente y para siempre, debería despertar en nuestro interior una alegría incesante y desbordante. Alegrarse en las comodidades temporales es peligroso, alegrarnos en nosotros mismos es necio, alegrarnos en el pecado es fatal, pero alegrarnos en Dios es celestial. Quien quiera disfrutar del cielo por partida doble, debe comenzar a regocijarse en el Señor aquí abajo en la tierra, como hacen los que están arriba en el cielo.

      Oh justos. Es vuestro deber en particular, la primordial entre otras muchas obligaciones, y vuestra naturaleza espiritual ha sido especialmente equipada para ello: priorizad, por tanto, este grato servicio.

      Apropiada8 es para los rectos la alabanza. Dios fija su mirada en las cosas que son adecuadas. Y cuando los santos visten sus túnicas corales, los ojos del Señor lo ven con agrado. El arpa se adapta a las manos lavadas con sangre. No hay joya que adorne mejor el rostro de un creyente que una oración santa. La alabanza de los cantantes profesionales, no regenerados, no es hermosa, es “como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo”.9 Los corazones fraudulentos emiten música deshonesta, pero la que sale de corazones justos y rectos es deleite para el Señor.10 Si la alabanza ha de ser el ropaje de los santos en el cielo, es bueno que la prueben ya aquí abajo en la tierra.

      C. H. SPURGEON

      Alegraos, oh justos, en Jehová; apropiada es para los rectos la alabanza. Según los etimólogos, el verbo hebreo, רַנְּנ֣וּ rannənū de רָנַן ranan, significaba en su origen: “danzar de gozo”. Se trata de una un gozo rotundo, expresado mediante una exultación vivaz.

      JOSEPH ADDISON ALEXANDER [1809-1860]

      “The Psalms Translated and Explained”, 1850

      Alegraos, oh justos. No en vosotros mismos, pues esto no es seguro, sino en el Señor.

      AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]

       “Enarrationes in Psalmos”

      Alegraos, oh justos, en Jehová. Este salmo enlaza con el anterior a través de la palabra con la que se abre, que es una repetición de la exhortación con la que concluye el salmo precedente (Salmo 32): “Alegraos en el Señor y regocijaos, justos; dad voces de júbilo, todos los rectos de corazón” (32:11).

      CRISTOPHER WORDSWORTH [1807-1885]

      “Commentary on the Whole Bible”, 1856

      Apropiada es para los rectos la alabanza. La alabanza no es oportuna ni resulta atractiva en labios de cualquiera, únicamente de los rectos y piadosos. Un profano alabando a Dios es como un estercolero sembrado con flores. En boca del pecador viene a ser como un oráculo en la boca de un necio: ¿Cómo puede ser apropiado que alabe a Dios una persona cuya vida le deshonra? Para el impío, que pasa la mayor parte de su tiempo en prácticas pecaminosas, alabar a Dios es tan inadecuado como pueda ser para un usurero hablar del vivir por fe; o para el Diablo citar la Escritura. Tan solo los justos y piadosos están en condiciones de formar parte del coro de alabanza a Dios y vestir lo que el profeta llama el “manto de alabanza”.11 Una prenda peculiar, que tan solo luce adecuadamente sobre los hombros de los santos.12

      THOMAS WATSON [1620-1686]

      “The Godly Man’s Picture”, 1666

      Apropiada es para los rectos la alabanza. Dios se complace en aquel cuyo agrado está en Dios.

      AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]

       “Enarrationes in Psalmos”

      Vers. 2. Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. [Aclamad a Jehová con arpa; cantadle