Alimentación para el deporte y la salud. Joan Ramon Barbany. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Joan Ramon Barbany
Издательство: Bookwire
Серия: Nutrición
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499108988
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de ingestión y el estado físico del alimento (sólido o líquido) también condicionan su absorción intestinal.

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       a) Tracto digestivo superior (esófago y estómago)

      – Reflujo gastroesofágico y quemazón retroesternal (“pirosis”)

      – Hipo, eructos

      – Náuseas y vómitos

      – Meteorismo

      – Anorexia

      – Flato

      – Dolor precordial*

      *que en algún caso puede parecerse al dolor en el infarto cardíaco.

       b) Tracto digestivo inferior (intestino delgado e intestino grueso)

      – Tenesmo e incontinencia fecal

      – Diarrea, urgencia de defecar, heces explosivas, etc.

      – Flato

      – Retortijones y espasmos

      – Dolores cólicos

      – Meteorismo intestinal

      – Incremento del peristaltismo y “ruidos”

      – Hemorroides sangrantes

      – Melena (sangre en las heces)

      ALTERACIONES DEPENDIENTES DE LA ACTIVIDAD DEPORTIVA

      Trastornos y molestias digestivos

      Durante el ejercicio físico intenso suelen aparecer con relativa frecuencia molestias y trastornos digestivos de diversa índole y significación, como los resumidos en la Tabla 2.II. Aunque existen notables diferencias en función de la susceptibilidad individual, su incidencia es notable, y están presentes en mayor o menor medida en más de la mitad de los participantes en pruebas deportivas, en especial en las carreras de larga duración. Su descripción detallada escapa de los objetivos de esta obra, si bien por su significación e importancia conviene remarcar la frecuente posibilidad de melena, pérdida de sangre por las heces, evidenciable, como ocurre en las hemorroides, o como “sangre oculta”, procedente de diversas localizaciones digestivas. Estas pérdidas de sangre pueden agravar deficiencias de hierro, especialmente en las atletas. Se explican por diferentes razones: el déficit de irrigación sanguínea (isquemia) por la fuerte vasoconstricción o el estrés psicofísico de la competición producen ulceraciones de las mucosas gástrica e intestinal y también es posible que sangren venas hemorroidales por causas mecánicas, todo ello favorecido por un posible efecto antiagregante plaquetario de este modelo de esfuerzo. Afectan principalmente el tracto intestinal, con mayor frecuencia en jóvenes y en el sexo femenino, a consecuencia de ejercicios intensos o extenuantes, en deportis tas no suficientemente entrenados, en carrera sobre suelo duro o compacto y con un calzado deportivo de escasa amortiguación. La ansiedad propia de la competición es también un factor complementario que hay que tener en cuenta.

      Son factores predisponentes una comida previa demasiado abundante, excesiva en fibra y grasas o proteínas, o una bebida hiperosmótica justo antes de empezar o en el curso de la competición. Las comidas muy cercanas al ejercicio, las soluciones demasiado concentradas en glucosa o sacarosa, la cafeína o el exceso de picantes también favorecen los trastornos digestivos. También lo hacen la hidratación incorrecta por déficit o por exceso. El riesgo varía según la actividad, de mayor a menor, en la marcha, carrera, ciclismo, natación, patinaje y remo, probablemente a causa de los movimientos pendulares y de ascenso y descenso de los órganos abdominales durante la ejecución de la actividad. El entrenamiento reduce la gravedad y la incidencia; por el contrario, el sobreentrenamiento agrava éstas (Tabla 2.III).

      Los factores etiopatogénicos son diversos, como se expone en la Figura 2.5. Se cree que la reducción del flujo sanguíneo esplácnico, el incremento del tono simpático, las modificaciones hormonales y las condiciones mecánicas del ejercicio, en especial el movimiento de péndulo de los órganos intestinales, producto de la actividad o el fuerte impacto sobre el suelo, los favorecen. Influyen también hábitos nutricionales inadecuados, las condiciones meteorológicas de frío y calor excesivo (en este caso con hipertermia), los factores ambientales como la altitud y las características de la superficie por la que se transita.

      Alteraciones de la velocidad del tránsito intestinal: estreñimiento y diarrea

      El estreñimiento es muy frecuente en la actividad deportiva, relacionado principalmente, según se ha comentado, con el exceso de fibra y la deshidratación. Para prevenirlo y favorecer el tránsito intestinal, es conveniente un aporte correcto, no excesivo, de fibra, con ingesta de ensaladas, frutas y verduras, y una hidratación sobrada, por ejemplo bebiendo un vaso de agua o zumo de frutas diluido no demasiado fríos en ayunas al levantarse.

      – Ejercicio de elevada intensidad

      – Tipo de deporte (balanceo y desplazamiento de órganos abdominales): marcha > carrera > ciclismo > natación > patinaje > remo

      – Comida previa alta en proteínas o grasas; excesiva en fibra; presencia de cafeína

      – Bebida pre o percompeticional con excesiva concentración de azúcares o sales

      – Deshidratación

      – Sobreentrenamiento o falta de entrenamiento

      – Sexo femenino (especialmente en el período perimenstrual)

      – Edades juveniles

      – Estrés competitivo y emocional

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      La frecuente diarrea del deportista puede explicarse por causas muy diversas, como son los errores en la concepción de la dieta, la tensión nerviosa, los cambios bruscos en la composición y características de los alimentos, las modificaciones ambientales importantes, producto de viajes o del “jet lag” (conocido también como “cambio de aguas”), así como procesos infecciosos bacterianos o víricos responsables de epidemias de este tipo especialmente en el caso de deportistas sobreentrenados con cierto nivel de inmu-nodeficiencia. En estos casos es decisivo un buen interrogatorio del deportista, puesto que son muchos los factores alimentarios implicados. Por ejemplo, algunos aditivos alimentarios, o bien ingredientes de golosinas sin azúcar como xilitol o sorbitol, usados como edulcorantes, pueden producir la mencionada diarrea.

      En general, un uso juicioso de la fibra, junto a un correcto seguimiento de las normas higiénico-dietéticas, solventan estos problemas; sin embargo, en ocasiones es preciso recurrir al auxilio del médico y, en caso de persistir, al especialista.