En primer lugar, es incuestionable que, si nuestra carne nos impulsa a buscar venganza, tal deseo es malo ante los ojos de Dios. Pues no tan solo nos prohíbe las imprecaciones de mal sobre nuestros enemigos en venganza por ofensas personales,47 sino que todos los sentimientos y deseos que brotan del odio han de ser descartados. No podemos alegar las palabras de David para justificar nuestros impulsos personales desmedidos en busca de venganza. Pues el santo profeta no reacciona aquí invocando la destrucción de sus enemigos inflamado por su aflicción y deseos personales de venganza; antes bien, dejando a un lado los deseos de su carne, juzga los hechos en sí mismos. Antes de que un hombre pueda clamar a Dios pidiendo venganza contra los malvados, tiene que deshacerse en su propia mente de todo sentimiento impropio; en segundo lugar, debemos ejercer la prudencia, que la atrocidad de los males que nos ofenden no nos lleven a un celo desmedido, algo de lo que adolecían incluso los mismos discípulos de Cristo, cuando deseaban que bajara fuego del cielo para destruir a los que se negaron a recibir a su Maestro.48 Pretendían, es cierto, actuar siguiendo el ejemplo de Elías,49 pero Jesús los reprendió severamente, diciéndoles: “no sabéis de qué espíritu sois”.50 Debemos observar, en particular, la regla general de desear sinceramente el bienestar de toda la raza humana y trabajar por ello; lo que nos lleva no tan solo a congratularnos de la misericordia divina, sino también a desear la conversión de aquellos que parecen precipitarse a su propia destrucción. Resumiendo: David, habiéndose liberado de todo tipo de pasiones personales impropias, ruega aquí, no invocando su propia causa, sino en favor de la causa de Dios. Su oración es un recordatorio a sí mismo y a todos los fieles, de que a pesar de que los malvados puedan dar rienda suelta a toda clase de vicios impunemente, al fin deben comparecer ante el tribunal de Dios.
JUAN CALVINO [1509-1564]
Dales conforme a sus obras, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. Sí, gran Dios, puesto que desde el principio has estado ocupándote tan solo en salvar a los hombres, golpearás con una maldición eterna a estos hijos de iniquidad que parecen haber nacido para su propia perdición, y para destruir a los demás. Tu misma benevolencia hacia la humanidad demanda tus truenos contra estos corruptores de la sociedad. Lo mucho que has hecho por nuestra raza, mayor severidad exige de tu justicia contra unos miserables cuya única obsesión ha sido la de oponerse a ti y contrarrestar tu bondad hacia los seres humanos. Dios mío, laboran sin cesar buscando la manera de alejar a los hombres de ti, y en justo pago, tú les apartarás de ti para siempre. Consideran un gran privilegio convertir a sus congéneres en tus enemigos, y tendrán ellos mismos la desoladora experiencia de permanecer como enemigos tuyos por toda la eternidad. Qué castigo más adecuado para los infelices que desean hacer que todos los corazones se rebelen contra tu adorable Majestad, que mantener la bajeza de su naturaleza, bajo la eterna y espantosa necesidad de odiarte para siempre.
JEAN BAPTISTE MASSILLON [1663-1742] 51
“A spiritual paraphrase of some of the Psalms, in the form of devout meditations and prayers”,1805 (Adaptado por C. H. Spurgeon)
Dales conforme a sus obras, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. Los egipcios dieron muerte a todos los hijos varones de los hebreos,52 y Dios hirió a los primogénitos de Egipto.53 Sísara pensaba destruir a Israel con sus carros de hierro, y murió con una estaca de hierro clavada en las sienes.54 Adoni-bezec, henchido de orgullo,55 quiso pelear contra Israel y acabó recogiendo migajas debajo de una mesa. Abimelec mató a sus hermanos, y Dios le pagó haciendo que muriera como un cobarde en manos de una mujer.56 Sansón se dejó arrastrar por la “lujuria de los ojos”, y los filisteos antes de darle muerte le sacaron los ojos.57 Agag causó mucho dolor a las madres de Israel y acabó cortado en pedazos.58 Saúl mató a los gabaonitas, y siete de sus hijos murieron ahorcados.59 Acab, recibió su pago por haber codiciado la viña de Nabot.60 Jeroboam levantó la mano contra el varón de Dios en el altar y esa misma mano se le secó.61 Joab, por haber matado a Abner, Amasa, y Absalón, fue condenado a muerte por Salomón.62 Los que acusaban a Daniel fueron arrojados al mismo foso de los leones que le habían destinado a él.63 Amán terminó colgado en la misma horca que había preparado para Mardoqueo.64 Judas se ahorco en el campo comprado luego con su dinero.65 Y si vamos a la historia más reciente, Bayaceto66 tenía la intención de encerrar a Tamerlán67 en una jaula de hierro, pero acabó él metido en la jaula. Majencio68 construyó un puente para derrotar a Constantino,69 pero cayó al mismo río y se ahogó. El Papa Alejandro VI70 murió envenenado por el vino que había preparado para envenenar a otro.71 Carlos IX72 regó las calles de París de la sangre de los hugonotes, y poco después las hemorragias y sudor de sangre fluían imparables por todas las partes de su cuerpo. El cardenal Beaton73 condenó a muerte a George Wishart74 y él mismo tuvo una muerte violenta, asesinado en su cama y su cuerpo colgado de la misma ventana de la que había contemplado la ejecución de Wishart.
GEORGE SEATON BOWES
“Illustrative Gatherings for Preachers and Teachers”, 1864
Dales su merecido conforme a la obra de sus manos. Medita en la justicia de Dios, que no es solo su voluntad, sino también su naturaleza castigar el pecado. Sin Cristo, estarías condenado irremisiblemente; y no se trata de una mera posibilidad: sin Cristo no tendrías escapatoria. Dios no puede menos que aborrecer el pecado, porque es santo; y no puede no castigarlo, porque es justo. Y no puede renunciar a su propia naturaleza para satisfacer nuestros caprichos.
CHRISTOPHER FOWLER [1610-1678]
“Morning Exercises”
Dales su merecido conforme a la obra de sus manos. David no ora aquí contra sus enemigos impulsado por el deseo personal de venganza, sino guiado por el Espíritu infalible de la profecía, es decir, viendo en aquellos en contra de quienes clama a los enemigos de Cristo y de su pueblo en el curso de todas las edades.
DAVID DICKSON [1583-1663]
“Explanation of the First Fifty Psalms”, 1653
Vers. 4-5. En estos dos versículos, al igual que en la mayoría de pasajes imprecatorios, se mezclan el imperativo y el futuro de manera promiscua: “dales, hazles, destrúyelos”, creando confusiones interpretativas. Si todos los verbos se tradujeran en futuro, se vería con más claridad cuál es realmente su sentido: profecías de juicios divinos contra los judíos, que ya han sido ejecutadas; y profecías contra los enemigos de Señor y de su Cristo a lo largo de todas las edades, y para quienes las “obras” de la creación y la “obra” de redención, no han bastado para llevarlos al arrepentimiento; algunos de ellos ejecutados y otros todavía sin ejecutar. De este modo desaparecerían tantas críticas y objeciones contra los pasajes imprecatorios.
GEORGE HORNE [1730-1792]
“A Commentary on the Psalms in which Their Literal Or Historical Sense, as They Relate to King David, is Illustrated”, 1825
Vers. 5. Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová, ni a la obra de sus manos, él los derribará, y no los edificará. [Por cuanto no consideran las acciones de Jehová, ni la obra de sus manos, él los derribará, y no los edificará. RVR] [Porque no tienen en cuenta los hechos del Señor ni la obra de sus manos, El los derribará y no los edificará. LBLA] [Por cuanto no atendieron a los hechos de YHVH, mi a la obra de sus manos, Él los derribará y no los edificará. BTX] [Ya que no toman en cuenta las obras del Señor, y lo que él ha hecho con sus manos, él los derribará y nunca más volverá a levantarlos. NVI] [Pues no reconocen las acciones del Señor ni tampoco la obra de sus manos, ¡que él los derribe y no vuelva a levantarlos! BLP] [No les importa nada lo que el Señor