JOHN LIGHTFOOT [1602-1675]
En un sermón sobre 1 Corintios 14:26, titulado “Every one of you hath a Psalm” Y predicado en St Marys, Cambridge, el 24 de junio de 1660
Vers. 5. Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. [Porque de un momento es su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría. RVR] [Porque su ira es solo por un momento, pero su favor es por toda una vida; el llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría. LBLA] [Porque por un momento es su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche dura el llanto, pero al amanecer viene la alegría. BTX] [Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. NVI] [Pues es pasajera su ira y eterna su bondad: quien de noche se retira llorando, por la mañana es un clamor de alegría. BLP] [Pues su ira dura solo un instante, ¡pero su favor perdura toda una vida! El llanto podrá durar toda la noche, pero con la mañana llega la alegría. NTV]
Porque su ira es solo por un momento. David alude aquí las disposiciones de la Providencia divina, que en su gobierno paternal redundan en castigo ordenado hacia sus hijos que yerran, como la plaga que casi asoló Jerusalén a causa de los pecados de David;62 pero tales juicios son cortos, y se desvanecen tan pronto el verdadero arrepentimiento y la petición de perdón aparecen, acompañados del gran sacrificio aceptable a Dios. ¡Qué misericordia tan grande es esta! Ya que, si la ira del Señor humeara por largo tiempo, toda carne sucumbiría bajo ella. Pero tan pronto el castigo ha surtido su efecto, Dios levanta la vara con gran disposición; es lento a la hora de ejecutar la ira y rápido para cesarla. Y si su ira temporal y paternal es así de severa, de tal modo que forzosamente ha de ser breve, ¿cómo debe ser el terror de la ira eterna ejercido por el Juez contra sus adversarios?
Pero su favor es por toda una vida.63 Tan pronto como el Señor miró a David con buenos ojos, la ciudad salvó la vida, y el corazón del rey revivió. Morimos cual flores marchitas64 cuando el Señor frunce el ceño, pero su dulce sonrisa nos revive como el rocío refresca los campos.65 Su favor no solo endulza y alegra la vida, sino que es la vida misma, su propia esencia. Quien de veras quiera saber lo que es la vida, que busque el favor del Señor.66
El llanto puede durar toda la noche. Pero las noches no duran para siempre; pues aún en los inviernos más lóbregos la estrella del alba67 enciende su lámpara. Parece claro que nuestras noches se verán empapadas por el rocío del dolor. Cuando el Esposo está ausente todo es oscuridad en el interior de la casa,68 el alma, sintiéndose viuda, languidece anhelando una visión renovada del bien Amado.
Pero a la mañana viene la alegría. Cuando el Sol de Justicia despunta por el horizonte,69 enjugamos las lágrimas de nuestros ojos, y la alegría expulsa todo sentimiento de dolor. ¿Quién que conozca a Jesús puede no sentirse alegre? Cuando Jesús es la Aurora que despunta, los primeros rayos de la mañana nos traen consuelo, y todo creyente sabe bien que es así. El duelo perdura tan solo hasta la mañana: cuando la noche desaparece, la oscuridad se desvanece. Esta es razón suficiente para que los santos canten, y una razón de peso: las noches cortas y los días alegres claman por el salterio y el arpa.70
C. H. SPURGEON
Porque de un momento es su ira. Viendo cómo Dios se enoja a menudo con sus propios servidores, ¡mayor motivo tenemos quienes sentimos temor de él para agradecer que no esté airado con nosotros, y no tengamos que experimentar en carne propia su descontento! Vemos cómo pone a otros como blanco al que disparar sus flechas; les escuchamos gemir lamentando su abandono, y a pesar de ello, nuestros corazones no comparten su tristeza; nuestros ojos pueden seguir mirando al cielo con esperanza mientras los suyos están nublados con un velo de tristeza; vemos cómo Dios les habla con rudeza mientras tiene para nosotros palabras de consuelo; vemos que les trata como si fueran sus enemigos, mientras se ocupa de nosotros con la mayor ternura y cariño; vemos que dirige hacia nosotros una sonrisa amigable, y a ellos los mira con el ceño fruncido y temible. Oh, admiremos eternamente la gracia soberana de Dios. ¿Nadamos en abundancia mientras otros son echados al horno de la aflicción? ¿Acaso tenemos menos escoria que ellos? ¿Han pecado ellos con mayor frecuencia que nosotros? Dios está airado con ellos por su tibieza, o por su reincidencia; ¿y nosotros? ¿arden nuestros corazones continuamente en santo amor? ¿Han guardado siempre nuestros pies sus caminos sin vacilar? ¿No nos hemos extraviado? ¿Nunca nos hemos desviado a derecha o izquierda? Seguramente sí, y, por tanto, ¡qué misericordia tan grande es que Dios no esté tan airado con nosotros como lo está con ellos! (…) Pero no abusemos de su misericordia pues, aunque no esté airado con nosotros, podría estarlo. Este fue el problema de David: “En mi prosperidad dije yo: No seré jamás zarandeado”, pero de inmediato confiesa: “Pero escondiste tu rostro y quedé desconcertado”. Sobre nosotros brilla ahora el sol, la llama del Señor refresca nuestro tabernáculo; pero podemos encontrarnos con tempestades, nubes y oscuridad antes de llegar al final de nuestro viaje. Los discípulos en el monte de la transfiguración quedaron extasiados presenciando la gloria de Cristo, y ante la presencia maravillosa de Moisés y Elías juntamente con Cristo, creyeron encontrarse ya en el cielo; pero de pronto vino una nube y lo cubrió todo, y sintieron temor.71 Es cierto que la ira de Dios “es solo por un momento”, pero ese momento es muy triste, y terrible más allá de lo que se puede expresar. El llanto puede que dure “solo una noche”, pero esa noche puede ser muy amarga y espantosa; una noche como la de los egipcios cuando el Faraón y todos los suyos se levantaron y vieron muertos a sus primogénitos, y hubo luto y gran clamor en toda la tierra como no ha habido ni habrá.72 Pensemos en que esa noche de ira del Señor, aunque sea solo una noche, puede acabar con todas nuestras comodidades, con lo primogénito de nuestras fuerzas, con nuestra confianza y seguridad, y con todas nuestras esperanzas hasta provocar la agonía del alma.
TIMOTHY ROGERS [1660-1729]
“A Discourse on Trouble of Mind, and the Disease of Melancholy”, 1691
En su favor está la vida.73 Aquí vemos en qué consiste la esencia de la bendición para las ovejas, y de la maldición de los cabritos.74 ¿Acaso no es el don de la vida eterna nuestra mayor felicidad en el cielo? Como afirma David: “En su favor está la vida”. Si un alma condenada fuera admitida a gozar de los placeres de la vida eterna sin el favor de Dios, para ella el cielo sería un infierno. Pues no es el lugar lo que hace desgraciada al alma en el infierno, por muy horrido y tenebroso que pueda ser, sino el desagrado de Dios. Al contrario, si un alma elegida fuera arrojada al infierno, pero retuviera el favor de Dios, el infierno para ella sería el cielo, ni todos los demonios del averno podrían arrebatarle su gozo; pues para ella la noche infernal se transformaría en día.
EDWARD MARBURY [1581-1655]
Porque de un momento es su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría. Un aprendiz tiene que trabajar duro y (a veces) soportar malos tratos durante siete años o más y, no obstante, sigue trabajando, comportándose de manera servicial con su amo sin quejarse ni murmurar, porque ve que el tiempo de su aprendizaje pasa rápido, pronto acabará y el saldrá con amplios conocimientos del oficio, apto para ganarse bien la vida. Así debería ser también con todos aquellos que gimen bajo el peso de alguna cruz o aflicción, refrenar sus impulsos, ejercitar la virtud de la paciencia, y cesar en toda murmuración y queja, sabiendo que el cetro de los impíos no caerá para siempre